Perder al amor de tu vida, te quiebra por completo...
Lo único que me mantiene de pie, es mi hija...
Pero ella acaba de llegar a mi vida a hacerme dudar y acabar con la poca cordura que me queda...
Necesito eliminar estos sentimientos, que me están...
Casi me da un infarto al entrar a mi cuarto, literalmente, Edward se encuentra sentado en mi cama con una foto mía en sus manos, al verme entrar me sonríe y deja la foto en su lugar. Mientras comienza a acercarse a mi, pero yo lo detengo a mitad del camino.
- Sabes si no fueras un vampiro y no fueras mi novio, por ahora, realmente me daría miedo que entraras así a mi habitación- digo separándome de el.
-Entre por la ventana, a demás debemos hablar- dice tomandome de ambas manos.
Me quedo callada, es más que obvio de lo que quiere hablar, que poco duro mi felicidad.
-No es necesario, Edward, creo que nunca...- Edward coloca uno de sus dedos en mis labios haciendo que me callé.
- Escúchame bien Ámbar, el hecho de que ahora parece que Bella está viva, no significa que ya no te amé- dice pasando una mano sobre mi rostro- Ella va a tener que dar muchas explicaciones, cuando regrese, pero... Pero... Eso no va a cambiar nada, sabes porque? Porque yo te Amo e hiciste que el dolor con el que había aprendido a vivir desapareciera.
No sé que decir, las lágrimas se comienzan a acumular en mis ojos, lo único que hago es tomarlo del cuello y darle un beso, un beso que se va a poniendo más y más intenso.
Edward se separa y toma un respiro, mientras sus ojos se tornan de un negro intenso.
- Oh! Por Dios que hice!? Tus...tus ojos- digo mientras Edward se ve al espejo, que esta detrás de él.
- Tengo qué cazar- dice restándole importancia- Nos vemos luego- dice mientras me da un beso en la frente y sale por la ventana.
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Me encuentro en el jardín trasero de mi casa, todos los jardines de Forks dan hacia el bosque, así que tengo muy buena vista. Mientras estoy escuchando música, me doy cuenta de que entre los arbustos sale un hombre, al verlo detalladamente doy por hecho de que es el tal Jacob.
Camina con una sonrisa burlona hacia a mi, no sé si correr o no, pero de hecho ya es tarde, se encuentra exactamente enfrente de mi. Decido ponerme de pie para no sentirme tan intimidada.
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Claro como si eso funcionará...
- Así que eres el nuevo juguete de Cullen, eh? - dice en torno de burla.
- Que quieres? - digo tratando de no temblar.
- Wow, saliste ruda- dice ríendose - Yo no tengo ningún problema contigo, sabes?, Digamos que te vengo a dar un consejo, te estás enfrentando a algo que no puedes controlar, ella no va a dejar que le quites su vida así de fácil.
- Y resulta que tú eres su perro mensajero?- digo con burla.
- Tal vez tengas razón- no era la respuesta que esperaba- A pesar de que soy un maldito chupasangre ahora, eso no quita que no me preocupe por la gente de este pueblo, y eso te incluye en el paquete. Si a ti te pasa algo... Ellos si acabarían con todos así como acabaron con mi tribu.
- A que te refieres con ellos? Te refieres a los Cullen- digo con preocupación.
- Los Cullen? No claro que no, me refiero a los cazadores, estás siendo protegida por uno de ellos, si yo, Bella o algún Cullen te hace algo, ellos empezarán con una masacre y la liderará el cazador que te protege- dice cruzando ambos brazos.
La leyenda de Ethan...
- Así que mejor alejate de los Cullen- Dice mientras se aleja y entra al bosque.
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