CAPITULO 60: BURBUJAS

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POV CAMILA

Como se lo prometí a Lauren, en cuanto me desperté le llamé para saber como había amanecido. Ella estaba aún dormida, pero por alguna razón mi instinto me dijo que le debía de llamar enseguida. Eran las 7:00 am y eso hice, afortunadamente me contestó a tiempo, porque tenía que presentar una exposición y se había desvelado, por eso no se levantó antes.

Puso el altavoz en lo que se vestía y se preparaba para salir, mientras yo le decía los planes que tenía el día de hoy y de vez en cuándo me hacía alguna pregunta. Sin embargo con todo el pesar del mundo nos tuvimos que despedir, pues ella llegaría tarde a sus clases y yo tenía que llevar a Mía a la escuela, así que salí de la cama y me di una ducha rápida.

-Buenos días, mami -escuché a mi hija, se había levantado antes y sin necesidad de despertarla, eso pasaba cada 84 años-

-Buenos días, amor -me acerqué, le di un abrazo y un beso en la frente para después vestirme, porqué justamente acababa de salir de bañarme- ¿Qué haces despierta? podías dormir un poco más... -me senté en una silla que tenía en frente de mi tocador para comenzar a arreglarme-

-Es que tengo dolor de estómago.

-¿Te hizo daño algo que comimos ayer?

-No, bueno es que me duele mucho y fui a vomitar. -me quedé pensando en la situación y lo mejor era que no fuera a la escuela-

-Si quieres nos podemos acostar un ratito y después podemos ver películas. Hablaré después con tu profesora para hacerle saber que te sientes mal.

-Esta bien -camino con pereza a mi cama y se subió para taparse con la manta-

-Iré a la cocina por algo de comer, ¿Quieres algo? -deje el peine en el tocador y me levante para acercarme a ella-

-Nou -hizo un puchero- me duele mucho -fruncí el ceño, Mía no es así-

-¿Dónde te duele exactamente? -me senté a un lado-

-Aquí -señalo un costado del estómago, miré a dónde llevo su manita y suspire, acaricie su frente y tenía temperatura, tal vez era el apéndice. Sofía tenía los mismos síntomas hace algunos años.

-Yo creo que lo mejor será que me esperes aquí, iré a cambiarme para llevarte al doctor.

-Nooo! No quiero ir, ya me siento mejor -puso ojos de tristeza-

-Sabes que no es así, señorita. No pasará nada, no te dejaré sola.

-¿Lo prometes? -me abrazo-

-Lo prometo -le devolví el abrazo y me levanté para vestirme, me puse lo primero que encontré-

Al cabo de 30 minutos ya estaba lista, Mía no podía caminar porque decía que le dolía mucho, así que le tuve que pedir al señor de recepción que me ayudará a bajarla porque por más que quisiera hacerlo yo misma, era una tarea muy difícil y casi imposible.

Bajamos rápidamente el elevador y Alan estaba en la entrada, quería llevarla yo misma en mi auto pero se dio cuenta que era un asunto delicado y enseguida se acercó para abrir la puerta de la camioneta y dejar que metieran a Mía.

-Buenos días, señorita Camila -miró preocupado a mi niña y cerró la puerta trasera, hizo un asentamiento de cabeza, dándole las gracias al señor que me ayudó a bajarla- ¿Dónde la llevo?

-Al hospital por favor, Mía se despertó con mucho dolor de estómago. Con decirte que no se molestó en apelar para ir al doctor- Alan se acercó y también me abrió la otra puerta para que fuera a un lado de mi hija, después la cerró y se subió al auto-

CARTAS INCONTABLES (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora