¤ Secuela de Novio por 31 días
Na Ahnna sentía que desde que tenía uso de memoria, Yang Jeongin no había sonreído ni una sola vez en todos esos años. ¡Y ya estaban por acabar la escuela! Es entonces cuando su hermana mayor le aconseja hacer cosas qu...
Jeongin miró alrededor, muchas personas venían, susurraban un deseo en su corazón y se marchaban con esperanza de que se cumpliese.
—Pidamos algo —propuso Ahnna—, pero nada que tenga que ver con el pasado. Creo que los deseos deben ser para cosas futuras, no para cambiar algo que ya pasó. ¿Está bien?
Jeongin asintió, tiró una moneda y cerró sus ojos juntando sus manos.
Na tenía razón, no iba a pedir que su hermano volviese porque era muy ilógico. Lo hecho hecho estaba y así lo deseara con todas sus fuerzas, jamás volvería a tener a su hermano a su costado regañándolo por jugar demasiado los videojuegos o ayudándolo con sus tareas. Tampoco lo iba a escuchar tocando el piano o contándole cuentos antes de dormir porque incluso cuando tenía 13 años y hasta ahora, Jeongin a veces tenía pesadillas.
Ni siquiera lo oiría como cada noche o cada mañana, con un beso en su frente decirle: "Te quiero".
Beomgyu no volvería por más que él lo desease. ¿Pero era mucho pedir que al menos le diese una señal de que estaba bien? ¿Que ahora sí era feliz? ¿Que siempre estaba a su lado?
Pidió con el corazón en la mano una mínima señal. Jeongin quería verlo una última vez y no en fotos.
Abrió sus ojos encontrándose con los de Ahnna.
—¿Listo? —Jeongin asintió—. Ok, entonces ya podemos irnos.
El chico creyó notar algunos metros detrás de Ahnna una cabellera familiar junto a una chica de cabellos negros. Sentía aquella vista familiar, pero la imagen se difuminó en un parpadeo. Creyó estar alucinando.
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Jeongin nuevamente estaba teniendo pesadillas. Estaba solo en medio de la oscuridad y voces en su cabeza susurraban una y otra vez: "Malagradecido", "Hizo todo por ti, ¿y así le pagaste?"
—¡No fue mi culpa, no sabía que no lo volvería a ver! —gritó entre sueños—. Silencio... por favor... sé que no es mi culpa...
De un momento a otro las voces se callaron y tímidamente entreabrió sus ojos, viendo así un rostro muy conocido.
—Beomgyu hyung...
El chico lo miraba con el ceño fruncido en preocupación. Ladeó la cabeza y analizó a su hermano menor.
—¿Qué ocurre, Jeongin? Tú mismo lo has dicho, no fue tu culpa. ¿Por qué te sigues atormentando?
—Hyung yo... yo no lo sé —comenzó a llorar—. Y ahora mismo ni siquiera puedo creer que estés aquí.
—Ay, no seas tonto —rió un poco para después acariciar sus cabellos—. Yo siempre estoy contigo. Y estoy muy bien, estoy feliz. Solo necesito que tú también te des esa oportunidad de salir adelante.
