Verdadera visión

8 1 2
                                    

- Estoy contigo...
Dijo una voz familiar en la cabeza de Midari.

Midari se encontraba en un lugar casi idéntico al que estaba antes de cerrar los ojos. Pero el sol brillaba con gran fuerza. No había ni rastro de las nubes que habían cubierto el sol.

- ...Midari, mira a tu alrededor.
Continuó la voz.

Midari obedeció y miró a su alrededor. A unos pocos metros estaba sentada Dwalla, meditando. En la tierra, Midari pudo ver ondas, ondas que reflejaban el movimiento de los demonios que se les acercaban.
El clon de luz de Dwalla acababa con ellos a base de puñetazos y poderosas llaves.

- Siéntate conmigo.
Dwalla invitó a Midari sentarse a su lado.

- ¿Dónde estamos?
Preguntó Midari tras sentarse a su lado.

- Estamos en mi mente. Realmente es un puente entre nuestras dos mentes, pero tú no tienes práctica con estas cosas, así que soy yo la que domina este lugar.

- ¿Así es como los ves?
Preguntó Midari, observando las ondas, los sonidos que le daban pistas a Dwalla de dónde estaban sus enemigos.

- Sus movimientos y los sonidos que hacen son lo que más me ayuda a identificarlos y derrotarlos. Así veo yo el mundo. También percibo las sombras con claridad, eso también me ayuda a ver.
Dwalla abrió los ojos y los dirigió hacia Midari.

El arco de Midari apareció en sus manos. La humana pudo lanzar varias flechas y matar a algunos de los demonios que se aproximaban.

Midari estuvo a punto de disparar a una de las ondas que se aproximaban, pero Dwalla puso la mano delante.

- Ese es Rábil. Tiene una forma particular de andar, como tiene cola, tiende a usarla para equilibrar su posición. Es por eso que descarga más peso en una de sus piernas.

Midari la miró, sonriendo.

- Suele alternar.
Dwalla también sonrió.

- Desde aquí puedes verlo todo, sin verlo.
Dijo Midari, bajando el arco.

- Sí. ¿Qué hay de ti?

- ¿Yo?

- Esta también es tu mente. Muéstrame lo que ves.

Midari se concentró. Los sonidos de los corazones y de los pensamientos de los demonios empezaron a sonar en su mente.

- No te preocupes, no son reales. Es lo que tu mente quiere que veas.

- ¿De qué me sirve pensar en el latir de sus corazones o escuchar pensamientos que mi propia mente crea?

- Tú los ves así. Cabeza y corazón. Son los lugares a los que disparas tus flechas. Para ti solo son eso. Cuando yo acabo con un enemigo, éste deja de moverse. Tu mente lo que busca es callar esos pensamientos y detener esos corazones.

- Hermosa forma de decir que quiero matarlos.

Dwalla se concentró un momento en derrotar a un par de demonios cercanos usando el dominio de la tierra brevemente, pulverizando a sus rivales con una ráfaga de pequeñas rocas.

- Midari, en este estado de meditación no dañarás tu cuerpo tanto como lo harías en el mundo real. Tus brazos disparan flechas pero el daño por la fatiga es mínimo.

- ¿Tú siempre estás en este estado?

- Combino el mundo real con esto. Es mi forma de vivir, mi forma de ver. Si pierdo mi concentración me quedo realmente ciega.

- Ya veo. ¿Tendremos que estar aquí siempre ahora que no podemos oír?

- No. Concéntrate y escucharás cada vez mejor. Esos latidos, esos pensamientos vas a escucharlos cada vez con más claridad. Tus oídos sanarán, te lo garantizo.

Cazadores de demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora