Los días pasaban, los demonios estaban tardando mucho en atacar de nuevo.
El grupo continuaba cerca de la montaña, recuperándose de las heridas físicas y psicológicas que los demonios habían abierto.Midari practicaba con el arco a todas horas. Solo descansaba para comer y dormir.
Dos flechas mágicas pasaron a apenas unos centímetros de distancia de los ojos de Talok e impactaron limpiamente sobre unas dianas dibujadas en unos árboles.
- Mierda...
Dijo Midari.- Las dos han acertado.
Dijo el rey troll mientras comprobaba que todo en su cara seguía en su sitio.- La del árbol de la izquierda ha fallado.
Dijo Midari, señalando a la flecha.Kryp se acercó a la flecha y comprobó que esta estaba alejada del centro medio centímetro.
- Dwalla.
Dijo Kryp.Dwalla había sentido el impacto de la flecha y sabía que eso no podía considerarse un fallo.
- Ha sido una de las mejores magas de este mundo, es normal que se tome esto tan en serio.
Dijo Dwalla, sin dejar de meditar.- Sus ojos se han adaptado a su nueva arma. Antes le bastaba con rozar a sus rivales con esos poderosos hechizos de área, pero ahora es capaz de ver los milímetros de diferencia a cien metros de distancia.
Dijo el monje, arrancando la flecha y viendo como esta se deshacía en su mano.- Maestro, tú también te has dado cuenta del cambio en su mente, ¿verdad?
Dos nuevas flechas impactaron en las dianas, esta vez, ambos tiros eran absolutamente perfectos.
- No podemos culparla por dejarse llevar por la ira en su situación. Si llegado el momento la ira se vuelve un problema, actuaremos.
- Espero que tengas razón, maestro.
Midari seguía lanzando flechas sin parar. Se alejaba más, buscaba ángulos cada vez más complicados y también tiros desde alturas diferentes.
- Todo esto está muy tranquilo, es como si quisieran que nos recuperáramos.
Dijo Rábil, apareciendo de la nada, empuñando una de sus dagas.- Yo también me he dado cuenta.
Dijo Kryp, sin girarse a ver al hombre lagarto.- Debemos estar preparados para lo que venga.
Dijo Rábil, volviéndose invisible y desapareciendo entre las sombras.Tarso cocinaba algunos conejos que Midari había cazado aquella mañana con algunas especias que Rábil guardaba en uno de los múltiples bolsillos de sus ropajes. El olor se esparcía por la montaña y bajaba hacia la nariz de sus compañeros con una presteza similar a las flechas de Midari.
- Huelo comida.
Dijo Talok sin pestañear.El troll fue a la montaña y subió a recibir un buen plato de aquel oloroso manjar.
- Midari, vamos a comer.
Dijo Kryp, acompañado por Dwalla.- De acuerdo.
Dijo Midari, continuando con su entrenamiento.- ¿No vienes?
Dijo Dwalla, deteniéndose un momento a su lado.- Luego iré. Primero debo mejorar con el arco.
- Haz lo que quieras, pero no te fuerces demasiado. Descansa el cuerpo y la mente de vez en cuando.
La monje alcanzó a su maestro y juntos subieron la montaña sirviéndose de la habilidad para controlar la tierra de Dwalla; la chica hizo unos cuantos peldaños para subir la montaña cómodamente.
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Cazadores de demonios
AventuraHace décadas una raza con una fuerza imponente se erigió sobre todas las demás y empezó a esclavizar a toda forma de vida. Esa raza no era otra que la raza demoníaca. Los esclavos nutrían a los demonios con su miedo y su odio, engrosando los ejércit...