Camboy ; Kookmin |PAUSADA - EDICIÓN EN PROCESO|

30.

Dejó salir el humo de sus pulmones mientras veía las gotas resbalar por el cristal de la ventana, llovía a cántaros y hacía bastante frío, era uno de esos días en los que el pelinegro solía tener los ánimos por el suelo. Aunque llevaba días sintiéndose desanimado.

“Justo como una cita...”

No había parado de pensar en ese momento; dió la vuelta y se dirigió a su sofá y se sentó frustrado, trazando sus dedos por las hebras negruzcas que conformaban su cabello.

Por milésima vez, ¿Que estaba pasando?

Después de dos estresantes horas, Jimin estaba listo para irse de aquel infernal salón.

Se levantó de su silla y se dirigió primero al escritorio de su profesor para dejar la hoja de su examen antes de salir. Una vez afuera, sintió un alivio recorrerle todo el cuerpo.

“Al fin terminé todos mis exámenes, ¡Soy libre!”  pensó casi en lágrimas formando puños de victoria con sus manos.

Pero sin embargo estaba tan preocupado por no haberlo hecho bien que empezó a creer que le había ido mal. Sin embargo desechó esos pensamientos cuando sacó su celular y vió que ya era hora de ir a la facultad ya que había oído un anuncio para todos los estudiantes de que debían ir al finalizar sus exámenes.

Y por supuesto, en eventos como ese debía estar el presidente estudiantil.

Después del fin de semana que había pasado con Jungkook, no habían vuelto a hablar o lo había vuelto a ver. Aunque debido a que era periodo de exámenes ambos iban a estar muy ocupados.

Tampoco le había respondido los mensajes o devuelto las llamadas pero había estado transmitiendo normalmente. Antes podían verse al menos una vez a la semana, pero ya habían pasado tres semanas desde que se vieron por última vez, nunca habían pasado tanto tiempo sin verse.

Hace un rato que ya había llegado a la facultad, pero estaba más ocupado pensando en su sunbae y en por qué no hablaba con el.

—¡Hola a todos!— conocía esa voz, definitivamente conocía esa voz. Por lo que inmediatamente dirigió su mirada a la entrada del lugar, donde se aproximaba la sonrisa más hermosa que había visto en su vida y que amaba ver. —¿Qué tal les fué en los exámenes? Espero que bien.— preguntó en general el azabache, llamando la atención de todos los estudiantes ahí.

Jimin como siempre se había sonrojado.

—La razón por la que los llamé aquí a todos es porque pasado mañana es el aniversario de la universidad, lo que significa que a partir de hoy debemos hacer los preparativos, por ello cada grupo de diferentes semestres se escargará de preparar cosas en diferentes lugares que en un momento se los haré saber.— en ningún momento su voz se escuchó soberbia o malintencionada, se escuchaba amable como cada vez que habla con cualquier persona que no fuera Jimin.

—Esta vez la temática de la facultad será retro clásica de los 70s y 80s. Por eso, los alumnos elegidos para servir ese día deberán vestirse acorde a la temática.— Informaba una chica que estaba al lado de Jungkook. —Asegurense de traer una camisa blanca y pantalones vaqueros ese día, los accesorios están en camino pero lo que haremos hoy es preparar todos los adornos.—

Jungkook no hacía nada más que respirar y el corazón del pequeño rubio ya estaba más que acelerado, y eso que el azabache ni siquiera lo estaba viendo. ¿Será que su corazón latía así de fuerte porque tenían mucho tiempo sin verse?

Mientras más lo veía, más se sonrojaba y más quería gritarle a todo el mundo que lo amaba, que estaba completa y perdidamente enamorado de alguien como Jungkook. Quería gritar que aquel sunbae increíblemente guapo que estaba anunciando todo era quien se ponía celoso por él.

—Hey, los de primer y segundo semestre, ¡Escuchen bien!— habló Jackson, sobresaltando a Jimin. —Tenemos que comenzar a mover las cosas, síganme.— y todos los que pertenecían a esos semestres -incluyendo al rubio- se levantaron de sus lugares para ir detrás de Jackson.

Unos estaban quejándose de que recién terminaban los exámenes y ya los ponían a hacer más cosas, otros solo caminaban en silencio y a otros no les importaba. Jimin era de los que se sentía fastidiado, la verdad es que no le llamaba la atención ir a fiestas o a ese tipo de evento y mucho menos tomando en cuenta que iría a trabajar como voluntariado, estaría sólo. Pero el imaginarse a Jungkook usando ropa reto lo alentaba a hacer todas aquellas cosas molestas.

—Hey tu, Park Jimin, ve hacia ese lado.— señaló Jackson frenando el paso del rubio. —Lleva esto a la carpa del campus.— le entregó dos cajas que estaba seguro que pesaban más que el mismo, y para Jimin era más que difícil puesto que el no tenía nada de fuerza en los brazos.

Empezó a caminar con dificultad pero al pasar los minutos sus brazos empezaban a temblar y creía que perdería el equilibrio en cualquier momento.

“Dios, ¿Cómo me van a dar esta cosa tan pesada? Si tan solo alguien me ayudara, siento que mis brazos se van a... ¡Jungkook sunbae!”

Vió a Jungkook justo delante de él hablando con una chica, éste inmediatamente volteó su mirada en dirección a Jimin y fué caminando hacia él. Jimin se sentía tan aliviado de que Jungkook fuera a ayudarlo.

Pero eso no pasó, Jungkook desvió la mirada a los chicos que venían detrás de Jimin y caminó hacia ellos, pasando de largo al pequeño.

—Wow, eso debe ser bastante pesado, ¿No? les ayudaré un poco.—

Jimin volteó hacía atrás y vió como Jungkook ayudaba a esos chicos.

“Debías ayudarme a mi, sunbae...”

—Ten, lleva ésto también, novato, se nota que eres un debilucho.— ya era el colmo que Jackson había puesto otra caja encima de las dos que ya tenía.

—Ah, en algún momento moriré de cansancio.— habló Jimin para si mismo al terminar de dejar las últimas sillas y quedarse agachado unos segundos para retomar aire.

—Si, si, pueden dejar eso ahí.— escuchó la voz del pelinegro y subió rápidamente su mirada, encontrándose con una que ya lo estaba viendo.

—Sun-sunbae...— sonrió esperanzado hacía las orbes marrones que lo observaban. —¿Cómo te fué en los exáme...?—

Ni siquiera pudo terminar de hablar cuando Jungkook ya había dado la vuelta y caminó en dirección contraria, alejándose.

Jimin sintió como si el alma se le escapara del cuerpo.

“¿E-el de verdad me está ignorando? ¿Hice algo malo?”

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