CAPÍTULO
XXII
29 de octubre de 1983
Juicy resultaba ser más unido a Orson de lo que Charlie y yo habíamos pensado, puesto que, desde el día en que hicimos las maquetas, ambos hablaban sobre tonterías que a veces no entendíamos. Películas antiguas, series que no conocía, historias de personas que nunca había escuchado. Aunque era más la actitud de idiotas que los hacía unirse sin problemas.
Aunque no era el mismo caso con Mao, ya que no estaba hablando mucho ese día al igual que Todd, quienes solo se pegaban uno al otro los bostezos.
—Oi, Juicy. —Le llamó Orson mientras el menor despegaba la vista de otros estudiantes que hacían fila para subir a otros camiones. Orson estaba sentado en su maleta y parecía que las llantas saldrían volando. Llevaba una chaqueta de colores amarillos y rojos en un estilo un poco moderno y unos pantalones levis con tenis rojos brillante.—Sobre la fiesta de noviembre, la de Nya, ¿irá Totoko?
Juicy sonrió de una forma pícara, y se cruzó de brazos en dirección a Orson. Parecía que Juicy era un adicto al chisme al igual que Todd, aunque en menor medida, sin embargo, a diferencia de Todd, quien no cambiaba sus gestos al momento de escuchar algo (porque según él, la discreción era un arte que el chisme debía de contener), Juicy demostraba interés, sorpresa y todo lo posible de una forma exagerada, volviendo el mitote más interesante.
—Hm, probablemente. —Dijo Juicy tratando de pensar en ello. Siguió sonriendo de la misma forma y se inclinó hacia el mayor. —¿Te gusta esa chica? Es una vil víbora adicta al sexo, ¿lo sabías?
—No le gusta ella, le gusta su trasero. —Dijo Charlie cambiando la página de su libro. Llevaba ignorándonos desde que abrió su libro de Stephen King. Traté de contener una risa, porque opinaba lo mismo.
—Ustedes dos no son más que vulgares hombres que solo piensan en sexo. —Nos acusó Orson a Charlie y a mí con mala cara, aunque yo solo había contenido la risa y no había opinado nada; Juicy le siguió el juego con gestos exagerados de asentimiento. —Yo en cambio deseo tener una noche romántica con la chica más bonita de la preparatoria.
—Si sabes que Totoko está de novia con el hijo de un hombre dueño de petróleo, ¿no? —Le advirtió Juicy. Orson se encogió de hombros. —No creo que Totoko esté muy interesada en estar contigo en esa fiesta. Lo más probable es que ese sujeto haya sido invitado y se la pase siendo manoseada por ese universitario.
—Hm. —Orson hizo un gesto que no pude descifrar, aunque seguro solo quería dar a entender que no le interesaba mucho, y solo se cruzó de brazos. —De todas formas lo intentaré.
—¿Por qué los invitaste a la fiesta de Nya? —Preguntó Mao, leyendo un libro que desconocía, quien llamó la atención de todos. El chico de ojos violetas no levantó la vista de su libro, sin embargo no lucía muy contento con saber eso. Todd, que leía una revista de moda masculina, y sin levantar la vista, contestó. Parecía que ellos solían comunicarse de esa forma. Hablando sin necesidad de verse a los ojos (a menos de que fuera necesario).
—Juicy me dijo que les invitara. —Charlie me dio un golpe en el brazo con su codo para que volteara a verlo, y me sonrió de aquella forma cuando planeaba algo. Intenté decir algo, pero rápidamente volteó a ver a Mao.
—¿No irás a la fiesta, Mao? —Le preguntó Charlie cerrando su libro y recargándose sobre mi hombro. Charlie y yo teníamos la misma altura, así que no había problema en ello. Mao pareció negar, porque, en realidad, apenas y movió la cabeza.
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El chico de los ojos violetas
Teen FictionKarl desconoce la identidad del chico que siempre ha llamado su atención. Sólo tiene dos ideas sobre él. Uno, que su apellido es Pinefield, y dos, que es hijo del hombre con la peor fama en toda la cuadra. Pero él no está dispuesto a quedarse sin co...