Capitulo 1

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Parte 1 Etapa 1

Etapa: Sociedad
Parte: Fumadores entre el DCM





2017.                                             Pasado
Jugaba común por debajo de las camas de mi casa. Recuerdo el arrastrarme entre los espacios vacíos siguiendo al rojo gato que atravesaba las cobijas tirando su pelo maligno que tarde o temprano me provocaba estornudar. El gato maullaba cuando lograba atraparlo, creo que jamás me quiso, pero le gustaba la atención de mis papás. Ellos se ponían a hablar por horas del DCM, jamás comprendía eso cada que ellos hablaban de mil cosas y planes.

En ocasiones hacia viscos para distraerme en la cicatriz que más caracteriza mi cara. Aún recuerdo esa caída cuando trataba de aprender a usar una bici sin ruedas. Algunos niños quieren el apoyo de sus padres, pero los míos sólo estaban hablando de DCM todo el tiempo.
Me costaba hacer ciertas cosas solo. Bajar el cereal del estante. Hacer fracciones sin que alguien me dijera que están bien. Aprender a andar en bici.
Me pasé todo el día tratando hasta que decidí que no volvería a tocar una bicicleta.

Observaba a los ciclistas usar los pedales de forma estable, movía el manubrio con inseguridad en movimientos rápidos y torpes. Logré con dificultad sacar las ruedas de apoyo, sin embargo no parecía ser tan difícil, menos en la calle 46 que tenía una bajada muy pronunciada que me daba impulso para no mover el manubrio, pedaleaba como todo un profesional sin dar vueltas. Cuando el aire chocaba contra mi cara recordé aquello, las águilas vuelan a 240 km/ h. Yo bajaba confiado de mi, bajaba con el gato en la canasta de la bicicleta. Él no parecía disfrutarlo tanto como yo, llegó a ese punto de desacuerdo en la acción que a él le pareció una buena idea saltar de la canasta hacia el pavimento inestable de la calle. La llanta jalo su pata trasera hacia atrás, en ese momento fue como ver pasar el mundo en cámara lenta, tal vez aun lograría tomar de nuevo la estabilidad en mi bicicleta si tan solo pudiera controlar mis movimientos para regresar mis pies a los pedales, en eso recordé las águilas viejas pueden decidir alargar su vida aislándose para renovarse, la cosa es que yo no soy un águila, así que caí de boca contra el pavimento. Los únicos recuerdos fueron la cicatriz por sobre mi nariz y el yeso del gato que escapó luego de recuperarse. Nadie se molestó en remplazar el gato por otro parecido con el que me harían creer que seguía vivo, este nuevo gato era demasiado holgazán, dramático y tiraba más pelo. Nadie sabía que yo sabía que no era el mismo gato.

Me volví un experto en las matemáticas gracias a la libreta de mamá. Cuando tenia mucha suerte me podía pasar casi 5 horas jugando a resolver problemas matemáticos de cualquier tipo; creo que cuando no había suficiente tecnología, no tenias compañeros de juegos y odiabas la bicicleta de tu hermana mayor que todos decían era tuya; no te queda más opción que ser nerd o aprender a dibujar, pero odiaba dibujar por la manera en la que el lápiz puede manchar tu mano, aveces me aterraba de parecer un extraterrestre después de quedar con las manos llenas de un carbón ligero que se expandía por toda mi piel haciéndola parecer la cosa más terrible que podría existir, era como ser un hombre metálico; creo que eso no me molestaba mucho cuando sacábamos los termómetros de los cajones de nuestros padres para romperlos y jugar a pasar el mercurio de mano en mano en filas enormes con mis compañeros de salón de clases. Cuando jugábamos todos en el patio de la escuela, era cuando más exploraba mis habilidades.

Le decían Paco, era muy problemático, sin embargo siempre accedía a prestarnos sus cosas; sus carritos de juguete, sus canicas e incluso su resortera, sobre todo esa cosa. Paco tenía días buenos y días malos, en los días buenos él podía prestarnos sus cosas, sin embargo en los días malos podía tomar mis libretas con la tarea hecha y presentarla como su tarea, le tenía miedo así que decidí no decirle nada.
-¿podrías prestarme tu resortera?- pregunté a Paco después de que Andrés me retara a golpear una lata vacía.

Incidente Mortal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora