VI Capítulo. Pernabuco y Belíver regresarán a casa

7 1 0
                                    

La tía de Siggy, ya en el aeropuerto, histérica y llorando, iba a comprar otro boleto a Cancún para regresar por su madre, en eso su celular sonó y lo atendió.

-¡Mami! -gritó exhausta- ¡¿Dónde estás?!!!

-Estoy en Jamaica -contestó la abuela de Siggy-, ya pueden venir a recogerme, es que se me confundió el número de puerta, tenía un 6 pero era un 9.

La tía de Siggy no se explicaba cómo el personal del aeropuerto no se dio cuenta y, le indicó a su madre: "No se mueva de donde está, ya voy para allá..."

-Si me quedo aquí sin moverme, me saldrán raíces -replicó la abuela luego de colgar, pues ella llamaba desde un teléfono público en el aeropuerto de Kingston.

Esa misma tarde, los colibudentes arribaron a L.V. Algunos de ellos fueron ocultados en el área de carga, pues habían salido de EE.UU. y entrado a México ilegalmente. El coyote se hizo pasar por un peluche gigante, mientras Pernabuco y Belíver fueron ocultados de forma estratégica en maletas y, ya cuando habían pasado los controles, salieron de ellas, pues por su tamaño y aspecto tan extraño pudieron haber sido confundidos por muñecos. Gericocho y Ortaquiz fueron deportados tras no llevar pasaportes, pero venían escoltados por el oficial Christian. De todos modos, los revisaron y les cuestionaron si habían cruzado a México ilegalmente, pero Christian, tras identificarse con su insignia como detective internacional de una agencia, se entendió con el oficial, le aclaró que sus pasaportes fueron robados en Cancún, que ya se haría su debido reporte y, que les ha estado dando seguimiento para ayudarles a regresar. Ya una vez afuera del aeropuerto, se reunieron con discreción todos los colibudentes, menos Pulpop, claro.

-¡Ese hombre es un ángel que el cielo nos ha enviado! -comentó Belíver.

-¡Ese Christian es uno de los nuestros! -añadió Moris.

Luego, ellos llegaron a casa del coyote, donde se quedaron casi una semana, mientras regresaba Siggy de Cancún. En esa casa, sonó el teléfono.

-Diga... -atendió Moris y tapó el auricular- A que no adivinan quien es...Es Pulpop y dice que viene para Las Vegas -anunció, y le dijo a Pulpop:

-¿Si te fuiste para Miami, que te dio por venirte para acá?

-Cuando iba remando a casa -respondió Pulpop-, me detuve pensando en el largo camino que me quedaba y pensé que uds. se regresarían a Las Vegas, entonces decidí regresarme, para seguir divirtiéndonos todos juntos, señón.

Moris, con un tanto de sarcasmo, contestó:

-El club de los colibudentes no sería lo mismo sin ti, después te pregunto por qué huiste sin nosotros cuando esos bandidos nos atacaron.

-¿No harías lo mismo si hubieras tenido la oportunidad de escapar, malnacido? -respondió Pulpop, Moris se quedó pensando y, soltó una breve carcajada.

-¿Y dónde demonios estás? -preguntó el coyote, y Pulpop respondió:

-Lo mismo te pregunto, señón, si ya estoy en Las Vegas.

-Estamos en mi casa, te esperamos -contestó Moris y cortó.

-¡Aguarda, no me dijiste dónde queda tu casa, soquete! -dijo Pulpop.

En Cancún, un día después, Siggy hablaba con su tía por el teléfono del hotel y, una vez que cortó, comentó:

-Ya me extrañaba que hasta ahora tengo noticias de mi tía y mi abuelita, me tenían tan angustiada, ¿pueden creer que abuela se equivocó de vuelo y fue a dar a Jamaica?

Los Imperdonables Colibudentes . La comedia del sigloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora