40.

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—¡Sunbae!— Jimin podía ver a Jungkook caminando delante de él, mas éste no se detenía. —¡Jungkook sunbae...! Espera un minuto, por favor.— intentó apresurar su paso, pero de nuevo, Jungkook no se detenía. —Esperame, ¡por favor!— justo cuando estaba a punto de tomar su camisa, sintió como algo detenía sus pies, poco a poco el piso se hacía tan pegagoso que era imposible caminar, pero de alguna manera, solo el estaba siendo hundido. —¡¿Eh?! ¡Sunbae! ¡No me dejes...! Te lo suplico... No te vayas.— sus ojos se llenaban de lágrimas al ver que Jungkook no lo escuchaba. —¡Perdóname por lo que hice! ¡No lo volveré a hacer!—

Como por arte de magia, un chico apareció junto a el, tomó su mano y reposó su cabeza sobre su hombro, ambos empezaban a reír y Jimin solo podía ver como todo pasaba frente a sus ojos. Su cuerpo estaba siendo totalmente hundido por una pegostosa sustancia negra, empezaba a desesperarse y a gritar.

Pero las risas de aquellos dos se hacían cada vez más fuertes.

—¡Ah!— gritó Jimin, asustado y cubierto de sudor, apretaba su almohada como si no hubiese un mañana y pequeñas lágrimas escapaban de sus ojos. 

Miró a su al rededor y vió que ya había amanecido, sin embargo, las cortinas impedían que toda esa luz entrara a su apartamento. Tomó su teléfono de la mesa de noche junto a su cama y vió la hora, eran las siete y treinta.

Solo dormí dos horas...” pensó.

Hace casi dos semanas no dormía como debía, se desvelaba hasta el amanecer porque cada vez que dormía, volvía a tener esa fatigante pesadilla.

—¡Disculpe! ¿Que es esto? ¡Hágalo de nuevo! Pedí un café latte helado, pero aquí hay muchos granos de café tostado

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—¡Disculpe! ¿Que es esto? ¡Hágalo de nuevo! Pedí un café latte helado, pero aquí hay muchos granos de café tostado.— reclamó una chica indignada por lo que le habían entregado.

—¡Yo ordené un té verde pero en mi vaso solo hay agua!— agregó otro chico.

—¡Puagh! ¿Cuántas cucharadas de café expreso le pusieron a esto? ¡Está demasiado amargo! asqueroso.— y otra más se sumaba a la fila de reclamos por sus órdenes incorrectas.

—Lo lamento mucho a todos.— habló la cajera de aquel lugar, haciendo reverencias repetidas veces.— ¡Le haremos otro lo más pronto posible.— aseguró.

Inmediatamente se volteó hacia el encargado de preparar dichosos pedidos.

—JIMIN ¡¿QUE ESTAS HACIENDO?!— exclamó al rubio que parecía un zombie. —¡¿Acaso olvidaste todas las recetas o qué?! ¡Has estado trabajando aquí por mucho tiempo! ¿Que te está pasando ahora?—

—Ah... Lo siento, lo volveré a hacer...— fué lo único que respondió el rubio al voltear cansadamente hacia los dos empleados restantes, donde incluía a la dueña.

Dicha mujer miró atentamente lo que hacía Jimin, parecía que actuara automáticamente, quería asegurarse de que esta vez lo hiciera bien, pero solo pudo observar como éste tomaba una cucharada considerablemente grande de azúcar y la vaciaba en el vaso que tenía en mano, no siendo capaz de poner todo el contenido adentro ya que derramó un poco más de la mitad sobre su mano.

Camboy ; Kookmin |PAUSADA - EDICIÓN EN PROCESO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora