68

782 82 37
                                    

Llevaban media hora bebiendo, muchos ya habían perdido la cordura de sus acciones e incluso habían perdido la noción del tiempo. Era el caso de los Kim, por ejemplo.

Actualmente estaban los hermanos Kim en mitad del salón que había pagado por la noche, meneando sus caderas de manera poco masculina, perrando con orgullo hasta que sus cuerpos llegaban al suelo, donde caían y todos reían.

– ¡NO, TRANQUI! –Tae comenzó a cantar cuando la son de la música terminó y la letra comenzó. Moviéndose con gracia.

– ¡YO PERREO SOLA! –y solo bastó ver a Jin moviéndose de manera graciosa, tratando de mantenerse de pie mientras alzaba con su mano su vaso de cerveza, llevando media hora negando que solo la mantenía en alto para no perder el líquido.

Las chicas, quienes eran sus flechazos y por quienes juraron no perder la cordura, estaban riendo sin pudor sobre el sofá, a grandes carcajadas, una encima de la otra mientras reían. Kim se les unió a los chicos poco después, siendo ella el "macho" de las "hembras" que le bailaban, tocándoles el trasero mientras ponía caras graciosas, involuntariamente. Jae negó con su cabeza mientras reía y llevaba una de sus palmas a su frente.

–El amor te tiene loquito, he papá –La burla en el tono de voz de SunHe solo le hizo suspirar y reír vagamente.

–Así como te tiene Mark a ti, ¿No?

Y con eso la menor se quedó en silencio, tragó con dificultad el whisky que se había llevado a su boca antes de escuchar a Jae soltar tremenda estupidez. Giró su cara para que el sonrojo no se viera.

–Dios, son tan obvios los dos –dijo entre una simple risa– En mute te dejé, hija mía. –Al no recibir respuesta no dudó en estallar en carcajadas. SunHe le dio un leve golpe en el muslo para que se callara. Un grito solo le hizo llamar la atención.

– ¡Hey! –Kim la señalaba desde la pista de donde estaba bailando con los demás– ¡No toques a mi hombre! –Ni las chicas Jeon ni Jae pudieron resistir las ganas de reír, pero eso no fue lo peor, sinó que vio a Mark reprimir una risa, cubriendo su boca con su mano. Entrecerró sus ojos mientras le veía y negaba con su cabeza.

–Tonto. –susurró.

Sus mejillas enrojecieron una vez más cuando Mark le lanzó un beso, sin pudor a que Gae o que su rubia les viera. Bufó y se topó de frente con Jae, quien reprimía una risa.

–Váyanse a la mierda. –y estando algo enojada, se puso de pie, yendo a la barra improvisada que habían hecho con las dos mesas que sacaron del centro, para poder hacer su pista de baile y karaoke.

Se sirvió un poco más de su amado whisky, tomándose su tiempo en servir y dejar la botella en su lugar, aunque ningún licor parecía tenerlo entre tantas cosas que se habían bebido. Habiendo empaques de cervezas abiertos y medio vacíos, algunas botellas de otros licores y algún que otro cigarro suelto.

–Malditos desordenados –aquello salió de su boca en un susurro, susurro que fue callado en cuanto unas manos se abrazaron, en la oscura sombra del bar, a su cintura. Una legua le lamió el lóbulo, erizándole la piel.

–Nos van a ver. –advirtió.

–Creo que nuestros exs están demasiado ocupados hablando y coqueteándose entre ellos. –susurró, señalando detrás de ellos, donde estaban los nombrados, hablando entre susurros en el oído en el sofá.

–Igual.

–Venga, hace unos días nos comimos la boca en pleno gimnasio –suspiró y la dio vuelta para que la pudiera ver– Un beso ahora no es nada.

Amantes Enmascarados | Mark Lee | Libro#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora