Primer golpe

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- Avancemos con cuidado.
Dijo Will mientras tocaba con cuidado la tierra calcinada que el demonio había dejado atrás, todavía humeante.

- Si los jefes vienen de uno en uno será sencillo acabar con ellos. No importa lo fuertes que sean, somos un grupo poderoso.
Dijo Midari.

Rábil y Kryp se miraron el uno al otro, ambos pensaban lo mismo.
Dwalla se adelantó y fue ella la que corrigió a Midari.

- Hay dos o tres demonios al mando, como dijo Rábil.

- Pues eso, si acabamos con él quedarán a lo sumo uno o dos más, ¿no?

Dwalla siguió andando.
Tras unos segundos Midari lo comprendió.

- No me digas que ese demonio ni siquiera era uno de los jefes.

- No creo que lo fuera.
Dijo Will.

- Pero es capaz de anular la magia, ese poder me anula totalmente como maga.

- Nadie dijo que esto fuera a ser fácil, Midari.
Dijo Kryp, tocándole el hombro a Midari y adelantándose en el camino.

- No será fácil pero triunfaremos.
Dijo Tarso, animando al grupo.

El grupo siguió avanzando, en silencio hasta que la oscuridad empezó a bañar la tierra. Dwalla fue la primera en notarlo y sugirió acampar en el descampado más cercano.

En cuanto el grupo estuvo listo, todos se acostaron alrededor de un fuego.

- Puedo hacer la primera guardia otra vez.
Dijo Will.

- No tengo muchas ganas de dormir.
Dijo Midari mientras arrancaba una pata del lagarto asado que estaban comiendo.

- Es más sencillo dormir cuando despejas tu mente de lo que te estresa.
Dijo Suura.

- ¿Qué propones?
Dijo Talok, mientras se rascaba la barriga y miraba hacia las estrellas.

- Puedo contaros mi historia.

Algunos de los presentes asintieron y el hada comenzó su historia.

- Desde que nací quise dedicar mi vida a ayudar y proteger a los demás, especialmente a aquellos que no pueden defenderse.

- Esa historia me suena.
Dijo Tarso, esbozando una sonrisa.

- Casi todos los que nos dedicamos a apoyar a nuestros compañeros tenemos comienzos similares.
Le contestó Suura.

- En mi familia casi todas las hadas son sacerdotisas por tradición. Cuidamos nuestro bosque, mantenemos a raya a las bestias salvajes y a los posibles peligros que quieran dañar de alguna forma al bosque y a nuestra gente.

- El bosque de las hadas, debe ser un lugar increíble.
Pensó Midari en voz alta.

- No debería decirlo pero la vida es un precio pequeño a pagar por descubrir o siquiera rozar el secreto que esconde nuestro bosque desde los albores de nuestra raza.

- Y también debe ser un precio pequeño a pagar por protegerlo.
Dijo Rábil.

- En efecto. Durante la selección, mi prima Voret intentó unirse al grupo pero supongo que yo fui más fuerte. No lo hice por mí, lo hice por ella.
Ella es más pequeña que yo y no quisiera que tuviera la más mínima posibilidad de morir aquí.

- Te preocupas mucho por los tuyos, Suura. Es admirable.
Dijo Kryp.

- El mundo entero confía en nosotros. Devolvámosles ese gesto con otro, el de regresar todos juntos.
Dijo Tarso.

Cazadores de demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora