8. Take Flight

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—¡Rey! ¡Espera un momento!

Ella no se detuvo, como si sintiera que iba a perder aquella sensación otra vez. Y no podía dejar que eso ocurriera.

—¡REY! —Rose se colocó frente a ella, bloqueándole el paso— ¿Qué diantres estás haciendo?

—He sentido a Ben —contestó sin pensárselo dos veces—. Ben está aquí.

Rose suspiró, tratando de encontrar la forma de decir que aquello era absurdo sin perder el tacto.

—Pero...

—No, no, tú no lo entiendes... Hay un lugar aquí, una cueva... La otra vez me mostró algo, ¡era importante!

Sabía que si decía más de la cuenta, su amiga no la dejaría marchar. No debía mencionar nada sobre el Lado Oscuro. Pero la intuición de Rose era muy buena.

—Esto... No me gusta nada, Rey. ¿Pisamos este sitio y enseguida tienes la sensación de que Ben está aquí? ¿No resulta muy conveniente? ¿No es...? —vaciló, buscando palabras más suaves— ¿No es acaso justo lo que deseas...?

La joven jedi sintió cómo la garganta se le anudaba. No quería seguir escuchando a Rose. Se aferró aún más a la presencia de Ben, comprobando una vez más su percepción.

—Tienes que dejarme ir. Estoy segura de que es él... Esto no es como los sueños que he tenido. ¡Quizás él también me percibe a mí!

El rostro de su amiga se esforzaba por disimular el recelo. Y probablemente aquella actitud era la más prudente, pero... Seguía sin ser lo que quería.

—Rey... Leia te advirtió de que aún existen usuarios del Lado Oscuro en la Galaxia. No soy una jedi, pero he oído lo suficiente sobre la Fuerza como para saber que los sith y las tentaciones peligrosas tienen mucho que ver.

Tenía razón. Pero no importaba.

—Rose —dijo, esforzándose porque su voz no se quebrara—. Sé que esto tiene mala pinta, pero necesito que confíes en mí. Tengo un buen presentimiento.

Durante unos largos segundos, se miraron a los ojos con tensión. En el fondo, Rey no podía estar completamente segura de lo que iba a hacer, y si salía mal, traicionaría la confianza de la única persona con la que estaba verdaderamente cómoda en toda la Resistencia.

—Por favor... —insistió con un hilo de voz.

Finalmente, su amiga dejó caer los hombros suavemente y la miró con preocupación.

—De acuerdo... Pero dime dónde está la cueva. Si no vuelves en media hora, iré a buscarte.

—Está bien.

La joven jedi corrió tan rápido como le permitieron sus piernas, sin dejar de sentir la conexión con Ben Solo. Una pequeña duda la carcomía: si realmente era él, ¿por qué no obtenía una señal de vuelta? ¿Algo que indicara que él también sentía su presencia?

Sabía que Rose permanecería junto al fuego contando cada segundo, pero tenía que comprobar aquello, y tenía que comprobarlo sola o Rose vería la cueva y entendería al instante que el Lado Oscuro de la Fuerza era muy intenso entre sus paredes.

Llegó hasta ella casi sin aliento, pero no se paró a respirar. Nada más cruzar hacia dentro, sintió una fuerte presión que hizo que el aire le faltara aún más, y aún así, no se detuvo. Sabía hasta dónde tenía que llegar.

—Ben... Ben... ¡Ben!

Caminó hasta aquella pared de brillo oleoso y nublado, a pesar de que sentía que el agua también la llamaba. La primera vez había estado mucho más asustada. También había recibido una respuesta muy decepcionante. Una respuesta de soledad.

Star Wars Ex UmbraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora