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Entró a la universidad algo cabizbaja, escuchando la música con su mirada fija en sus pies. No había mucho que le impulsara a entrar. La noche anterior se la había pasado estudiando y poco había logrado dormir.

Suspiró y abrió su casillero.

Una gran cantidad de libros les cayó encima a sus pies, no entendiendo por qué simplemente los levantó. Juraba que había ordenado todo.

Dejó todo como estaba y cerró, no sin antes sacar sus cosas y dejar su mochila, tenía una clase hoy y luego ya todo serán exámenes.

–Día de mierda.

Y como si todo girara en su contra, Mark apareció frente a ella al doblar la esquina. Le miró con cierta curiosidad, su ceño se frunció cuando su brazo fue tomado con fuerza y los jaló a ambos dentro de armario del conserje. Esto ya no le gustaba nada.

Su libro se quedó atrás, en el pasillo.

– ¡Que pasa contigo?! –su grito fue callado con una mano.

–Shh. –el dedo índice de Mark fue a parar a sus labios, haciendo la típica señal de silencio.

– ¿Amor? –sus ojos se agrandaron cuando la voz de Gae fue a parar a sus oídos. No podía verlos, no ahí– Juraría haberla visto acá...

Sus labios quisieron gritar que no se fuera y que le ayudara con el loco que la tenía apresada en el armario, con sus cuerpos muy juntos. No gracias.

–Bien, te dejo libre si me escuchas –Mark sentenció, mirándole a los ojos.

Ella asintió.

Su boca fue liberada con lentitud, sintiendo la mirada de Mark sobre sus labios se vio obligada a esconderlos, no queriendo que algo pasara ahí dentro. Apartó la vista cuando se cruzó con la de Mark.

–Habla.

–Aléjate de YeSung.

Volteó a verle de inmediato. Su ceño fruncido fue alerta para ella, Mark le miraba con cierta molestia y ella no entendía por qué.

–No.

–Lo harás, te guste o no. –fue firme el tono de su voz.

Esta vez fue el turno de ella para fruncir el ceño, no entendía la extraña actitud de Mark. Hace tan solo una semana la había mandado a la mierda. Intentó echarse para atrás, alejarse del pecho de Mark, pero en cuando hizo el movimiento chocó con algo. No se pudo separar más de dos centímetros.

– ¿Qué se supone que te pasa? ¡Son mis amigos! Yo veo con quien mierda me junto –fue clara, más el ceño fruncido de Mark le hizo temblar. Aun así, no apartó su mirada.

–Te estoy tratando de proteger de un monstruo, mocosa –Mark la tomó de la cintura, sus mejillas se sonrosaron ante el fino tacto, pero gracias a lo oscuro de la habitación no lo pudo ver él.

–Entonces estás trabajando mal, eh –Mark alzó una ceja– El monstruo está conmigo encerrado en este maldito lugar –aquello salió con cierto rencor.

El silencio reinó de repente el lugar, sintiendo que la había cagado cuando el agarre en su cintura se hizo un poco más fuerte, haciendo que la tela del jean que usaba fuera invisible y que por poco sintiera la mano de Mark sobre su cadera cuando esta misma bajó.

–No soy de quien debes cuidarte –su piel se rizó, la voz de Mark salió como en susurro, muy cerca de su piel, tan cálido y tan sensual. Apegó un poco más los cuerpos, sintiéndose en las nubes de repente, añorando más tacto de la mano que bajan por su muslo.

Y aquellos labios tan apetecibles...

–He creído todo este tiempo que es así, no haces más que dañarme... –aquel susurro fue haciendo que ambas caras fueran acercándose lentamente.

–Aquello debería decirlo yo.

–Somos tontos... –suspiró, aquel tacto tan simple que tuvieron sus labios, superficial y casi invisible, le hizo suspirar. Dios, los necesitaba sobre los propios.

–Que se hacen daño mutuamente...

Y con ello, sus peticiones fueron escuchadas.

Los labios de Mark chocaron con los de ella, encajando al instante. Moviendo sus cabezas con lentitud, subiendo y bajando buscando encontrar los labios en la oscuridad, Mark lamiendo con la punta de su lengua su labio inferior, haciendo que un suspiro escapara de sus labios. Dios, se sentía tan malditamente bien.

Sus brazos fueron a descansar a los hombros de Mark, encontrándose sus manos detrás de la nuca y jugando con el cabello de su cabeza, haciendo remolinos nerviosos cuando la lengua de Mark entró a su boca.

El sucio y erótico sonido de sus bocas uniéndose y separándose para poder suspirar, dejando un fino hilo de saliva entre sus bocas. Las lenguas jugando en el interior de sus bocas, manos traviesas recorriendo su cuerpo. Su piel se erizó.

Ambas grandes manos se detuvieron en sus muslos, acariciándolos con delicadeza, como si fuera fuego. Ella estaba gozando de todo cuando una voz al otro lado de la puerta los detuvo.

–Mark, te buscan –una voz fina los interrumpió. Solo ahí pudo darse cuenta del error que había cometido.

–Dios, no. –suspiró, alejándose inmediatamente de Mark lo más que pudo, poniendo sus manos entre ambos.

–No qué.

–Esto está mal, esto no debió pasar –balbuceó, jugando con su cabello, tirándolo para atrás.

–No está mal si ambos lo queríamos.

–Yo no.

Y después de eso, todo fue silencio. Un maldito silencio que solo le hizo querer arrepentirse de lo dicho. No pudo.

–Solo fue la calentura del momento. –dios, si no salía de ahí acabaría mal.

–Ya veo... –la voz de Mark repentinamente se hizo más débil– Solo te pido, aléjate de YeSung. Hazme caso.

–No te metas en mi vida.

Y con ello y su corazón en su palma, salió. Corriendo al baño de mujeres para poder verse la cara, apoyándose en el lavabo con las manos a cada costado, viéndose en el espejo. Su cabello estaba algo revuelto, sus labios rojos y sus ojos cristalinos.

Quería llorar.

–Lo siento tanto, Gae... –aquel susurro salió lastimero, con cierta culpa.

Un mensaje llegó a su teléfono.

Gae bae. (2 mensajes)
Nos vemos a la salida.
Iremos al cine ¿te gusta la idea? :)

Su corazón dolió. Solo atinó a dejarle un "sí" antes de bloquear su teléfono y lavar su cara. Debía sacar todo rastro de Mark.

Disfrutó el beso, el contacto, pero no disfrutará nada del dolor que estaba empezando a crear...

Amantes Enmascarados | Mark Lee | Libro#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora