Arakar

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El demonio Arakar parecía divertirse con aquella situación.

- Quién hubiera dicho que todavía podíais divertirnos un poco más.
Se relamió Arakar.

- Maldito monstruo...
Midari le lanzó tres flechas más a Arakar, pero éste las esquivó.

- Voy a enfrentarme a ambas a la vez supongo.
Dijo Arakar, andando hacia las dos chicas.

- No.
Corrigió Dwalla, secándose las lágrimas con el brazo.

- Dwalla, deja que te ayude, este malnacido va a pagar...

- No, Midari.
Dwalla se acercó a Arakar.

- Pero Dwalla... Yo...

- Te juro que en estos momentos lo que sientes no es muy diferente de lo que yo siento, Midari.
Dwalla se giró hacia Midari.

- Es por eso que...

- Confía en mí. Voy a matar a ese bastardo y vamos a ganar esta guerra.

- Hablas muy convencida, Dwalla. Debes saber que Arakar no es como el resto. Él no es un demonio corriente.
Dijo Dakem, sentándose a disfrutar del combate.

- Arakar. Tú y yo, uno contra uno. Si me matas, no hace falta que lo diga, pero Lokran es tuyo.

- Hablas como si conocieras mi poder. ¿Acaso lo conoces?

- Me hago una idea. Seguro que lo descubriré luchando.

Dwalla invocó a su clon de luz y allanó el terreno con su control de la tierra.

- Midari.
Dijo Arakar, dirigiendo su mirada a la cazadora.

- Si interrumpes el combate, lanzas una sola flecha o haces cualquier cosa que me moleste voy a matarte.
La tranquilidad con la que Arakar dijo esto hizo que a Midari se le hiciera un nudo en el estómago.

Rábil había muerto y Midari ni siquiera había tenido tiempo suficiente para sentir ira o tristeza. No había asimilado el momento del todo. Solo sabía que la única amiga que le quedaba iba a enfrentarse al monstruo más terrorífico que había visto jamás.

- Midari, haz lo que dice. Descansa. El combate que sigue a este es el decisivo.

- Estoy de acuerdo chica, si Midari no me mata es como tú dijiste, Lokran será nuestro.
Dijo Arakar, seguro de su victoria en el combate contra Dwalla.

- Hazlo por mí Midari. Quiero que me veas combatir. Vacía tu mente. Olvida todo lo que acaba de pasar.

Casi instintivamente, Midari le hizo caso a Dwalla. El trauma de perder a casi todos sus compañeros unido al agotamiento físico y mental estaban causando mella en Midari. Cicatrices físicas y psicológicas que no cerraban por más que Midari lo deseara.

Midari solo asintió.
La mirada de la humana estaba vacía. Cualquiera diría que la humanidad de Midari había desaparecido y sólo quedaba un despojo pálido y sin voluntad. Su mente estaba totalmente en blanco.

- ¿Empiezo yo?
Preguntó Arakar, mientras estiraba un poco los brazos.

- Como gustes.
Respondió Dwalla, con todo su cuerpo orientado al demonio.

Arakar le dedicó una media sonrisa a la chica y comenzó a andar hacia ella.

A una distancia de unos diez metros, Arakar golpeó el suelo, causando un temblor para desestabilizar a Dwalla, pero la chica saltó junto con su clon de luz.

- Buen movimiento.
Arakar se relamió y en un segundo recorrió los diez metros para situarse bajo Dwalla.

Dwalla había podido sentir el desplazamiento de Arakar pese a lo increíblemente veloz que había sido.

Cazadores de demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora