Capítulo 36

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Narra Purre

Yo era bueno en eso, atrapando chicas normales en bares. Pero debo estar sin práctica, porque la chica que baila en mi mesa de café, aunque no se reproduce música, es totalmente loca.
- María, digo tratando de mantener mi voz lo más tranquila posible. - Qué tal si llamo un taxi para vos?
La única respuesta que obtengo es una blusa arrojada a la cara.
- Mierda, murmuro.
No estoy de humor para nada.
- Quiero bailar!, Grita. Vamos !!!
Me rasco la barbilla.
Lo juro por Dios que no parecía tan loca en el bar. Un poco demasiado animada, pero no loca. Verás, estaba desesperado por encontrar a alguien. Para deshacerme del dolor que no saldrá de mi pecho.
- Solo bailo si te levantas de la mesa.
Miento.
Ella oscila a sus caderas, y sus dedos van hacia su jeans. Levantando una ceja mientras Maria abre el primer botón, me doy cuenta de que estoy a punto de presenciar un striptease sin consentimiento.

Un golpe en la puerta me evita tener que mirar cuando se gira lentamente, inclina su cuerpo y desliza sus ajustados pantalones por su trasero.
- Por favor, que sea Simon, murmuro.
Me veré obligado a recurrir a sacar a esta chica de mi mesa de café.
Pero no es Simon.
- Pilar! Hola..
Digo, registrando la secuencia de sensaciones que experimento a continuación, como pánico, alegría y perplejidad.
Porque conozco casi todas las expresiones faciales de Pilar Pascual, pero juro que nunca vi tu cara como ahora.
- Está.... todo bien?
Yo pregunto.
Salto hacia adelante cuando María, que huele a perfume dulce, viene a abrazarme desde atrás. Ella todavía está en su sostén, gracias a Dios. Pero no en pantalones.
- Quién es ella? 
Pregunta Maria.
La sonrisa de Pilar es amplia y comprensiva mientras fija su mirada en María. Ups
Esta cara la conozco.
Pobre Maria.
- Hola soy Pilar!
Su tono es amigable.
María arruga la nariz.
- Qué nombre tan extraño
- Hmm, dice Pilar pensativamente mientras entra y pone su maleta junto a la puerta. Una maleta muy grande. Me pregunto a dónde va.
- Es cierto. Y el tuyo, cuál es?
- María.
- Entonces, María. Pilar junta las manos y la mira. - Lamento arruinar tu noche así, pero mi hermano ... no está muy bien. 
Por primera vez, la sonrisa fija de María se desvanece.
- Su hermano?
Pilar me señala con la barbilla y me veo obligado a contener la risa.
- Es adicto al sexo y debería estar en rehabilitación. Pero aparentemente había una recaída.
Maria me da una mirada aprensiva.
- Me gusta el sexo.
- Por supuesto, María. Pilar responde. -Pero es que los gustos de Purre son
un poco ... peculiar.
María se lame los labios, luciendo aprensiva.
- Como ... fijar mis manos a la cama?
La risa de Pilar suena un poco condescendiente.
- Ahhh no, Como muñecas.
Puedo contener la risa.
Y Pilar acaba de comenzar.
- Le gusta tener muñecas cuando, bueno, cuando está en acción. Le gusta peinarse el pelo. Póngalos todas en fila mientras...
- Gracias, interrumpo, por ayudarme a permanecer en rehabilitación.
Pilar me palmea el pecho.
- Es lo menos que puedo hacer. Sentí que algo andaba mal cuando dijeron que dejaste a Polly. Pilar mira a María. - Polly es la muñeca favorita de mi hermano. Le dejaron tomar una, siempre y cuando no hiciera nada ... raro.
En este momento, María se dirige a la sala de estar, regresa en un tiempo récord con los pantalones aún abiertos y apurando la camisa.
- Gracias, dice María cuando pasa junto a Pilar, ignorándome por completo.
- De nada, dice Pilar con una sonrisa. Quieres que llame un taxi?
- No, mis amigos están en un bar cercano.
- Está bien, dice Pilar con un breve asentimiento. - Tchau!!! Adios!
Ambos nos quedamos quietos cuando la puerta se cierra detrás de María.
- Es una venganza por el momento en que dije que tenías una colección de muñecas?
Yo pregunto.
Pero a Pilar no le interesa recordar nada porque me interrumpe, a tiempo.
- Hablar o callarte?
Pregunta ella.
- Yo, hola, que pasá?
Me confundo con la reaparición del juego. Por lo general, solo lo usamos cuando la otra parte tiene algo en mente.
Y aunque tengo algo en mente, no es algo de lo que pueda hablar ...
- No depende de ti hablar o callarte. Ella explica.  Soy yo, tú decide.
Jorder!!!
- Por qué decidiría si vos hablarás o no?Le pregunto.
Ella me mira muy seria.
- Porque hay una muy probabilidad de que no te guste lo que tengo que a decir...
Su tono no es alentador, pero ...
- Hay algo que quieras decir?
Pregunto con cautela.
- No estaría aquí si no lo hubiera hecho.
Solté una respiración larga y profunda. - Entonces, dale digame
Abre la boca, pero parece perder el coraje porque la cierra de nuevo.
- Hay alguna forma de que podamos hacer eso en la sala de estar?
-Sí, está bien.
Estoy de acuerdo, porque ella ya va allí.
- Y una bebida iría bien!
Ella dice.
Necesito uno también?
- Será mejor que consigas uno para ti también!
Ella Grita.
Genial.

Rebusco detrás de algunos restos de comida vergonzosamente viejos y encuentro una botella de champaña de la época en que Pilar vivía aquí. Saco el corcho y vierto una buena cantidad en dos tazas de café.
Me pregunto si no dejé este vino espumoso en la nevera exactamente por esa razón.  Esperando que ella viniera.
Y aquí está ella. Estoy feliz de ver a Pilar, de verdad. Pero es solo que ... tengo la sensación de que sería mejor si ella no hubiera venido.
Porque solo puedo pensar en rogarte que no te vayas.
Pero primero tenemos que enfrentar el gran anuncio que la enfada, paseando por la habitación como un animal enjaulado.
Ofrezco una taza. Pilar me mira por un momento, pero no hace ningún movimiento para atraparlo.
- Perdón por no tener un vaso de cristal, le digo. - Esta es la casa de un
chico soltero ahora.
- Por supuesto, responde ella. Me di cuenta por la chica, eh, parcialmente vestida...
Tomo un gran sorbo de vino espumoso. No es mi bebida favorita, pero mi suministro de cerveza se ha acabado y necesito algo de beber.
- Solo para que quede claro, no sabía que estaba loca cuando vinimos aquí.
Yo explico.
- Lo sé...

El escepticismo en su voz indica que ella piensa que todavía estoy durmiendo con la mitad de Buenos Aires. Abro la boca para responder pero pienso mejor y rindo.
Lo último que una mujer a punto de ponerse un anillo en el su dedo debe saber es que su mejor amigo todavía está apegado a la última noche que tuvimos.

Estoy paralizado cuando se me ocurre un pensamiento terrible. De repente, entiendo por qué Pilar está aquí.
Entiendo por qué estás tan tensa. Y sé por qué crees que no me gustaría escuchar lo que tienes que decir.
Porque realmente no lo haré.
Y no quiero escucharlo.

No quiero escuchar que ella aceptó el anillo. No quiero escuchar nada
- Cállate, digo, un poco desesperado. No me digas nada.
Ella parpadea varias veces.
- Pero tú dijiste ...
- Cambié de opinión. No quiero escuchar, Pilar.
Sé que es egoísmo de mi parte. Claro que se. En algún momento terminaré escuchando y la felicitaré, tal vez incluso proponer un brindis, pero ahora no es posible.
No quiero escuchar que la chica que amo será para siempre de otro chico.
Porque amo a Pilar
Trago y giro la cabeza, cerrando los ojos con fuerza.
Amo demasiado.

*****
" Chicos!!! Hoy capitulo final las: 10pm "

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