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[Comenzamos cuenta regresiva]

Abrió sus ojos con pesadez, tratando de enfocar su vista, buscando con la mirada donde estaba y rogando por todo lo vivido hace al menos unas cuantas horas, solo fuera una jodida pesadilla. No era así.

Estaba en los brazos, cómodos y protectores brazos, de Mark, quien miraba por el gran ventanal. Se acomodó, sentándose sobre él y escondiendo su cara en el pecho del otro.

-Despertaste –habló Mark, ella asintió.

-No me dejes dormir, te dije que tenía que esperar por una respuest-

-Ya vinieron a dar noticias.

La muchacha pronto se reincorporó, sentándose a horcajadas de Mark, viéndolo a los ojos y con sus ojos gritando, rogando, por una buena noticia: – No fueron las mejores, pero al menos hay una persona fuera de riesgo –comenzó. Una fuera de riesgo.

-Habla ya.

Mark suspiró, asintió y puso sus manos en la cadera de su menor, masajeando con cariño– Tu tía tiene una grave herida en su pecho, larga y muy profunda según dijo el doctor, una horrible fractura en su pierna y una herida igual de honda que la del pecho –bien, no era lo que esperaba escuchar– Su cabeza sufrió una contusión bastante grave –Okay, esto estaba siendo bastante complicado de sobrellevar– Tu tío, por otro lado, tiene una fractura grave en su columna y tórax, su cerebro sufrió graves daños y temen por su memoria. Ninguno ha despertado en el tiempo estimado o deseado. –El dolor en el pecho de la menor no estaba ayudando a controlar sus lágrimas.

- ¿Cómo está SuJin? –preguntó, con su corazón pendiendo de un hilo.

-Esa es la buena noticia –y sus ojos se abrieron, dejando ver al pelinegro una hermosa pizca de esperanza y deseo en sus ojos– Ella está fuera de riesgo, supieron tratar bien sus heridas y ha luchado durante toda la operación, están esperando a que despierte para hacerle un pequeño testeo y luego dejarán verla. ¿No es genial? ¡La bebé está bien! –trató de animarla, pero cuando la cara de la menor pasó a ser una estatua temió por su reacción.

Pronto los labios de su menor se posaron en los propios, besándolo y sonriendo en el beso, abrazándolo y llorando. No entendía nada, pero, aun así, la abrazó y atrajo más a su cuerpo.

-Gracias, gracias amor –su corazón se aceleró, jamás había escuchado a la menor llamarle de ese modo y las gracias que estaba recibiendo no ayudaban a parar el rápido palpitar.

-¿Ves? Algo al menos está sobre ruedas, el ángel está bien –sonrió, secando las lágrimas de su menor con sus pulgares.

La menor asintió, cerrando sus ojos y sonriendo débilmente a las palabras dichas por su novio. De verdad se sentía afortunada de poder tenerlo en estos momentos junto a ella.

Pronto una cabellera negra apareció por las escaleras, corriendo a donde estaban ellos para ser recibida por los brazos de la mayor, abrazándola con tal fuerza, transmitiendo mil y un sentimientos en un segundo.

-Todo estará bien –susurró sobre el pido de su mayor, besando su mejilla y abrazándola mientras la escuchaba llorar en su hombro.

Mark por otro lado saludó a el de cabellos verdes, apretando su mano mientras unían sus cuerpos. Jae sonrió en una línea, acercando a su amigo a él, abrazándolo. Mark sol suspiró', liberando una vez más silenciosas lágrimas en el hombro de su amigo.

-Venga, desahógate –animó Jae, acariciando la espalda de Mark, quien hizo caso y correspondió al abrazo.

-Es...

Amantes Enmascarados | Mark Lee | Libro#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora