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Acabando de empacar las últimas prendas en su bolso negro, lo deja sobre la cama antes de tomar sus toallas e ir a darse un baño. Hoy era el día.

Hace una semana.

Después del horroroso y bochornoso momento en la casa de Jae, ninguno se había vuelto a ver la cara, menos habían cruzado miradas cuando salían a recoger la correspondencia en las mañanas.

Hoy era un día como todos, ella despertaba sola en su cama y con hambre, yendo a la cocina con claras intenciones de cocinar se pone su albornoz blanco sobre su pijama. Hoy hacía más frío que antes.

Había decidido que se haría unas crepes con algo de dulce para desayunar, y al mismo tiempo almorzar. Debía empezar a tener un mejor horario para irse a dormir.

"Bien, debo trabajar en eso." Se recuerda mentalmente.

Mientras cocina sus crepes, disfruta de cucharadas de dulce de leche, llevando estas a su boca mientras menea sus caderas a la son de la música que suena en su televisión.

El baile se hace más lento con la clásica canción de Tharey; Let Go.

– ¡Dejarte es mi deber~! –canta mientras come dulce y baila lentamente.

Deja su crepé que ya está lista en un planto, baja la llama de la cocina cuando escucha que llaman a su puerta.

¿Gae había dicho que hoy venía? No lo recordaba.

Abre su puerta con la cuchara en su boca y con clara confusión, mira en los pasillos buscando al responsable de haber molestado en pleno "concierto", pero no encuentra a nadie.

–Niños traviesos... –marmulla, cerrando la puerta. Vuelven a tocar la puerta y esta vez sale enojada.

Intenta salir de su departamento, pero al sentir algo suave en su planta del pie baja la mirada. Una bella rosa roja estaba tirada en el piso con un sobre blanco bajo ella.

– ¿Y esto? –se saca la cuchara para tomar las cosas.

Cierra la puerta con toda su atención en el sobre, lo abre leyendo la carta.

» Lamento lo que hice y dije en casa de Jae. No era mi intención, me descontrolé y lo acepto. No volveré a hacerlo. Lo juro.

Mi intención no era provocar una guerra, y puesto que nadie cree en mi palabra y mis disculpas, lo haré acá. Me tomé el tiempo y busqué la rosa que tanto te gusta, las que vende la señora Jung en su florería siempre te gustaron, no encontré blancas, pero si rojas ¿Está bien así? Acéptala y ponla en agua.

Tu novio se encargó de dejarme un hermoso labio partido y un bonito moretón en mi ojo derecho. Tranquila, ya lo estoy tratando «

Ríe cuando lee eso, ya estaba enterada de lo que pasó esa tarde después de su ida. Sigue leyendo la carta.

» Sé que todos desean matarme, y con justa razón. Me atreví a herir el honor de la princesa más linda del grupo, y créeme que no quería hacerlo.

Te amo, pero sé que mi manera de demostrarlo no es el adecuado. Lo siento.

Juro no hacer nada más imprudente, no quiero tener más problemas.

No ahora que volvimos a ser amigos ¿No? O eso creo yo.

Bueno, perdón por todo y espero la carta sea suficiente. Supuse que no querrías verle la cara a este humilde humano y por eso te la hice, además de la rosa que tanto te gusta. Perdón, mil veces perdón.

Si quieres ese día no iré, pero por favor, no arruinemos los planes de nuestros amigos. Me odias a mí, pero no a ellos.

Ve. No los hagas pasar mal la última semana que nos queda.

No iré, si así puedes ir tú y que todo sea genial, lo haré.

Eternamente enamorado de alguien no correspondido; Mark. «

Su sonrisa se agranda y no tarda en correr a su habitación, tomando papel y lápiz de sus libros para escribir una respuesta. Dobla el papel y lo deja en la puerta de su atractivo vecino, tocando y volviendo a entrar en la propia. Jamás admitiría que era atractivo, pero lo pensaba.

» Ve, no hay problema. Estas perdonando, gracias por la rosa, es hermosa «

Continúa haciendo sus crepes y le avisa por teléfono a sus amigos y novio, que irá y que sus problemas con Mark se han solucionado.

Mark tenía razón, era la última semana que estarían todos juntos, no podía arruinarlo.

Actualmente.

Termina de vestirse, secando su cabello con la secadora al mismo tiempo que termina de acomodar unas cosas en el bolso. Estaba todo listo. Una larga semana en la cabaña le esperan y desea pasarla bien.

Tenía una sorpresa a Gae, y ese lugar era el indicado para dárselo.

Regalo que ya había hecho hace algunos años.

Suspiró y tomó el bolso con cuidado cuando el mensaje de que la están esperando le llega, al salir se topa con Mark, quién sonríe tímidamente.

"Tierno".

Suspira y asiente a su vecino cuando quiere caminar con ella. Él no puede sentirse más feliz, al fin había conseguido cercanía con ella.

No lo arruinará.

Bajan las escaleras entre leves charlas hasta la furgoneta azul que les espera, como siempre, frente a la entrada. Dejan sus bolsos detrás, sentándose con sus parejas correspondientes, o bueno, SunHe. Mark había terminado con Joyo hace unos días.

Hoy iban SoMin y Jiwoo, actuales amigas del grupo y flechazos de Tae y WooJin.

Saludaron cortésmente a las chicas y se acomodaron como siempre. Mark se había ido solo está vez en el último asiento con sus audífonos y SunHe había decidido irse junto a su pareja, a un lado de Jiwoo.

– ¿Si saben cuál es la próxima parada?

–Sarah –sonrió HyunSik como tonto enamorado.

Mark gruñó como el hermano celoso que era, aunque nadie se lo dijera ni mucho menos él lo admitiera.

Al llegar, Sarah subió junto a Hyun, sonriente. Y como siempre, su destino antes del oficial, fue al supermercado.

Mark esperaba, de verdad, que este viaje fuera mejor que el anterior. Poder entrar a la universidad con el título de amigo de SunHe. Aún no desiste de conseguir el de novio, pero al menos hay que empezar con algo pequeño.

Pronto el puesto de Gae será de él. Segurísimo.

Nada puede salir mal yél tampoco lo arruinará. No. Claro que no.



Amantes Enmascarados | Mark Lee | Libro#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora