Ámbar...
La luz comienza a molestar en mis ojos, ocasionando que los abra, tardo un poco en acostumbrarme a la luz, pero cuando por fin lo hago me doy cuenta de que estoy en una enorme habitación en una cama de sábanas blancas.
¿ Donde diablos estoy? Lo único que recuerdo es haber tratado de abrir la puerta de mi habitación con los Volturis... Y a Matteo con los ojos color carmesí, ayudándome a escapar...
Matteo es un vampiro!...Me levanto de la habitación con mucho cuidado y camino hasta la puerta de cristal que me lleva a lo que parece ser otra habitación y me encuentro con Matteo el cual parece estar dormido.
Un momento los vampiros no duermen...
Tomo lo primero que veo, lo cual se trata de un pequeño cenicero y se lo lanzó en la cara, Matteo aún con los ojos cerrados lo toma con una mano y sonríe.
- Que agresividad, fiorellino- dice con burla en su rostro- ¿ Cómo te sientes?
- Matteo, ¿ Que demonios paso? Lo último que recuerdo es que me ayudaste a salir del palacio Volturi y...y..- Matteo se mueve en su lugar y sonríe.
- Mientras salíamos del palacio y caminabamos por los callejones de Volterra, te caiste y golpeaste la cabeza, te traje a un hotel y dormiste como una bebé- da un leve suspiro- supongo que tienes hambre, hay algo de ropa en un sofá frente a tu cama...
- Eres un vampiro- digo con un susurro, pero Matteo camina hacia a mí y me mira a los ojos.
- Eso no importaba ayer que escapamos de los Volturis, porque importaría ahora?- dice caminando hacia la salida- te espero afuera, necesitas comer algo fiorellino.
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Después de darme una ducha rápida y ponerme ropa cómoda, salgo y me encuentro con Matteo esperándome en el pasillo.
Ambos comenzamos a caminar, hasta salir del hotel y llegar a lo que parece ser una especie de restaurante. Matteo pide todo por mí ya que obviamente no se hablar italiano.
Después de unos largos minutos en silencio, Matteo comienza a hablar.
- Se que quieres regresar a Forks, pero por ahora no podemos el primer lugar donde te buscarán los Volturis es en el aeropuerto y te impedirán irte- dice mientras yo comienzo a comer.
- Gracias, por arriesgarte por mi... Por culpa mi abandonaste tu sueño- digo mientras Matteo simplemente sonríe.
- Ámbar no te das cuenta de que te has convertido en alguien importante para mi...- sus palabras provocan una rara sensación en mi- Perdón por lo que voy a hacer...- Matteo se acerca más a mi rostro hasta que nos encontramos a escasos centímetros uno del otro y comienza hablar, mientras un brillo de color azul aparece en sus ojo- Ámbar tú y yo vamos a salir, vamos a divertirnos un rato, ¿ No tienes problema con eso, cierto?
Sus palabras me hacen sentirme confundida, y durante unos segundos las palabras no salen de mi boca, hasta que por fin logró hablar.
- Si, me encantaría...- digo con una sonrisa
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Matteo...
Se que está mal que este manejando las cosas a mi beneficio, realmente lo sé, pero quiero estar cerca de Ámbar aunque sea un poco más, así que lo mejor que puedo hacer es llevarla a divertirse.
Ámbar y yo caminamos por algunos campos cerca de Volterra, mientras la veo sonreír de manera auténtica, realmente está disfrutando esto y yo también lo hago. Mientras seguimos caminando Ámbar comienza a recoger pequeñas flores y colocarselas en el cabello, mientras me da una pequeña sonrisa.
Después de un rato se acerca a mí y me toma de ambas manos mientras comienza a bailar y me pide que le siga el paso.
- Estas disfrutando esto, ¿ No es así?- digo mientras me tiró al pasto y Ámbar se recuesta junto a mi.
- Si realmente lo necesitaba- dice mientras cierra sus ojos, y yo simplemente me quedo viendo lo hermosa que es.
Ojalá todo se quedará así, no necesitaría nada más...
- Bueno, entonces el festival de la Luna Sangrienta te encantará- digo mientras levanto a Ámbar y comienzo a caminar con ella en mis manos.
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Luna de Sangre
FanfictionPerder al amor de tu vida, te quiebra por completo... Lo único que me mantiene de pie, es mi hija... Pero ella acaba de llegar a mi vida a hacerme dudar y acabar con la poca cordura que me queda... Necesito eliminar estos sentimientos, que me están...