Capítulo 9

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2020 Pasado
Nos sacaron del cuarto obscuro. Nos exponían el pueblo y la ubicación de cada cosa que existía. Dentro había tiendas de comida, ropa, farmacias; pero todo tenía un límite.
No se podía consumir comida a no ser que ya acabarás con toda la que llevaste la última vez y cada compra se hace cada dos meses. No se puede comprar más ropa a no sé qué deje de quedarte o se rompa.

-estás serán sus casas- dijo una señora algo vieja de voz rasposa que usaba un bastón. Por lo regular si me dieran esta descripción a mi, me imaginaria a una anciana canosa con una enorme giba, pero ella no es así. Tiene el pelo mitad gris, mitad café obscuro, una pierna chueca, pero camina muy derecha con porte e ilustre. -367,368 y369.

-¿son únicamente tres casas para seis personas?- preguntó Renata.

-Son cinco personas.

-¿Qué pasará con Paloma?- me puse enfrente de la señora.

-Tienen suerte de lo que sucederá, ella planeaba delatarlos con Homero-. Nos vio de reojo, después de eso su mirada se llenó de odio -Ese hombre ha tratado por mucho tiempo que nos unamos como peones para el. Claro que ahora todos somos peones, pero debemos de elegir nuestro color, cosa que el no sabe hacer.

-¿Cómo morirá?

-no lo sé. Tal vez dos vivirán solos y tres compartirán casa o dos habitarán una casa y el que sobre vivirá solo. Ya será su decisión.

Mire de reojo hacia atrás. Noté como todas las manos de todos se tomaban formando pares menos las mías. Edmundo y Eusebio, Renata y Guillermo.

-tendrán que ir mañana a esa estructura grande- señaló por encima de nuestras cabezas -. Ahí les dirán en que trabajar. Por el momento pueden ir a comer a él área social, es barato y pueden pagar después la deuda que ahí generen.

Él área social era una gran sala de color naranja con mesas triangulares que tenían 10 sillas en cada mesa.

Nos sentamos todos juntos. Creí que sería una especie de restaurant con carta o variedad, pero a todos se les sirve lo mismo en unos platos de barro improvisados.
La comida está rancia y es muy poca cantidad. Nos dan un código que por nada debemos de perder, de otra forma nos cobrarán más o nos expulsaran de este sitio. Es igual con todas las deudas que generemos, era lo más lógico en un mundo que cae a pedazos.

Después de comer, regresamos a las casas. Inicio una batalla ahí (en mi interior).

-Edmundo y yo compartiremos-de inmediato declaró Eusebio, se dio una media vuelta, se cubrió del sol con una mano y prosiguió -aquella, la que se encuentra enfrente de las otras dos.

-creo que ya todos nos suponíamos esa acción- dijo Guillermo en tono sarcástico-. Yo dormiré en esa casa.

-¿conmigo?- preguntó Renata- Si tú quieres claro.

-Si quiero- la abrazo y le dio un beso en el cráneo.
¿Qué estaba pasando aquí?, desde cuando ellos eran íntimos o algo similar, ¿por qué esto me sucedía cuando estaba dispuesto a cambiar por ella?, claro que ambos pudieron darse cuanta de la persona que era. Así era como yo me quedaría en una casa.

Decidí ir ese mismo día a buscar el trabajo que me asignarían, y eso hice, lo mejor ahora era distraerse de esa imagen, ese suceso tan epatante que no salía de mi cabeza hasta que otro pensamiento entro en mi cabeza; la verruga de la señora del mostrador parecía creada por arcilla y el beso de un sapo, además de aquel pelo que crecía justo en medio de lo rojo morado.

-buenas tardes se...señora- lo dude un poco. Realmente esa verruga me distraía -vine a solicitar trabajo o...mmmm...algo así.

-¿acaso eres tartamudo?

-mmm...no.

-entonces, aprende a hablar- Me dijo en un Todo creado por Satanas.
Que increíble, además de fea es grosera, era él como.

-lo que tú quieres es agilizar un proceso- salió otra mujer, igual de fea, pero por lo menos se veía agradable- se puede, pero tienes que hacer un examen.

Seguí a la segunda mujer por un pasillo amplio -¿siempre está de mal humor?

-debe ser la menopausia- se rió sin dejar de caminar.

Llegamos a un salón blanco con unas veinte bancas, pero yo era el único que ocuparía una de ellas.

No era un examen, eran dos. Uno de conocimientos y otro de vocaciones.
Los conocimientos se dividían en cinco etapas. Acredite la última parte, cosa sorprendente, sobretodo porque mi puntaje más alto estaba en matemáticas; la desventaja fue que en vez de ponerme en algo relacionado a la física o un papel en batalla, yo termine como encargado de la administración monetaria y personal. Claro que llegué aquí buscando trabajo suficiente para distraerme de todo lo que me mortifica, pero jamás creí que llegaría tanto trabajo que ahora me mortifica más, aparte de mi vida social.

Cuando regrese a mi casa si es que así puedo llamarle a este lugar, vi a Renata, sentada sobre la acera, fumando.

-¿a donde fuiste? Te estábamos buscando.

-¿Dónde conseguiste eso?

-conocí a un hombre que los consigue, ahora tengo otra cosa para generar deudas.

-¿Por qué lo haces? No es normal que niños estén así.

-nada es normal. No era normal que los amigos de mi tío me molestaran, tampoco fue normal que mi mamá recuperara el interés por mí después de enterar se de lo que uno de ellos había hecho conmigo, tampoco era normal que mamá no regresara y me dejara con su novio, mientras yo cuidaba de mi hermano menor y mi hermano mayor me cuidaba a mi, no es normal que me obligaran a llamar a mi padrastro padre y que él abandonara a sus hijos. Nada es normal, todos estamos sumergidos en esto. Hasta el que tuvo una vida perfecta tiene problemas mentales.

-lo siento, no tenía idea- me siento completamente idiota. -¿Por qué decidiste vivir con Guillermo?

-no te elegiría a ti, eres un patán aunque realmente te quiero, pero creo que he empezado a enamorarme de él.

-¿el sabe todo eso?

-no, el puede verme como una persona normal; prefiero dejarlo así.- deja salir una lágrima, se levanta y se adentra en su casa.

Me gustaría pensar e imaginar lo qué pasó con su vida. Me gustaría ser empatizo con ella, pero hay otra cosa que me vuela la cabeza aún más, ¿acaso todos somos enfermos mentales?. Después de analizarlo, decidí que si, es cierto; no diré mis razones, ya que cada quien opinara diferente, pero es totalmente cierto, ya sea que sea una enfermedad mental ligera, media o severa; está ahí, en el interior de tu cerebro como una voz a punto de explotar.

Incidente Mortal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora