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Maratón 1/???


Siendo la segunda semana de clases, todos estaban agotados; Ni bien les dieron la bienvenida, los trabajos y proyectos a evaluar llegaron en montón.

– ¿Y bien? –preguntó interesada la mayor, estando a un lado de ella­– ¿Has sabido algo de Lee?

La menor suspiró, aquel tema aún no lo digiere, menos cuando el nombrado no ha aparecido en estas dos semanas por la universidad. No quería admitirlo, pero le extrañaba.

–No, Kim. No he sabido nada de él, es la tercera vez en la semana que te lo digo, y eso que es martes –cerró su casillero luego de dejar su carpeta ahí y sacar libros que usaría ahora.

–Pero no te enojes conmigo, no te he hecho nada –la mayor le sigue, encontrándose de camino con Jae, quien abandonaba su aula.

– ¿Lee? –preguntó a SunHe, quien asintió en respuesta.

–Sí. No ha parado de preguntarme a mí, no soy nada de él como para saber qué le pasó –su corazón dolió al finalizar aquello. Le hubiera gustado al menos mantener la amistad– Ve con Sarah y pregúntale a ella, o con Tae, también es cercano a él.

–No te la lleves conmigo, no te estoy atacando ni mucho menos. Es curioso que desde aquel campamento has estado reacia a siquiera escuchar su nombre ¿Hay algo que deba saber? –caminó un poco más rápido, para estar cerca de ella.

La menor solo ignoró el comentario, poniendo dinero en la máquina expendedora frente a ella.

¿Cómo le explicas a tu mejor amiga el tema? Ella necesitaba una respuesta a ello. No sabía qué decir, qué responder en caso de que ella tuviera alguna duda o siquiera si era buena idea decirle.

"¡Sí, Kim! Resulta que soy masoquista, descubrí que el chico con el que me acosté incontables veces es Mark. Sí, exacto, Mark Lee. El mismo chico que odio pero que extraño que me trate como la mierda. Y que, encima, creo que me gusta"

No, en definitiva, no.

Suspiró y tomó el café helado que compró, abriéndolo y leyendo en su teléfono qué tenía asignado para la próxima clase.

–Jae, te estaré esperando en la salida, disfruta con Kim lo que queda del receso, necesito hacer algunas cosas.

–Bien, y SunHe –la detuvo, ella no se volteó, simplemente les escuchó de espaldas– No te lo tomes con nosotros, puedes contarnos lo que quieras, nadie te juzgará.

–Gracias, Jae.

No quiso seguir ahí, por lo que optó por abandonar el pasillo, yendo a la biblioteca. Aquel libro que Mark le había recomendado hace algunos meses, lo debía entregar.

Cabizbaja caminó por los pasillos, tratando de no chocar con algún alumno que estaba entre ella, el pasillo que daba a la biblioteca era el más oscuro y el más apartado del alumnado, por lo que variadas parejas iban ahí para "amarse". Ella había estado ahí el primer día con Gae, pero después de que Joyo apareciera y les diera un leve versículo de insultos, no quiso volver a estar ahí, excepto para ir a la biblioteca.

Sintió unos brazos rodear su cintura, sabiendo quien era por sus mangas de la camisa arremangadas, sonrió y continuó caminando.

–No tengo mucho tiempo, los chicos me esperan para la práctica de arquería ¿Te veo después?

–Me iré antes hoy –avisó, sintiendo como la barbilla de su novio se afirmaba en su hombro– Puedes venir a cenar más tarde, hace días que no vas a ver a nuestro hijo.

Gae rió, asintiendo.

–Bien, me esperas que hoy cocinaré yo –besó la mejilla de su menor, ella asintió y besó, como era costumbre entre ellos, su cuello.

–Nos vemos más tarde.

–Adiós, princesa.

Y viéndolo irse, entró a la biblioteca, acercándose a la señora Choi. La mujer estaba entre pasillos, ordenando los libros de la estantería con calma y con un carrito.

–Señora Choi ¿Cómo está? –se acercó con una sonrisa. La anciana le sonrió dulcemente.

–Hola, jovencita. Estoy bien, gracias ¿Y tú? Hace mucho no te veía por acá.

–Lo siento mucho, señora Choi, pero había estado ocupada con los estudios.

–Oh, los profesores son abusivos –dijo con sus ojos entrecerrados– Mandan mucha tarea a los jóvenes, si tan solo vieran cómo ellos se sientan ahí –señaló las sillas blancas y acolchadas junto a las mesas– ¡Toda la tarde trabajando! Miserables...

La menor no pudo evitar reír, solo asintiendo a su comentario.

–Concuerdo totalmente con usted, señora Choi. Y hablando de eso, me tengo que ir, llego tarde a mis clases con el profesor Wang, lo siento –hizo un mohín

– ¡Y ese es el peor!

SunHe rió.

–Bueno, tenga. Amé mucho la historia, muchas gracias por prestármelo.

–No hay de qué, puedes volver más tarde por otro, llegó hace poco Snow White.

–Muchas gracias, señora Choi –besó la frente de la anciana entregándole el libro. Le recordaba tanto a su abuela...

–No hay de qué, ahora ve con Wang, se te enojará sino.

La menor asintió con una sonrisa, saliendo por la puerta y yendo rápidamente a su aula, la cual estaba en el segundo piso.

"Escaleras..."

Suspiró. Eso le pasaba por hacer todo a última hora.

[. . .]

Al cabo de dos horas, estaba fuera de su aula con Jae, quien iba con su teléfono en mano. Caminaron a los pasillos, llegando a los casilleros.

–Me iré antes –avisó, dejando en el casillero sus libros y sacando sus cosas.

– ¿Ya?

–Sí, terminó mi día por hoy. Le avisas a Kim, iré a hacer la compra antes de ir a casa.

–Bien, nos vemos mañana –sacudió los cabellos de su menor, quien solo rió.

–Nos vemos, papá –bromeó, recibiendo una sonrisa.

Después de cerciorarse de que su amigo iba con Kim, salió, mostrando su credencial y acreditando que sus clases del día, oficialmente, habían acabado.

Con paso lento fue al supermercado, donde sintió su cuerpo romperse, con solo ver aquello.

Frente a ella, acorralando a una hermosa rubia, Mark estaba besándola sin pudor, moviendo su cabeza a la par que ella, tomando la cintura pequeña de la rubia y con una mano apoyada a un costado de su cabellera.

Jamás se había sentido tan miserable.

Amantes Enmascarados | Mark Lee | Libro#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora