Iba el Patinmóvil en aquella tarde por el desierto, rumbo a L.V., cuando de pronto, vieron un rótulo de Marlboro, y Ortaquiz dijo:
-Creo que ya terminaron el Complejo Marlboro, ¿qué dicen si vamos?
Respondieron emocionados, gritando con un ensordecedor "sí" colectivo. El auto se desvió a la izquierda y llegaron hasta un pequeño complejo ferial, alusivo a Marlboro, montado sobre un viejo puente abandonado, en cuya estructura inferior había un estacionamiento; en el nivel de calle estaba el área ferial, y arriba estaban los pequeños apartamentos de los trabajadores de la feria, montados en una estructura, derivada de la estructura inferior que envolvía el puente, y sostenía una serie de cubiertas rectangulares. En toda la estructura que envolvía el puente, se enredaba una impresionante montaña rusa, a la que subieron los colibudentes.
El joven que recogía los boletos a la entrada, les impidió el paso a Belíver y Pernabuco, diciendo que los niños menores de 12 años no pueden entrar.
-Tengo más edad que tú, jovencito -replicó Belíver.
El joven se asombró severamente al verles las caras, y dijo:
-Bu...bueno, subirán bajo su propio riesgo, señores.
Luego volvió a ver a los demás colibudentes, y cuando se éstos montaron a los carros, se sacó una bolsita con estupefacientes del bolsillo, la miró y la arrojó al basurero; después de eso, pasó a ponerles los seguros a los usuarios de la montaña rusa, a Gericocho le tallaba la barriga.
-Tampoco pueden subir los preñados -le dijo Ortaquiz.
-¡No estoy preñado! -respondió Gericocho exaltado y los demás se rieron.
A Belíver y Pernabuco les quedaba la barra del seguro al nivel de las cejas.
Belíver volteó a ver a su primo Pernabuco y,con la intención de alarmarlo, le dijo:
-Nosotros quedamos sueltos.
-¡¡¡Santos pistachooos!!! -gritó Pernabuco, en eso la montaña rusa comenzó a caminar y se aferraron a la barra del seguro. La montaña rusa, subió lentamente al extremo más alto de la estructura, luego comenzó a bajar a lo largo, hasta el otro extremo, y de ahí bajó abruptamente, arrancando muchos gritos, siguió con una serie de vueltas y rulos verticales. Luego de que termino la vuelta, todos se bajaron y solo quedaba Gericocho, que estaba atascado con el seguro.
-¡Oigan! ¿No van a dejar aquí a un hombre preñado? -gritó Gericocho.
Luego, subieron al bungee, donde Ortaquiz quedó de cabeza en trusa. Más tarde, los colibudentes, menos Belíver y Pernabuco, caminaban por la feria.
-Vamos a ver que más hay divertido en este lugar -dijo Ortaquiz.
Subieron a los 2 niveles superiores, donde estaban los apartamentos y se toparon con el administrador, Ortaquiz le preguntó: "¿Que más hay divertido aquí?" En eso, abajo, se veía un carro rojo de cartón gigante, con publicidad de Marlboro, rodando por una loma, hasta llegar a la entrada del puente y siguió por la barranca, unos 10 metros abajo, hasta pegar con una parte llana, en el nivel donde se apoyaban las bases del puente; ahí, el carro se desarmó y salieron Belíver y Pernabuco.
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Los Imperdonables Colibudentes . La comedia del siglo
HumorUnos 6 chiflados bastante extraños, coincidieron en una taberna en Arizona, un 27 de diciembre de 1998 y algunos de ellos ya se conocían entre sí. A partir de ese momento decidieron formar un club de amigos, al que llamaron el Club Colibo, con el fi...