NOTA: Este es el último capítulo corto durante un tiempo; queda solo un capítulo más del pequeño "arco" del campamento, que es un poco más largo, y de ahí, volvemos de nuevo a capítulos largos para entrar a otra parte de la historia. :)
CAPÍTULO
XXX
31 de octubre de 1983
Caminando por la acera, guardé mis manos en mis bolsillos al regresar a casa no sin antes colgar la cámara en mi cuello con ayuda de la correa. La fotografía de Toka me estorbaba, la tomé y la levanté en alto para verla con cuidado. Sus ojos daban miedo incluso si no le tenía enfrente. Aún recordaba la primera vez que había hablado con él. Yo tenía once años, mientas que él tenía apenas veintiocho o veintinueve.
En ese entonces, no daba la misma sensación que tenía ahora, de hecho, en aquel entonces parecía ser más reservado que a diferencia de su hermano mayor, quien era amigo de mi padre. Un hombre al que no le importaban los menores de la misma forma que a Toka, pero sí los usaba como mercancía. Sabía que lo movía el dinero, o eso decía mi padre, e, irónicamente, aunque me regañaba cuando no saludaba a invitados, no me permitía acercarme a ese hombre. Tampoco me dejaba saludar a Toka.
Así que él era mi secreto. Uno sucio y vulgar. Besé la fotografía para sentir un poco de él de nuevo y volví a guardarla, pero esta vez en el bolsillo de mi pantalón. Debía de esconderla junto con las demás. Podía considerar a Toka especial; aunque me diera miedo, me gustaba estar con él. Aunque no siempre. Toka era frío, a veces decía cosas que me hacían sentir lleno, pero no lo suficiente.
No me divertía con él y solo me reía de vez en cuando si lo pensaba bien. Si quería quedarme a dormir, Toka inmediatamente me mandaba a casa. No me tomaba de la mano a menos de que lo hiciera en medio del sexo, y usualmente era brusco conmigo. Sin embargo, no quería soltarme de él. Me gustaba ser abrazado y tocado por alguien; aunque Toka había influido en esos gustos porque a veces un beso me hacía sentir que algo faltaba.
Busqué en mi bolsillo trasero la cajetilla de cigarros que Toka me había regalado y tomé uno colocándolo en mi boca. Saqué el encendedor e inhalé cuando puse el fuego en el otro extremo y exhalé la primera bocanada de humo. Papá fumaba, mas nunca me había invitado un cigarrillo. Toka me había enseñado a fumar después de que yo sentí curiosidad; él tampoco me había invitado.
Era la única adicción que tenía, posiblemente. Quizás Todd estaría molesto si se enterara, pero cada vez me daba más igual lo que él opinara al respecto. Estaba cansándome. Quería mucho a Todd, era posiblemente mi mejor amigo junto con Juicy; pero estaban tan preocupados por mí que era agobiante. ¿Tan mal estaba mi situación? Suspiré y me sobresalté cuando un coche se detuvo, sin que yo lo notara, a mi lado y sonó el claxon.
La camioneta era inconfundible. Papá me miraba con un gesto desaprobador aunque al mismo tiempo tenía un cigarrillo en la mano. Él lo tiró al suelo y me indicó con la cabeza que subiera. Yo no tiré mi cigarrillo, al contrario, me lo dejé en la boca y subí al asiento del copiloto sin decir nada. Papá arrancó y encendió la radio mientras pasaban una canción que no conocía, era vieja, pero papá la disfrutaba porque la tarareaba y meneaba sus dedos con la música. Seguí fumando, y una vez que lo terminé lo lancé por la ventana.
—¿Dónde andabas? —Preguntó papá girando por una de las calles. Manejaba siempre con precaución. Él decía que llamar la atención de los policías viales era un desperdicio de tiempo. —Cuando llegaste del campamento olías a camión, ahora hueles a cigarrillo y a suavizante ajeno.
—Fui con un chico de la escuela a preguntar unas cosas. —Mentí recargando la cabeza en la ventana después de haberla subido. —Estuve en su sala esperando un rato, pero no me dio lo que quería. —Papá volteó a verme solo un segundo y yo continué con mi mentira. —Quería que me diera unos apuntes de la escuela que le faltaban. Quizás se me pegó el aroma de la sala. Y sobre, el cigarrillo, bueno, me gusta fumar.
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El chico de los ojos violetas
Novela JuvenilKarl desconoce la identidad del chico que siempre ha llamado su atención. Sólo tiene dos ideas sobre él. Uno, que su apellido es Pinefield, y dos, que es hijo del hombre con la peor fama en toda la cuadra. Pero él no está dispuesto a quedarse sin co...