III Capítulo.El naufragio del Ventanas.Los Spice Boys en busca de las Spice...

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Un día después, en altamar, ellos 3 intentaban jugar canicas en la cubierta del barco, estando el mar agitado, Belíver se ofuscó y arrojó una de las canicas contra la cubierta, Pernabuco arrojó una al mar, y Pulpop, Christian con el disfraz puesto, les dijo:

-¡Cuidado con eso, pigmeos, esas canicas pueden ser perlas!

-¡Santos pistachos! -dijo Pernabuco- Mejor sigamos jugando a los bolos.

-Bien, fórmate, pequeñín -le indicó Pulpop-, yo voy primero...pero antes...

Pernabuco y Belíver estaban tan mareados que comenzaron a bailar un cómico tango entre ellos, Pulpop se rio y dijo:

-Vayan a hacer escenas amorosas a otra parte, espero que no se hayan terminado de beberse la reserva de mi bodega, señones.

-¿Cuál? -preguntó Belíver.

-Ya que están bailoteando -se le ocurrió al capitán-, podemos nuestra fiesta en nuestro crucero de solteros, se me ocurre la loca idea de integrar a Ortaquiz y a Moris el coyote a la tripulación y luego raptaremos unas cuantas nenas.

-¡Y así agrandaremos la fiesta! -añadió Belíver.

Christian buscó en su teléfono móvil y encontró a Moris entre sus contactos.

Luego, Moris en su casa, en las afueras de Las Vegas, Nevada, recibió una llamada, atendió y era la voz de Pulpop que decía:

-¿Cómo has estado, amigo coyote? Es de parte del Club Colibo...Nos veremos en Jacksonville Beach, Florida en una semana.

-¿Dónde diablos queda eso? -contestó Moris.

-Pregúntale al Gran Sabio Google -respondió Christian.

-¿Y quién es ese? -contestó Moris.

-Consíguete un buen celular y tráete a alguien más, y no olviden sus pasaportes -le dijo Christian.

Después, el coyote salió de su casa con un costal colgando de una vara y, por la noche, robó la primera motocicleta que vio estacionada sin candado. Un par de días después, ya venía en esa misma motocicleta, una pandillera, por la interestatal, con su costal atado atrás, y a su derecha venía Ortaquiz El Payaso, en otra motocicleta pandillera también robada, durante el camino ellos se guiaban por los letreros que señalan hacia Jacksonville Beach, ambos iban con una ropa desteñida y arrugada, con las ridículas chaquetas del club Colibo que habían adquirido 15 años atrás en la aventura pasada. De camino el coyote le preguntó qué ha pasado con sus primos "Los Tortitos."

-Esos bastardos regresaron de Cancún mucho tiempo después, pero sin mi moto ni su camioneta, luego no los volví a ver más -respondió Ortaquiz.

Al cabo de una semana de haber recibido la llamada el coyote, de parte de Pulpop, Ortaquiz y Moris llegaron en las motocicletas, donde desemboca la carretera en la costa cerca del muelle turístico, una vez que se estacionaron, se bajaron todos tiesos y adoloridos, con dificultades para caminar, se iban a sentar en una mesa frente a la playa pero sintieron dolor. Estaban tan adoloridos que hasta se les dificultaba voltear a ver al lado, apenas podían mirarse de reojo.

-Ya hemos estado mucho tiempo sentados -le dijo Moris a Ortaquiz- y ahora es cuando más necesito mi bastón;esperaremos aquí, creo que llegamos muy temprano.

Luego, con una soda en la mano cada uno, caminaron tiesos hasta la orilla del océano a refrescarse los pies, Ortaquiz miró a su compañero de reojo todo tieso y le dijo:" ¿No era mejor venir en el auto?"

El coyote, en igual condición contestó:

-Recuerdo que vine en mi viejo auto hace casi unos 30 años con Siggy; recuerdo que cuando venía de camino para acá, batí mi record de velocidad llegando a unos 250 kph, que era la velocidad máxima que podía llegar esa cosa, tardamos menos que ahora en las motos.

Los Imperdonables Colibudentes . La comedia del sigloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora