16. Roundtable Rival

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Rey no recordaba la última vez que había estado rodeada de tanta gente: ni siquiera cuando había vuelto con la Resistencia tras la batalla de Exegol se había dado tal congregación. O quizás los nervios la estaban confundiendo.

Rose y ella caminaban delante: tras ellas, Ben Solo, con la expresión de piedra y esposado, e inmediatemente seguido por dos guardias propuestas por Maz Kanata armadas con pistolas bláster. Estaban visiblemente tensas y eso la hacía sentir enfadada. Había pasado media hora explicándoles que no había nada que temer.

La multitud abría un pasillo para que llegaran hasta los hangares. Las emociones se mezclaban en todas las caras: el miedo, el asco, la incredulidad, en algunas, incluso fascinación. Rey se aferraba especialmente a estos últimos, buscando la esperanza entre aquella locura.

Como si hubiera olvidado que él también formaba parte de la Resistencia, encontró el rosto de Finn por sorpresa entre toda la gente, y trató de evitar mostrar cualquier signo de impresión. De algún modo él también parecía enfadado, y Rey comprendió que simplemente no esperaba aquel nivel de honestidad de Ben. Le odiaba. Quería verle caer, no redimirse ante los ojos de todos.

Los murmullos comenzaban a molestar a Rose, que había tratado de asegurar a todo el grupo que las cosas saldrían bien. Contar con la calma de Poe era su mejor baza, a todo el mundo le importaba la opinión del piloto más popular de la Resistencia.

Maz Kanata les esperaba para darles paso a una estancia donde los altos cargos se reunían. Había prometido que una buena parte de ellos eran seguidores de Leia, lo cual podía jugar a su favor. La anciana dirigió una mirada enfadada al público general, y se dirigió a ellos mientras el grupo pasaba adentro.

—¿Es que de pronto nadie tiene nada que hacer, o qué? —vociferó.

Aquello disipó parte de la multitud, pero la mayoría, especialmente las filas de atrás, no se movieron. Maz desistió, al fin y al cabo ella sí que tenía algo importante que hacer.

Ben se sentó en el centro de la sala, aislado del resto de sillas que formaban un semicírculo. Lando, Maz y Poe formaban parte del improvisado jurado, y en el último momento entró también Finn con una dura mirada. Demasiadas caras nuevas para lo que le hubiera gustado a Rey podían verse ocupar los asientos.

Ella permaneció de pie, junto a Ben, mientras todos terminaban de ocupar su asiento. Maz arrugó un poco la expresión al verla tomar aquella actitud, pero desistió rápidamente.

—Bueno, ¿estamos todos ya? —preguntó Lando, recorriendo la estancia con la vista.

—Sí —le respondió la diminuta anciana—. Chewbacca finalmente no ha podido venir. Está en mitad de un asunto complicado.

Rey inspiró hondo al escuchar aquello, sabiendo que su peludo amigo también habría resultado un gran aliado en aquella situación. Sabía que él también seguía creyendo en Ben.

—Rey, ¿quieres comenzar tú? —la invitó Maz.

Ella asintió, sabiendo que tenía que mostrarse tranquila para resultar creíble.

—Desde la batalla de Exegol algo no ha terminado de encajarme —comenzó—. Ahora sé por qué. Al contrario de lo que creía, Ben Solo no murió allí abajo al salvarme la vida a mí. Yo... —titubeó— lo sentí a través de la Fuerza.

Soltó aquello tratando de usarlo como baza a su favor, sabiendo que muchas de las personas que tenía delante no cuestionarían nada que tuviera que ver con las místicas leyendas que adoraban, y en el fondo tampoco era ninguna mentira.

Finn arrugó la cara.

—Volví hasta Ahch To, donde parece existir una especie de... Portal que conecta varios mundos, entre ellos Exegol. Allí encontré a Ben.

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