La mueca del ser larguirucho cambió por completo, ladeó ligeramente la cabeza de forma brusca, provocando el crujido de sus propios huesos.
Algo similar a una sonrisa, apenas visible a causa de la poca piel que cubría las proximidades de su boca, provocaba náuseas con solo verla.
Primero movió un pie, temblando ligeramente. Luego movió el otro y, arrastrando los brazos, se quedó encorvado, aún estaba lejos de Talok pero pese a solo haberse movido un paso el ambiente entero cambió.
- Es demasiado raro. Debe estar preparando algún tipo de ataque.
Dijo Rábil, mientras se volvía invisible para enfrentar a los demonios que se aproximaban.El demonio grande se acercaba a Kryp a paso ligero. Era por lo menos tan grande como Talok. Kryp no era mucho más grande que su antebrazo.
- No puedo evitar preguntarme cómo habéis llegado hasta aquí. Que hayan tenido que llamarlo a él...
Dijo el demonio, dirigiendo su mirada al monstruo delgado y grotesco.- Tu reto soy yo. No creas que vas a pasar por encima de mí.
Dijo el ursoc, trazando una línea recta perfecta en la tierra ante él con un movimiento de su bastón.- Los cinco moriréis hoy aquí. Incluso si yo caigo es imposible que derrotéis a Gyakko.
Replicó el demonio.- ¡IIIIIIIAAAAAAAAAAAAAAAGHK!
Este grito fue demasiado fuerte. Tan fuerte que varios de los demonios cercanos al monstruo delgado cayeron desplomados. Les salía sangre por las orejas.Kryp tuvo suerte de estar un poco más lejos, pero el resto del grupo...
- ¿Midari, estás bien?
Dijo Dwalla, preocupada mientras se tapaba los oídos. Sus manos estaban llenas de sangre.El gritó les había reventado los tímpanos a todo el grupo excepto a Kryp y Rábil.
Midari no respondía, se había puesto en cuclillas y se tapaba los oídos.
Rábil se hizo visible y le puso una mano encima a cada una. El hombre lagarto apenas sangraba.
- Nuestros oídos son mejores que los vuestros. Recuperaos, me toca cubriros.
Dijo Rábil. El asesino acompañó sus palabras con gestos, señaló sus oídos, las cavidades huecas propias de los reptiles y los hombres lagarto, para que vieran que no estaban en tan mal estado.Dwalla asintió.
Tras eso, Rábil fue a a pelear, volviéndose invisible de nuevo.
Midari poco a poco abrió los ojos y Dwalla la guió a su lado y le indicó que se sentara.
Dwalla cerró los ojos y adoptó una posición adecuada para meditar. Un manáfago se aproximó muchísimo a ella. Midari disparó una flecha hacia él lo más rápido que pudo, pero el doble de luz de Dwalla se adelantó, haciendo que la flecha fallara por poco, ya que envió al manáfago a varios metros de distancia por el aire.- ¿Cómo?
Dijo Midari, confusa.Dwalla puso su mano sobre la cara de Midari sin moverse ni un poco, luego, la bajó hasta la altura de su nariz, indicándole que cerrara los ojos.
Midari estaba extrañada pero siguió las indicaciones de su compañera. Ninguna de las dos oía nada, pero los choques del acero entre los dos bandos empezaban a resonar.
- ¿Gyakko?
Dijo Talok quitándose la sangre de las orejas rápidamente.- Sanas...
Dijo el delgado ser, Gyakko. La voz sonaba apagada y débil. El tono indicaba sorpresa y a la vez alegría.- Soy un troll. Es nuestro distintivo como raza.
Los tímpanos de Talok no habían sanado por completo, pero sí lo justo para pelear sin problemas.- No puedes sanar. No podrás sanar. Ven a mí.
