Narra Purre
- Cálmate, Purre, ella me dice, viniendo hacia mí. - No diré nada si no quieres, pero al menos dime por qué cambiaste de opinión ...
Me giro para mirar a Pilar. Mi sufrimiento debe estar en mi cara, porque ella abre mucho los ojos y retrocede sorprendida. De repente, la situación se vuelve insoportable. Pilar es demasiado hermosa y me gusta demasiado de ella para eso.
- Habla o cállate
Le digo con voz áspera.
- Pero dijiste ... estoy confundida.
- Yo explico. Estamos hablando de mí ahora. Quieres que hable?
Ella frunce el ceño ligeramente.
- Tienes algo para desahogarse?
Es casi una reproducción literal de nuestra conversación en este momento, solo con los roles invertidos. De repente pierdo la paciencia con los juegos de palabras, teniendo que pisar huevos.
- Siéntate allí.
Le digo.
- Te ves raro.
Comenta Pilar.
Ella se va al sofá de todos modos, pero cambio de parecer acerca de sentarme. Seguro su brazo y yo lo giro, encontrándome cara a cara con Pilar.
Su respiración es más rápida de lo que la situación requeriría. Pero tal vez no, porque la bomba que le arrojaré no es una de las más pequeñas.
- Pilar, yo...
- No vaya a Uruguay, no vivir allí.
Dice de repente, interrumpiéndome.
- Yo qué?
Pilar se acerca, pareciendo asustada.
- No vayas a Uruguay, por favor no vayas.
Sacudo la cabeza
- Pero he hecho las fechas y los shows.
- Y qué? Puedes ir al show y volver, puedes hacer muchas fechas aquí en Buenos Aires.
Eso no es de lo que quiero hablar en este momento, pero creo que podría ser una buena excusa para lo que tengo que decir, así que sigo adelante.
- No puedo quedarme aquí, Pilar.
- Pero tú necesita, responde ella, con la voz quebrada. Pilar extiende sus manos hacia mi pecho pero las tira hacia atrás. - No puedes dejarme, Purre.
Mi corazón se rompe, aunque estoy más que confundido.
- Pili .....
- O iré contigo! Dice ella. Quiero decir, tendré que venir aquí todo el tiempo debido a mi agenda, pero puedo vivir contigo en Uruguay laparte de la semana y ...
Algo está mal. Esta no es su normalidad. Tomo tus manos para detener gestos innecesarios.
- Pilar. Qué sucedió? ¿Es tu abuela? Ella ha puesto peor?
Sus ojos se llenan de lágrimas.
- No. Ella esta bién,.. no, mucho,pero el pronóstico aún se mantiene.
Pilar se lame los labios para contener las lágrimas, y mi corazón se rompe un poco más.
Lo que está sucediendo aquí?
Respiro hondo
- Giuliano ...
- Hemos terminado.
La oración sale rápido.
Mi primera reacción es de alivio. Un alivio profundo, como si se levantara un peso del alma. Un alivio para mi.
Pero pronto viene el sufrimiento por ella. No quiero ver a Pilar pasar por todo eso otra vez. No es de extrañar que estás tan agitada.
Él la dejo de nuevo. Gilipollas.
Solo que nada de esto tiene sentido. Por qué él compraría una alianza y terminaría todo después?
- Él explicó por qué?
Pregunto
- Porque lo que?
- Por qué se acabó todo?
Aclaro, manteniendo mi tono lo más suave posible.
- Tú no entiendes! Pilar lanza y retrocede, pero pronto luego vuelve, bastante cerca.
Ella me mira a los ojos.
- No me calles, Purre, por favor. Déjame hablar.
Mi corazón late rápido.
De miedo Y de esperanza.
Cuando sus manos se acercan a mí, tiemblan y Pilar duda en tocarme a mi cara.
- No fue Giuliano quien rompió, explica. Fui yo
Me quedo sin aliento.
No consigo respirar.
- Por qué?
Sus ojos escanean mi rostro en busca de algo.
- Realmente no lo sabes?
Ahora mi corazón late más rápido, pero no puedo moverme.
- Creo que ...me interrumpí, y necesito aclararme la garganta antes de poder continuar. - No creo que puedo soportarlo si me equivoco.
- Anoche, después de que yo canté para ti, a dónde fuiste?
Mis manos se levantan, cubriendo las de ella.
- Entonces realmente estabas cantando para mí?
Pilar puede mirar hacia arriba, incluso sus ojos llenos de lágrimas.
- Por supuesto.
Dudo, sin saber cuánto puedo revelar, pero ahora es demasiado tarde para volver atrás.
- Giuliano compró un anillo
Digo con incertidumbre.
- Yo se. yo ví.
- Él me mostró, le digo. Y pidió mi permiso, o algo así.
- Y lo diste?
Pregunta ella.
- Qué?
- Dio su permiso?
- Por supuesto.
Respondo.
Sus ojos pierden el foco, sus manos caen a los costados y retrocede.
- No, Pili ... no es eso ... pensé que estabas enamorada de él.
Ella niega con la cabeza.
- Pero no quería hacerlo. No quiero.