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Ya habían pasado dos meses del trabajo, habían logrado pasar con buena calificación, la mejor sobre todas. Sobrepasando las expectativas de Mark.

– ¿No crees que fue un buen trabajo? –preguntó Mark, quién estaba con sus brazos detrás de su nuca mientras caminaba con la chica, está llevaba la maqueta que habían hecho.

–Sí, un excelente trabajo –sonrió– Aunque no pensé que sacaríamos tan buena calificación –confesó.

–Sí, yo tampoco –rió– Aunque eso es lo bueno de estar trabajando con el cerebro del curso ¿No?

La chica soltó una sonrisa burlona.

– ¿Auch? –alzó una ceja mirando a Mark.

–No, espera –sacó sus brazos de donde los tenia– No quise decir eso, es decir, fue una suerte que trabajara contigo –explicó, logrando que la chica lo mirase más– Espera, no era así, es...

–Tranquilo, tonto –dejó de contener la risa, solo proporcionando un pequeño golpe en su brazo.

–Hey... –sobó la parte golpeada.

–Yah, llorón –le miró, acomodando su maqueta en los brazos.

Terminaron su caminata a la biblioteca, ahí debían dejar las maquetas que habían llevado aquel día.

Mark ayudó a dejar la maqueta sobre el mueble que estaba disponible, había muchas maquetas y la de ellos no alcanzaba en la mesa que había cerca, por ende, Mark ayudó a ponerla sobre el estante.

Salieron del lugar en silencio. Ninguno habló.

Mark sacó su teléfono y texteó a su pequeña misteriosa. Desde aquel día que no se veían y ya la extrañaba.

My secret sin.
(Mi pecado secreto)

Puedes quedar hoy
después de las 8?
15:02

Guardó su teléfono, al mismo tiempo que escuchaba una notificación llegar al teléfono de la chica.

Esta lo sacó de su chaqueta, miró de quién era, le puso silencio y lo guardó. No estaba en un lugar seguro.

Mark a penas y vio el mensaje, casi nada. Solo una "M".

Se encogió de hombros, pero rápidamente muchas teorías comenzaron a llegar.

¿Por qué al mismo tiempo que él mando el mensaje le llegó a ella? ¿Por qué tenía una M? ¿Por qué es tan hermosa? ¿Es acaso casualidad?

Pero todas estas fueron disueltas al tener una teoría grande en mente. ¡No será ella ¡¿Verdad!? Se detuvo en seco, teniendo dos posibles movimientos en mente. La chica se detuvo cuando no lo vio avanzar.

– ¿Mark?

Atacar o dejar estar.

Optó por la primera.

– ¡Mark! –gritó cuando sintió el peso del contrario sobre sí misma. Ambos cayeron en el piso.

– ¡Dame tu teléfono! –debía averiguar y corroborar que solo eran imaginaciones de él.

– ¡¿Que mierda?! ¡Quítate de encima! –empujó con todas sus fuerzas, tratando de sacar el peso de encima.

No pudo.

– ¡Salte! –golpeó repetidas veces sobre el pecho de este.

La gente que pasaba los veía, se reía o solo se burlaban. Algunos habían murmurado cosas de que eran pareja secretamente. Molestando obviamente a la chica.

– ¡Yah! –gritó. Harta de todo este espectáculo que había formado el mayor, dio su ataque final.

Alzó bruscamente la rodilla dando directo en la entrepierna del chico. Este detuvo todo movimiento. Su cara cambió de color unas cinco veces, pasó por todos los colores acabando en el blanco.

– ¡¿Qué diablos contigo?! –gritó, poniéndose de pie en cuanto tuvo la oportunidad de sacar el cuerpo del chico sobre el suyo.

–Des.... Graciada... –masculló mientras daba vueltas por el piso con sus manos en su entrepierna.

– ¡Desgraciado tú! ¡¿Que pasa contigo?! ¡No somos nada como para que te comportes así! Eres un idiota... –bufó. Golpeó una última vez al chico en el estómago, no fuerte obviamente, y salió del lugar.

–Solo quería saber... si eras ella.... –susurró, tratando de recobrar su postura.

|. . .|

Al llegar al jardín se sentó a un lado de Jae, quien estaba viendo al frente.

– ¿Alguna noticia de Kim? –preguntó.

–Nada, compa –hizo puchero– ¿Tu tampoco?

Negó.

– ¿Que habrá pasado con ella? De un día para otro, se fue.

–No lo sé, hace una semana que dejó el trabajo listo y me lo entregó... ¿Estará en problemas?

– ¿Quieres verla después de clases?

–Sería lo mejor ¿No?

–Sí, iremos después de la última clase –confirmó.

–Me parece genial. –se acomodó en su asiento.

Hablaron por un tiempo más, la menor dándose cuenta que estaba llegando algo tarde, se despidió de su amigo, viéndole marcharse a su facultad.

Al llegar a su salón se sentó en silencio, buscando rastro del profesor. No estaba. Al cabo de un rato el profesor de leyes y cultura había llegado algo más cansado de lo normal. Era anciano, pero eso no impedía que sus clases fuesen las más enérgicas a comparación con las demás, quienes poseían un profesor joven.

–Vayan a la página doscientos seis y lean los documentos de esta misma hasta la página doscientos quince –ordenó.

Todos hicieron caso, sacaron un texto para usar de la estantería del fondo e hicieron lo pedido.

–Quiero un resumen de cada uno de los documentos al finalizar la clase –se sentó en su asiento.

La clase estaba en completo silencio. Nadie hablaba.

Al rato, llegó Mark. Tenía leves chupetones en el cuello y su camisa algo mal abrochada ¿No que solo le había dado un golpe en las bolas? ¿En qué momento tuvo tiempo de coger?

La chica negó, viendo el aspecto sucio del joven en la entrada. Asco.

–Disculpe –dijo, entrando en silencio cuando el profesor le indicó.

Se sentó junto a Tae, quién estaba sumergido en la tarea dada.

Daddy MK.

No, lo siento :(
15:30

Una vez mandado el mensaje, lo dejó en su lugar.

Lo que no sabía, era que desde que sacó el teléfono, había una mirada en ella que no esperaba lo que pasó a continuación.

Al momento en que ella dejó de escribir y vio como mandaba el mensaje, el teléfono propio aviso de un mensaje.

No podía ser cierto ¿Verdad?




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Revisión [08.09.20]

Amantes Enmascarados | Mark Lee | Libro#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora