Estaba dormido cuando vi a Guillermo y a Renata hablar sobre la cama de ella, parecía que no me importaba, pero ahora, viéndola ahí con un tipo tan feo como Memo, me sentía una basura, estaba celoso y furioso a la vez. Pero yo podía enfurecerla más.
-¿Qué hacen?- les pregunté
-te importa- dijo memo tomando de su mano.
-no, iré con Rubí, cúbranme.
Ahí empezó una operación espía de pura inmadurez. Era Guillermo siguiendo cuidadosamente mis pasos como si fuera tan imbecil para no darme cuenta, pero fingí no hacerlo. Debe ser espía de Renata, eso significaría que ella estará ahí escuchando todo lo que haga y eso le dará celos.Llegó la mañana y yo seguía en los pasillos.
-es una nueva semana, habrá otra revisión.- se escuchó en las bocinas de todo el lugar.
Llamaron a mi número y al de Renata, la tome de la mano y ella no se negó a tomarme también, nos separamos. Ella entró en el baño sin ningún problema, yo avancé hasta ser detenido, había radiación inusual en mi, ¿por que si hasta ahora no había salido?
Cuando terminaron las revisiones dieron otro anuncio.-la siguiente semana, quien tenga anomalía se irá a sótano.
Después de todo un día lleno de castigos, por fin llegué al compartimento, a mi salón.
-no puedo creer que me hayan retenido- le dije a Renata.
-se llama venganza- me dijo ella, se volteó y dejó de hablarme.
Pase toda la semana sin que ella, Memo o Rubí me hablaran. Me dolía haber perdido a mis amigos.
-¿podrás arreglarlo?- me dijo Paloma a las tres de la mañana cuando apareció sentada en mi cama.
-¿hablas de vengarme?
-Si o una cosa mejor como hacer las paces- me dejó un pedazo de col que no se comió en la tarde. A Guillermo le encanta la col, esa podría ser una forma de ganar nuevamente su amistad. Pero si se trataba de venganza, yo podía ser mejor.
Dos horas después de quedarme pensando que haría, si vengarme o regresar a la amistad, la vida o las cinco a.m me dieron una señal. Era Renata entrando a acosarse en su cama. Estaba toda mojada, con frío, llorando y una mano sangrada. La tierra en sus mejillas y el olor de su cabello me decían que había logrado salir.
-¿estás bien?- me pare a un lado de su cama.
Ella se volteo y evito hablarme.
Tome de su mano sangrada, no era de ella, ella no tenía más que un raspón en la cara.-suéltame- siguió llorando.
-saliste, y supongo que te enfrentaste con la realidad de la guerra, ¿no?
-los libros de historia jamás me pusieron ese escenario.
-¿Qué querías?
-buscar a mi hermano. No creo que esté muerto, pero la guerra tampoco es como la imaginé de la forma más cruel.
-¿como fue entonces?
-era rojo- empezó a llorar -no por sangre, era por el fuego de las bombas que quieren destruir poblaciones enteras.
-¿De quién es la sangre?
-parece que después de las bombas hay gente encargada de eliminar a los que sobrevivieron. Yo llevaba un cuchillo, le corte su mano, le arrebate el arma y huí. Pero mate a otro. Jamás creí ser asesina.
-jamás creíste serlo, pero la gente no da piedad, las guerras no dan abrazos y las personas jamás serán como lo esperas, mucho menos la vida, porque ninguno de los dos puede cambiar lo que ya está hecho. Si tú no lo hacías, ellos lo harían.
-no vuelvas a alejarte de mi.
-lo prometo.
Llegó una nueva semana en la que revisarían anomalías. Después de lo que me pasó me doy cuenta de que no fue grave, pero tal vez una segunda pasada me mataría.
-está hecho- dijo Paloma.
-¿Qué?
-dijiste Venganza, así que tome agua para Renata y Guillermo.
-quítaselas- le dije.
-no se puede, tendrían que quitarse toda la ropa y el cabello.
-bien, los castigos irán subiendo de nivel; por ahora es pequeño. Pero ustedes decidirán si siguen haciéndolo- dieren el anuncio después de que uno de ellos sonó la alarma.
-ya es mi turno- me dijo memo pasando sin sonar la alarma.
Después de los nervios y el quieres confesar el error de mis palabras que podría traer consecuencias, Renata desapareció, dejándome únicamente en la fila esperando que no la atraparan en lo que yo dejé de avanzar.
-vamos hijo- me dijo el hombre en el detector -Si no tendré que enviarte directo a castigos.
Renata estaba limpia, yo también. Eso alivio mi alma más que cualquier otra cosa.
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Incidente Mortal
Science Fiction-¿Cómo te llamas? -Recuerdo que mis padres hablaron conmigo sobre no decir nada de mis datos a extraños. -No creo que tenga intenciones de hacerte daño. Odio cuando algo me avisa lo que sigue. Todos siempre hemos sido enfermos mentales, tal vez unos...