En otras circunstancias, una ducha y un desayuno copioso le hubieran levantado el ánimo fácilmente a la joven jedi, pero demasiado había sucedido la noche anterior. Dormir ya no se traducía en descansar, ni siquiera cuando no soñaba. Menos aún cuando no soñaba.
Se quedó sentada en el claro pedregoso después de terminar su comida, esperando a que Finn y Rose dieran con ella. No tenía ganas de hablar de lo sucedido, al menos aún no.
—¡Rey! —escuchó la alegre voz de su amiga detrás de ella.
Se giró y trató de esbozar una sonrisa, pero a Rose se le escapó una mirada de horror.
—Caray... ¿Has dormido mal?
—He dormido poco —concluyó—. No tengo ganas de contarlo ahora.
—De acuerdo... ¿Has desayunado?
Rey asintió, y de pronto recordó que ya tenían planes para aquella mañana.
—Oye... ¿Dónde decías que iba a estar Yei-Yei hoy?
Una pérfida y divertida sonrisa se dibujó en la cara de la ingeniera, que la invitó a ir con ella con un sencillo gesto. Llevar a cabo aquella pequeña maquinación ya estaba comenzando a levantarle el ánimo a Rey, que se levantó con genuino gusto tras su amiga.
Caminaron hacia el hangar, dirigiéndose hacia una nave donde bullía la actividad. Rose parecía muy segura de dónde debía buscar a aquel tipo. Pasaron delante de trabajadores de todo tipo: soldaban, desacoplaban piezas, las reemplazaban o reparaban las que habían sido retiradas. Dentro de la nave también había labores de limpieza intensivas, y el único lugar que ya lucía reluciente era uno de los camarotes.
Rose le hizo un gesto a su amiga antes de entrar, indicándole que ella pasaría delante, y Rey asintió. Su superior estaba sentado a una mesa que proyectaba un holograma y lo miraba, profundamente abstraído. Yei-Yei era humano, llevaba el pelo corto y oscuro y unas gafas de aviador sobre la frente a modo de felpa. Lucían completamente relucientes, al igual que el resto de su atuendo.
Tardó un instante en reparar en ellas dos, sin mucho entusiasmo.
—Vaya, Rose... —dijo con tono aburrido— Hoy llegas más tarde de lo habitual. ¿Sabes? Sin ti el trabajo avanza muy lento.
—Ya, bueno, venía a hablar contigo de algo importante.
—¿Sobre la reparación de los motores? El hiperpropulsor...
—No —lo cortó—. No más motores, capitán Yei-Yei.
El aludido esbozó una sonrisa confusa y dirigió un rápido vistazo a Rey, que no se inmutó.
—¿Q-qué? Vamos, Rose, te necesitamos ahí abajo...
—Sabe que en una de las misiones mi ayuda podría haber dado un resultado completamente distinto del que obtuvimos, y aún así me mantuvo en la nave —continuó la ingeniera, con el semblante firme—. No lo toleraré más, por dignidad y porque está haciendo peligrar la efectividad de las misiones.
Era evidente que aquel tipo no estaba para nada acostumbrado a que alguien le hablara en aquel tono, porque su expresión facial se endureció rápidamente mientras se inclinaba hacia delante en su asiento.
—Rose, soy el oficial al mando y aquí se hace lo que yo considere más adecuado para la integridad de las misiones...
Rey puso los ojos en blanco. Ya había visto lo suficiente. Dio un paso al frente e hizo un suave gesto con la mano.
—Rose tiene razón —le dijo al capitán—. Su presencia en las misiones de campo puede resultar muy provechosa.
Yei-Yei quedó mesmerizado al momento.
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Star Wars Ex Umbra
FanficADVERTENCIA: este fanfic contiene spoilers de "Star Wars: El Ascenso de Skywalker" y se sitúa tras los acontecimientos de la película. Si aún no la has visto, deja de leer aquí. Tras el fin de la guerra, Rey tiene la sensación de que Ben no se ha id...