Capitulo LII

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Ámbar...

Camino por el bosque mientras pequeños rayos de sol hacen que mi piel brille muy tenue.

A sido un día bastante extraño, realmente no recuerdo mucho de lo que he hecho el día de hoy. Hace tan solo una hora están en la sala de mi casa llorando sin razón alguna, o al menos eso creo yo.

Fiorelillo... Es una palabra que se repite en mi cabeza y cada vez que la pronunció siento una punzada en el pecho.

- Me alegra verte- las voz de Edward me sacan de mis pensamientos y me encuentro con el encima de la copa de un árbol, mirándome con un sonrisa.

- No... No es peligroso estar a esa altura- digo señalando lo con el dedo.

- Es una de las cosas que puedes hacer fácilmente en nuestro mundo- dice bajando de un salto y cayendo junto a mi

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- Es una de las cosas que puedes hacer fácilmente en nuestro mundo- dice bajando de un salto y cayendo junto a mi.

- Aún debo acostumbrarme a algunas cosas- digo comenzando a caminar, pero antes de que pueda seguir Edward me toma de la muñeca y me jala hacia él haciendo que quedemos uno frente a él otro.

- Aún debo acostumbrarme a algunas cosas- digo comenzando a caminar, pero antes de que pueda seguir Edward me toma de la muñeca y me jala hacia él haciendo que quedemos uno frente a él otro

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- Tus ojos... Tus ojos se están tomando café dorado... El carmesí está desapareciendo- dice tomando mi rostro entre sus manos y dándome una pequeña sonrisa.

- ¿Por... Por qué me...me miras así?- digo tartamudeando.

¡¿ Por qué estoy tartamudeando!?...

- Ámbar déjame verte unos segundos más... Para no extrañarte tanto- sus palabras me hacen olvidar el dolor que hace segundos sentía, me hace sentir protegida.

 Para no extrañarte tanto- sus palabras me hacen olvidar el dolor que hace segundos sentía, me hace sentir protegida

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Luna de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora