III Capítulo. Los auténticos Spice Boys

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Eran ya las 5 de la mañana, todos yacían acostados en la arena, sobre unas cobijas y unos bultos como almohadas. Se despertó el más desastroso de los colibudentes, Ortaquiz, y subió a un peñón a tocar su corneta. En el horizonte se miraban las nubes teñidas de naranja y el cielo ya claro.

Más tarde se levantaron los demás, Sh. envió a dormir al trasnochado vigilante.

-Nosotros seguiremos cuidando -dijo Shaggy al vigilante, mientras sentía la fetidez de sus compañeros, sobretodo el penetrante olor a frutas podridas del coyote.

-Sugiero que nos demos un baño -dijo Shaggy.

-¿Cuál es el problema, si ayer nos dimos uno? -protestó el coyote.

En eso entraron por un sendero, y Gericocho, quién iba detrás del coyote, indicó:

-Los más hediondos primero.

El coyote se volteó furioso mostrándole los colmillos y gruñendo. Escalaron entre unas rocas, caminaban con sueño y, Shaggy cayó de cabeza en un último paso a una laguna, desde lo alto de una cascada, emergió temblando de frío, su primo le gritó:

-¡Wao, ese fue el mejor clavado que has hecho!

-Vas a saber lo que es un buen clavado -respondió Sh. amenazando con el puño.

-¿Bueno, alguien más? -preguntó al resto -Pues la única salida es por aquí.

Se miraron entre sí para ver quién seguía, Gericocho corrió un poco, y empujó accidentalmente al coyote y Ortaquiz, quienes gritaban:" ¡Mamaaaa!"

-¡Ups, perdón! -se disculpó Gericocho.

-¿No han visto el clavado de un buitre? -dijo Buitreman moviendo los brazos para volar moviéndose de un lado a otro mientras pensaba si tirarse, tropezó con Belíver y ambos cayeron a la vez a la laguna; Pulpop saltó gritando:"¡Pulpo al agua!"

Quedaba sólo Pernabuco, y Belíver le indicaba:

-¡Aquí, salte entre Buitreman y yo!

Pernabuco sólo lo pensaba, con el sombrero en las manos.

-Si no saltas de una vez, haré sonar tu sombrero a coscorrones -amenazó Belíver.

Pernabuco aún no se animaba, entonces Belíver le indicó:

-Bueno, lánzame el sombrero.

Pernabuco lo lanzó, y por poco cae en la cabeza de Belíver, Gericocho tomó a Pernabuco en los brazos para lanzarse juntos, mientras gritaba: "¡Apolochasamurabi!!!" Cayeron muy cerca del coyote y Ortaquiz, en ese inolvidable chapuzón; cuando emergieron, Ortaquiz lo pellizcó, pero sin camisa. Mientras se estaban refrescando, Buitreman les señaló una salida de aguas residuales, ellos salieron de ahí alarmados, y Moris le pidió a Gericocho que se suba la camisa.

-No ando camisa -contestó Gericocho con risa.

-¡Pues mejor! -dijo el coyote, le golpeó la barriga y amenazó:

-No te doy otra porque me hacía falta otro baño...

-Muchos más -interrumpió Gericocho.

-Y la próxima vez, hago dar un chapuzón en el cráter del Kilauea -dijo Moris.

Regresaron al área de camping, donde Gericocho se sentó en la palanca del detonador, y voló todas las tiendas de acampar, afortunadamente nadie resultó herido; Gericocho terminaba de ponerse la camisa, cuando el coyote le pidió que se la suba, y le golpeó la barriga diciéndole:

Los Imperdonables Colibudentes . La comedia del sigloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora