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Un día normal para el grupo de amigos que estaban en casa de Jae, planeando una nueva salida. Habían pasado dos meses desde la última y querían terminar sus vacaciones cómo se debe.

–¿Entonces?

–Es complicado, Kim –Explicó su novio, llevan media hora debatiendo a dónde ir.

No es como si fuera lo más fácil, el clima no les da mucho pensamiento ni mucho lugar, pero el deseo de ir a dormir lejos de la ciudad en una cabaña estaba presente. Nadie quería volver a la universidad sin haber dormido en dicha cabaña.

Suspiran, sin saber qué más hacer.

–¿SunHe? ¿Dónde está Gae? –Sarah estaba sentada a un lado de HyunSik, viéndola con una ceja alzada y su ceño fruncido cuando el chico le preguntó.

–Dijo que llegará más tarde, estaba con su madre –explicó, sintiendo el arder de la mirada de Sarah sobre su persona.

–¿Sabes cómo a qué hora llegará?

–No.

Continúa con su labor de buscar algunas cabañas en alquiler por unos días cerca de algún lago o de algún prado, algún lugar donde quedarse una o dos semanas.

Querían estar lejos del mundo unos días.

La puerta es tocada dos veces y el dueño de casa se pone de pie con pesadez y viendo su teléfono. Él junto a SunHe estaban buscando por internet algún lugar.

–¿Llegué muy tarde? –Gae sacude su gorro de lana en la entrada y sus pies antes de entrar, se deshace de la ropa que le da calor en la entrada y sus zapatos los deja a un lado de su ropa.

–No del todo, aún no llegamos a algún acuerdo.

–Oh, bueno ¿Qué buscan exactamente? –mira a HyunSik, quién había empezado con la charla. Con una sonrisa le da una leve palmada en un costado a su novia, quién se puso de pie para que Gae se sentara en la silla, sigue buscando en la laptop y se sienta sobre el regazo de su novio.

–Cualquier cosa, la verdad. Sólo un lugar donde quedarnos unas semanas.

–¿Les gusta la playa? –preguntó peinando los cabellos de su menor.

–Sí –hablaron casi todos al unísono.

–¿Les gustaría ir a una cabaña en la playa? Mi tío tiene una en una playa privada ¿Les gusta la idea? –preguntó con algo de desinterés, aún ocupado en peinar los suaves cabellos de su chica.

–¿Tienes un tío millonario? –preguntó estupefacta en cambio SunHe.

–¿Recuerdas al tío Jung? –preguntó en cambio.

–Sí.

–Pues es él.

–Oh, wao... –sin poder ocultarlo, se deja caer sobre el pecho de su novio– ¿Y eso?

–Simplemente su afición a las apuestas le salió bien.

–Y tanto –rió un poco, siempre pensó que los típicos gritos de que algún día se haría millonario apostando eran mentira. Y el mundo dio una vuelta de 180 grados una vez más.

–Bueno, si él nos deja quedarnos ahí, no hay problema en ir. Todos pondremos dinero para pagar el gas y el agua.

–Bien, hablaré con el hoy en la tarde. ¿Les parece bien?

–Genial.

–Vale, el niño ya hizo su papel de superhéroe. ¿Podemos seguir buscando en otro lugar? Porqué si ese plan falla no me quedaré en Seúl sin salir.

–Mierda, Mark ¿Que tienes contra mí?

–Simplemente me haces sentir náusea.

–¿Qué demonios te hice?

Mark dirige una disimulada mirada a la chica que mantiene su ceño fruncido en su punto. Sin que nadie lo nota bufa.

–Solo me quitaste el juguete.

–¿De qué hablas?

–Eres una mierda. –nadie esperó esa respuesta de la menor.

–Y habló la mierda mayor.

–Tan infantil el niño –murmuró. Su novio no entendía nada.

–¿Quieren decir que pasa entre ustedes? Si siguen en ese plano no podremos salir –HyunSik se puso de pie, entre ambos cuerpos que se miraban con espadas saliendo por sus ojos.

–No te incumbe, bastardo.

–¡Mark!

–¡Cállate zorra! –gritó cabreado.

–Mark... –la mirada de todos cambió con el repentino grito. Gae hizo sus manos puños.

–N-No... Lo siento, SunHe –trató de tomarla, pero lo único que recibió fue una cachetada en su mejilla.

La vio caminar a la mesa con enojo, nadie decía nada.

–Olviden lo que dije, no iré a ningún lado. Mañana me voy a Daegu de nuevo, adiós. –la menor cerró con clara rabia su laptop y lo puso en su bolso. Nadie la detuvo cuando cruzó la puerta marcando sus pies con fuerza.

–Eres un maldito bastardo... –Kim fue tomada de la cintura por su novio, evitando que ella se fuera contra Mark.

Pero nadie detuvo a Gae.

Un golpe le cayó en su mejilla derecha, dejándolo en el suelo y con Gae sobre su torso. Los golpes en la cara llovían como no había imaginado, y dolían; pero lo merecía, no iba a decir que no era así.

Nadie detuvo a Gae, los golpes tenían claros que estaban merecidos en el rostro de Mark. Ni su novia se interpuso.

Contrario a eso, sonreía con sorna.

–¡Eres un bastardo! ¡Ella no te ha hecho nada! –gritó cabreado Gae, quién no se detenía y la rabia le estaba quemando– No tienes derecho sobre ella para hablarle así ¿¡Oíste?! Ella es mía, y si debo terminar mi amistad contigo por protegerla, lo haré.

Dando el último golpe en su costilla, se puso de pie.

–Me iré a por SunHe. Olviden todo plan de ir con nosotros. Hablaré con mi tío, pero solo para que vayan ustedes, con SunHe nos quedaremos en Daegu.

Cerrando con fuerza la puerta, salió de casa en busca de una desolada chica que estaba en el parque. Sintiéndose una mierda.

Y Mark fue mirado con reprobación por todos, jamás pensó que aquel mirar le hiciera tanto daño; mucho menos que fuera tan frío.

Se arrepentía enormemente por lo dicho.

–Fuera de mi casa. –Fue tajante, filoso. Si antes sentía frío y soledad, ahora se sentía miserable.

Jae estaba detrás de Mark, quién miraba la puerta con desgana, con sangre saliendo de su labio y sus manos hechas puño.

–Jae...

–Jae nada, Hye. Acaba de faltarle el respeto a Gae y a SunHe, quienes no le han hecho nad... -el grito siguiente hizo que todos volvieran en silencio.

–¡ME ROMPIÓ EL CORAZÓN! ¡ME ROMPIÓ EN MILES DE MALDITOS PEDAZOS! ¿ESO PARA TI ES NADA? –y salió de casa, con lágrimas en sus ojos y con su garganta lista para dos botellas de vodka que le esperan en su casa.

Beber para olvidar; ellema de Mark Lee.







Amantes Enmascarados | Mark Lee | Libro#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora