Ya amanecía; ellos permanecían inmóviles viendo el amanecer, y como la marea ya había bajado un poco y ya se miraba parte del Flatulento, iba entrando un transbordador, todos los pasajeros y tripulación estaban viendo el autobús metido en el agua, frente a una partida de irresponsables. Unos niños asomados por una ventana los señalaban, viéndolos como los idiotas que se estacionaron en la rampa de las lanchas, los marineros y pescadores no podían dejar de reír, en vez de ir a ayudarles. Cuando el transbordador zarpaba de vuelta, sus nuevos pasajeros no dejaban de mirar aquello, pero con más cantidad de curiosos. Incluso los mismos colibudentes ya comenzaban a avergonzarse.
-Imagínense cuando el chofer se dé cuenta -dijo Gericocho.
-¿Cuándo me dé cuenta de qué? -preguntó en eso el chofer, y nada más veía el autobús mojado, metido entre el agua, con unas chorreras de herrumbre bajo las ventanas, sin perder un momento se metió al agua corriendo a darse cabezazos contra la parte frontal del camión, mientras se decía:
-¡Bruto, animal, imbécil, zopenco, grandísimo estúpido, soy el único idiota que pudo haberles hecho caso a esos locos!
-¡Oiga! -protestó Pulpop.
El chofer fue por las llaves, y trató de abrir la puerta, cuya cerradura que se herrumbraba se atascó, y se quebró la llave, entonces abrió desde afuera una de las ventanas, y a duras penas logró meterse, una vez adentro, encendió el motor y salía agua con herrumbre de la mufla, comprobó que las direccionales y las luces ya no prendían, entonces dijo:
-El sistema eléctrico se fue a la mierda, salvo que todavía arranca, por lo menos el agua no inundó toda la cabina.
Abrió la puerta trasera, y salía un poco de agua, mientras se preguntaba:
-¿Qué le diré al patrón?, si es que regreso.
Seguidamente, sacó el camión del agua. Por otro lado, el auto del Dd. estaba con la tapa del motor abierta al sol, pidieron aspiradoras industriales prestadas de la naviera, para sacar el agua del motor de ambos vehículos.
-No me imaginaba que la marea fuera a subir tanto -dijo Shaggy.
-Fue que el freno de mano está malo -respondió Buitreman.
-Si es cierto, pero yo lo dejé apoyado con el camión -dijo Sh.
-Entonces fue que la marea subió mucho -contestó Bm.
-O dejaron al camión sin freno -añadió Shaggy.
Después, el Dd. y los colibudentes fueron a un restaurante cercano a desayunar.
Ahí, Ortaquiz comió un bocadillo.
-¡Esa era mi tostada! -protestó Gericocho.
-Pero estaba en mi campo -replicó Ortaquiz.
-Yo la tenía aquí junto a mí -respondió Gericocho.
-¿No recuerdas que la dejaste donde yo estaba? -contradijo Ortaquiz
Gericocho insistía en que estaba junto a él y no junto a Ortaquiz, mientras se servía accidentalmente jugo de naranja en la taza llena de café del coyote, éste lo castigó golpeándole la barriga, y le advirtió:
-No te pego otra porque ya me traen el segundo café, y la próxima vez te dejo amarrado en una de las hélices del avión en que veníamos.
Ortaquiz se burlaba, Gericocho se enfadó y le dijo:
-Por tu culpa me equivoqué de jarra y el coyote me castigó.
-Eso te pasó por soquete -respondió Ortaquiz.
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Los Imperdonables Colibudentes . La comedia del siglo
ComédieUnos 6 chiflados bastante extraños, coincidieron en una taberna en Arizona, un 27 de diciembre de 1998 y algunos de ellos ya se conocían entre sí. A partir de ese momento decidieron formar un club de amigos, al que llamaron el Club Colibo, con el fi...