POV CAMILA
Mi nombre es Camila Cabello, tengo 33 años y soy maestra, me alegra tanto poder decirlo porque para conseguir ese título no saben todo lo que tuve que pasar.
Mis padres son los dueños de una cadena de hoteles de mucho renombre no sólo en Miami, sino en algunas partes del mundo, los "Paradise Inn". Cuando paso todo eso yo era muy pequeña, pero con el paso del tiempo era lógico que cómo la hija mayor de los Cabello, me viera involucrada en todo eso.
Mi responsabilidad era administrar y firmar todos los documentos necesarios, también era la encargada de todo el dinero que entraba y salía de ahí, designar una parte para mejoras de los hoteles y verificar que todo estuviera en perfecto orden.
Sin embargo, eso era algo que hacía por obligación y no porque lo quisiera así, desde pequeña mi padre decía que cuando creciera tendría que ser la dueña de todo y por ende, ser la responsable desde muy joven para conocer el negocio y que nadie se aprovechara de mi buen corazón porqué en todo negocio siempre habrá competencia, que es como un juego, pero no todos saben jugar honestamente y aceptar su derrota.
Con la edad de 14 años, tendría que haber ido de compras con mis amigas, salir al cine o simplemente ir al parque como cualquier adolescente normal, pero no todo podía ser así ya que después de clases mi padre me llevaba al hotel y me decía todo lo que debería hacer cuando creciera y yo observaba todo el movimiento que se hacía, siempre me pareció algo estresante y aburrido. Con el paso del tiempo me acostumbré, pero me sentía vacía.
De hecho, casi no tenía amigos porque esto de ser la "heredera" quitaba mucho tiempo e inclusive puedo decir que realmente nunca hice amigos, sólo hice dos que eran mis confidentes, Dinah que es muy graciosa y siempre me defendía de las personas que se llegaban a burlar de mi por no hablar muy bien el inglés, y aunque ella no me entendía completamente hacíamos de todo para que la otra pudiera entender nuestro idioma natal. La conozco desde muy pequeña, sus padres son de los mejores abogados que hay en Miami, por eso es lógico que tuviera buena estabilidad económica y asistiera a las mejores escuelas, ella siempre me sacaba una sonrisa cuando sentía que ya no podía con tanta presión por parte de mi padre, porque por parte de mi mamá las cosas eran más relajadas, gracias a ella podría decir que tuve niñez.
Dinah es como una hermana y le agradecía al universo, dios o a cualquier deidad que me la haya puesto en mi vida porque definitivamente ella me conocía perfectamente y hacia mi vida más divertida.
También estaba mi amiga Sandra, pero a ella la conocí en México, antes de venir a Los Estados Unidos y hacer un imperio (como muchos medios de comunicación decían) y me alegraba que hasta la fecha manteníamos contacto, a pesar de todos los kilómetros y horas de distancia nuestra amistad solo crecía y crecía. De vez en cuando ella venia para acá y yo era inmensamente feliz con mis amigas porqué con el tiempo le enseñe a Dinah un poco de español y así es como se comunicaba con Sandra. El idioma no siempre fue un impedimento para nosotras, lo cual adoro porque cuando mis amigas y yo estamos juntas, hacemos cualquier cosa que nos garanticé reír.
Y ahora llegó el momento de contarles sobre mis progenitores, Alejandro y Sinuhé. Mis padres se conocieron muy jóvenes y fue amor a primera vista, vivíamos en Cuba, de donde es mi mamá, pero desgraciadamente la situación allá no era la mejor y decidimos irnos al país natal de mi papá, mi hermoso México, pero la situación en lugar de mejorar empeoraba y fue cuando decidieron que nos iríamos a Estados Unidos.
Cuando llego el momento de irnos a otro país a mi papá no le dieron la Visa, por lo que mi mamá y yo nos tuvimos que ir sin él, afortunadamente llego con nosotras dos años después, se perdió un poco mi niñez pero eso pronto se arreglaría ya que después llego la persona más importante en mi vida, mi hermanita Sofia, la amo muchísimo. A esa edad ya había jurado que siempre la cuidaría porqué ella vino a alegrarme la vida un poco triste que tenía, ya no me sentía tan sola en casa y hasta ahora es uno de mis más grande tesoros.
Cuando llegamos a Estados Unidos mi mamá no encontraba empleo, pero con el paso del tiempo encontró trabajó de mesera.
Cuando por fin después de dos largos años mi papá pudo venir con nosotras, él y mi madre empezaron a juntar dinero, mi padre se reencontró con una persona que podría decirse que, gracias a él, tenemos todo lo que hoy tenemos. Su nombre es David y es amigo de mi papá desde que tengo memoria.
-Si quieres llegar a la luna, primero apunta a las estrellas -sentí como alguien se sentaba en el camastro de alado-.
-¿Qué? -giré mi cabeza a donde provenía esa voz.
-Si quieres llegar a la luna, primero apunta a las estrellas -era David, estaba recostado mirando el cielo igual que yo-.
-Buena frase, ¿De dónde la sacaste? -me giré de cuerpo completo para verlo mejor, recargando mi cabeza en una mano-.
-La leí por ahí – estaba muy concentrado mirando el cielo, al igual que yo lo estaba-.
-Pensé que estarías con papá.
-Lo estaba, pero te traje esto -finalmente me miró y estiró su chamarra hacia mí- creí que tendrías frío, ya es tarde -sonreí y acepté la prenda-.
-Gracias, ya iba a subir con ustedes.
-Sé que no te gusta estar en las oficinas, agradezco que hayas venido.
-Y yo agradezco que me hayas dado tu chamarra, lo más probable es que ya no la tengas de vuelta -me la puse enseguida-
-Bueno, así tendré una excusa para ir a tu casa y robarte esos pastelillos que tanto me gustan.
-No necesitas invitación para ir a la casa, ya lo sabes.
-Lo sé, es solo que... nada, olvídalo.
-Ay, vamos -lo alenté a hablar- termina tu frase.
-Solo no quiero ganarte en Monopoly -comencé a reír- trato de ser una buena persona y no ganarte, pero tú no cooperas. Menos mal que es un juego, porque si no, estarías en banca rota.
-El otro día te gané.
-Te dejé ganar.
-Claro que no, gané legalmente -hablé ofendida-
-No, no -movía la cabeza en negación- me diste mucho whiskey, eso afectó mi juego -solté una fuerte carcajada y él también empezó a reír- Exijo la revancha.
-Así que el señor David no acepta una derrota, eso no es muy maduro de tu parte.
-Mira quien lo dice, quien lloró porque no pudo asistir al concierto de Taylor Swift.
-Como sea, te gané.
-Por ahora diré que ganaste, pero exijo la revancha.
-Ya veremos, ya veremos -lo miré divertida- Anda, es mejor subir ahora porque no quiero que mi padre se ponga como loco si no ve a su socio -me levanté y estiré mi mano para que la tomará-.
-Tienes razón, en cualquier momento comenzará a marcarnos por teléfono.
-A veces me pregunto que haría mi padre sin ti, eres su mano derecha para absolutamente todo.
-En realidad lo soy, pero es porque soy genial.
-Lo eres, pero soy más genial que tú.
Entre empujones, risas y reclamos, es que llegamos a la oficina.
Mi padre y él se conocieron desde pequeños, pero por el empleo del papá de David se fueron de México y vinieron a los Estados Unidos, él se enteró de nosotros tres años después de que nos venimos y en seguida nos ofreció su ayuda.
Nos prestó una suma de dinero fuerte, pero con ese dinero pudimos arreglar los papeles de papá, asociarnos para hacer un hotel pequeño, se hizo un gran amigo de la familia y por ende Sofí y yo lo veíamos cómo un tío. Los bocetos de lo que ahora son el "Paradise Inn" los diseño mi mamá, que con un toque de elegancia se convirtió en un lugar cómodo, bonito, y acogedor. Actualmente es la fuente de empleo de muchas familias. Mi papá hizo hasta lo imposible para darle trabajo a muchas familias que estuvieron en la misma posición que nosotros hace muchos años, le dio un renombre y posicionamiento, que con el paso del tiempo les permitió expandirse, pero, sobre todo, fortalecer esa hermandad que había desde hace años.
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CARTAS INCONTABLES (Camren)
FanficY sí, era momento de admitir que me había enamorado de alguien que no debía, que era totalmente prohibido... Me enamoré de ella. Un gran agradecimiento a mi buena y querida amiga @Any-GarG por la hermosa portada, mil gracias por tu apoyo.