Gyakko elevó su mano derecha, poniendo el hacha por encima de su hombro, de la misma forma que Talok lo hacía con su garrote. Con la otra mano, usó el dedo índice para indicar al troll que se le acercara.Talok respondió al desafío frunciendo el ceño y acercándose a Gyakko.
- Siete, seis, cinco...
Talok no sabía mucho de medidas, pero calculó más o menos la distancia entre él y Gyakko.- ... cuatro...
El dedo índice de la mano izquierda de Talok desapareció desde la punta a la segunda falange completa.
Talok no fue capaz de ver nada, no obstante, el troll había sido extremadamente precavido. El enorme troll estaba quieto, se había detenido justo antes de estar a lo que él supuso que eran cuatro metros de distancia de Gyakko.El monstruo lo miraba intrigado. El troll estaba quieto, observando su medio dedo. La herida no tenía una, sino muchas marcas, el músculo, la piel y el hueso presentaban marcas muy similares a las de los cadáveres que examinaron con anterioridad.
- Cuatro metros... No puedo acercarme a menos de esa distancia o usarás tus hachas de una forma que todavía no comprendo para acabar conmigo.
Gyakko estaba totalmente quieto. Como si fuera una estatua.
- Podrías moverte y atacarme pero decides estar quiero sin moverte pese a tener un poder tan fuerte como ese.
- Si te acercas no sufrirás. La muerte no tiene por qué ser dolorosa.
Dijo Gyakko, dando una vuelta completa a su cabeza y regresando a su posición inicial con un crujido tan horrendo como él mismo.- No me interesan las ofertas de un ser como tú. La muerte llegará a mí, pero desde luego no será como tú quieres.
Espetó el troll, desafiante.- De rodillas... suplicando clemencia. De hecho, me aseguraré de que todos te vean morir. Les arrancaré las piernas y los párpados a tus amigos para que no puedan evitar ver cómo desapareces ante mi.
El eco afónico de la voz de Gyakko sugería a cualquiera con dos dedos de frente que no estaba enfrentando a algo normal, que todo ser viviente debía alejarse de aquel ser.De pronto, unas nubes ocultaron el sol. No era de noche, pero desde luego lo parecía. Aquella oscuridad no era algo normal.
Mientras tanto, Kryp había empezado su combate con el demonio de gran tamaño.
- No puedes vencer este combate, monje.
El demonio lanzó una enorme llamarada por su boca, tratando de alcanzar a Kryp.En cuanto el humo se fue disipando, la silueta de Kryp se hizo cada vez más visible, hasta que salió de la humareda pegando un enorme salto hacia el demonio.
- Resistes todo cuanto te lanzan.
Esta frase fue acompañada de otra buena bocanada de fuego.Kryp lo disipó moviendo su bastón como si fuera un molinillo a gran velocidad.
- Incluso mi fuego parece no ser un rival digno para ti.
El demonio le dio dos zarpazos a Kryp, pero el monje se escabulló hábilmente saltando sobre su rival, retrocediendo de un salto hacia atrás.- Todo el tiempo que ganes es en vano. No posees la fuerza suficiente para derrotarme.
De nuevo, el demonio siguió atacando, con llamaradas y zarpazos.- Aún no.
Kryp respondió a los ataques esquivando todos y cada uno de ellos, sirviéndose de todo su cuerpo, a veces, evadiéndolos por completo y otras, deteniéndolos con el bastón, sus brazos o sus piernas.El demonio detuvo sus ataques. Kryp también paró y retrocedió de un salto.
- Mi nombre es Lirk, y mi poder es golpear más fuerte cuanto más tiempo estoy en un combate. No sé si entiendes la situación Kryp, pero contra mí no puedes ganar tiempo. El tiempo es tu enemigo.

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Cazadores de demonios
AdventureHace décadas una raza con una fuerza imponente se erigió sobre todas las demás y empezó a esclavizar a toda forma de vida. Esa raza no era otra que la raza demoníaca. Los esclavos nutrían a los demonios con su miedo y su odio, engrosando los ejércit...