14. Underground

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Ben retrocedió rápidamente hacia el interior de la nave ante la mirada furtiva de Maz Kanata, pero ya era tarde.

—Ahórratelo —dijo Finn, enfadado—. Ya te he visto.

Rey se acercó a él. Rose lo había sujetado por el brazo, pero ahora que todos se habían dado cuenta de su presencia, no tenía sentido tratar de huir.

—¿Qué haces aquí? —insistió la joven jedi.

Su amigo bufó y le dirigió una mirada cortante a la anciana.

—Lleva días tratando de espiarme, preguntándome a dónde voy y de dónde vengo y qué estoy haciendo. De pronto se va sin avisar a nadie y llega hasta uno de los lugares más innacesibles de los alrededores. Era obvio que tramaba algo. Lo que no me esperaba era que...

—¿Qué? —lo interrumpió Rey— ¿A qué viene esa cara de desprecio?

Fin tragó saliva.

—No sé cómo te lo has traído de entre los muertos —soltó—. De hecho, ni siquiera sé si alguna vez estuvo muerto de verdad y engañaste a todo el mundo para que él pudiera escapar tranquilamente.

Sus amigas lo miraron con la boca abierta. Maz Kanata se cruzó de brazos y suspiró. Ben  permaneció callado, atónito ante el cambio de actitud del ex-soldado.

—¿Cómo puedes decir algo así? —intervino Rose— Tú la viste nada más volver, estaba destrozada. Lo ha estado todo este tiempo. No ha parado de buscarle.

—No sé cómo puede ser, lo único que sé es que aquí todo el mundo tiene secretos —respondió Finn, apartándose de ella— ¿No es así, Rose?

La anciana se volvió hacia Rey.

—¿De qué habla? —preguntó, confusa.

La otra se encogió de hombros.

—No lo sé.

—¡Sí que lo sabes! —la cortó al instante su amigo— Os lo contáis todo, ¿creéis que soy idiota? Además, seguro que Rose, a diferencia de mí, está deseando convertirse en una jedi y ahora habéis montado entre todos el grupo de amigos perfecto.

La ingeniera se quedó sin habla. Miró a sus amigos y a Maz Kanata, incapaz de comenzar ella misma la explicación que le debían a esta última.

—Finn —intervino Rey—, esto no funciona como tú crees.

—Sabía que tarde o temprano me ibas a abandonar. Te largaste sin mí, después de todo, para recuperar a tu querido Kylo Ren, a pesar de todo el daño que le ha hecho a esta Galaxia, tú necesitabas tenerlo de vuelta. Porque tú, Rey, eres una persona egoísta —dijo Finn mientras su voz tropezaba en el nudo de su garganta—. Estás deseando tener una excusa para no ayudar a todas las personas sensibles a la Fuerza que empezarán a llegar cuando las aguas se calmen, ¿qué importa si eso vuelve a desatar el caos?

—¡ESO NO ES CIERTO! —gritó la jedi.

Las ramas de los árboles, las rocas y hasta el Halcón emitieron un ligero temblor. Ben se adelantó para ponerle una mano en el hombro a Rey, tratando de calmarla, y esto hizo que Finn lo mirara incluso con mayor repulsión. Pero él hizo caso omiso, y una vez notó que la respiración de la chica se calmaba, avanzó un poco más hacia el ex-soldado.

—Finn —pronunció su nombre de forma extraña, poco acostumbrado a aquel uso—. Aunque te parezca que las voces están contándote ahora mismo todas las verdades que querías conocer, no es así. Lo único que están haciendo es ponerte en contra de tus seres queridos.

Rose y Rey miraron al chico, sabiendo que se lo estaba jugando todo a una única carta muy arriesgada. La anciana observaba todo con un gesto prudente, con una calma que ninguno de ellos podía manejar aún.

Star Wars Ex UmbraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora