VI Capítulo. El último tirón

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En un pueblo vecino, el Buitremanishaggymóvil frenó bruscamente frente a la pequeña estación de tren en el poblado vecino. Bajaron todos a sentarse en un poyo frente la estación. Atrás del auto, se estacionó el camión del granjero de las gallinas, cuyo chofer dijo que iba de regreso a San Francisco, y ofreció un aventón a quienes vayan por ese lado. Shaggy le dijo que los 2 chiquitines (Belíver y Pernabuco) debían tomar un avión por ese lado, porque vivían al otro lado del mar. Belíver y Pernabuco subieron al maletero del bus por sus cosas y se despidieron de ellos, subieron a la vieja camioneta, el viejo se despidió y partieron. En el camino Belíver preguntó el año y la marca de la camioneta, el viejo le dijo que es un GMC de 1958, e intercambiaban historias de los vehículos que han tenido a lo largo de sus vidas.

Se despidió el chofer del Flatulento, quién les agradeció por rescatarlo del secuestro, y les preguntó de qué forma podía pagarles.

-Con lo que te debemos de los viajes -le dijo Shaggy en broma.

El conductor hizo mala cara, mientras ellos 2 se reían, entonces Shaggy le dio una palmada en la espalda, le dio unos billetes y, le dijo guiñando el ojo:

-Es para compensar lo de la noche con los travestis.

-Por favor, no me lo recuerde -dijo el chofer y se rieron.

-Cuando nos quedamos sin auto -mencionó Sh.-, de no haber sido por tu servicio, no lograríamos atrapar a ninguno de los secuestradores.

El chofer se despidió de los 2 detectives y de los 3 colibudentes que quedaban, estrechando sus manos y dándoles unas palmadas; cuando Gericocho estrechaba su mano, se le salió un ruidoso gas, en eso se acordaron cuando iba con el trasero pelado en la ventana, y en especial de Ortaquiz.

-Se nos fue uno (Pulpop) -recordó Buitreman.

-No todo está perdido, al menos ya atrapamos a 2 de ellos -dijo Shaggy.

Chocaron los puños para felicitarse sin ánimo. Luego preguntó a Gericocho donde vivía, y éste le dijo que en La Ciudad de los Locos.

-¿Y dónde es eso? -preguntó Shaggy.

-Dijeron ellas que al norte de Arizona -le recordó su primo.

-¿Por dónde nos vamos? -le preguntó a Gericocho.

Gericocho se quedó pensando y preguntó:

-¿Alguno de ustedes conoce Las Vegas?

Bm. y Sh. se miraron entre sí a ver emocionados.

-Descuida, te llevaremos -le dijo Buitreman.

-El atajo que íbamos en la mañana les ahorrará unas millas y estarán en La Ciudad de los Locos en la mañana -les dijo Gericocho.

En eso, se estacionó un taxi frente a ellos y se bajaron aquellas 3 mujeres, desesperadas, buscando un tren que las lleve a casa, un señor les informó que no hay tren desde ese pueblo a Arizona, y el trío gritó: "¡Queeee...!".

-¡Me puedo morir! -exclamó Irina, a lo que Karla dijo:

-Bueno, ya lo estamos.

-Es el viaje más extraño que hemos tenido -dijo Siggy-, nos ha pasado de todo y no sabemos cómo va a terminar esto, ni quiero pensar que amaneceremos aquí, a unas horas de entrar al trabajo, pidiendo a gritos un puto helicóptero que nos lleve...

Salieron de la estación y se sentaron en una banca. Mientras tanto, el Dd. y Gericocho las miraban desde el auto, más Buitreman retaba a Shaggy:

-A que no tienes el valor de disculparse con ellas y traértelas para acá.

-Esto será muy sencillo -respondió Sh.-, según parece, se les fue el helicóptero y perdieron el tren, así que con ofrecerles un aventón bastará, observa al maestro.

Los Imperdonables Colibudentes . La comedia del sigloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora