Presentarme o expresar mi dolor

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2065 Presente

Presente de Alyssa

Me rescatan a dos meses a la deriva, con los que amaba aplastados por la falta de sangre corriendo entre lo profundo de sus venas, pálidos y abandonados entre lo que no tenía idea que vería otra vez.
La gente aquí es rara. Me han ofrecido todo lo que tienen, aunque yo siga buscando a los que sé que están vivos.

Tengo quince años, mi nombre es Alyssa.
Mi padre era un grandioso psicólogo y llevo en la mente sus palabras tan complejas: "si no puedes confiar en nadie, escribe lo que te atormenta". Y así lo haría ahora, cuando escucho curiosamente la canción tan impresionante que marcará esos momentos que pudieron ser perfectos y ahora son polvo.
La cara de los que me han abandonado me atraviesa el hígado. No hablo únicamente de los que murieron; hablo de los que me abandonaron en el sentido literal y los que perdí y buscaré.

Supuestamente no pensaría en cuanto extraño a muchos de ellos en una lista interminable de nombres y dibujos, porque me encanta dibujar los rostros de la gente para no olvidar ni una característica de ellos, ya sea que den igual para mi, sean importantes o me causen daño.

La gente aquí es rara porque creen que no tengo mi propio papel y mi lápiz, pero lo tengo.
Quería olvidarme de sentir, pero no es posible cuando salgo a la plaza principal a darme cuenta qué hay gente que aún recuerda la música. En específico, ese artista solitario hace que se me pare el corazón de los recuerdos con la música, porque no era música desconocida, era música que me hacía regresar a todos esos sentimientos intensos. Me obligue a correr de regreso al lugar que ellos han nombrado mi casa.

Enseguida me echo a llorar en mi cama, sobretodo limpiar mis mejillas fingiendo que todo lo que he dejado atrás no me duele. Finjo no llorar mientras veo mis manos rasguñadas y rojas (que antes siempre estaban acompañadas de tierra y suciedad) escribir estas palabras tan fluidas e inexactas manchadas cada vez por más lágrimas que quiero contener.

Parece un resumen de todo lo que quiero expresar, pero no es así, es más el inicio de una explicación que tendré que dar a todos aquellos que pasen este cuaderno cuando yo lo pierda, o en efecto, muera.

No conozco a esta gente que se preocupa por mi y toca a mi puerta porque me ha visto salir corriendo, llorar y gritar mientras muerdo la manga de mi sudadera que antes no era mía. Ahora es la ropa limpia que aguarda en mi closet para ser usada por mi sin verme como un retrato apocalíptico. Mi vestimenta eran unos pantalones cómodos, ligeros y un poco ajustados con un cinturón; también una playera blanca sin mangas; claro que también formaba parte de mi vestimenta la M249 que me ayudaba a conseguir mi alimento o defenderme de lo que venga a buscarme. Ya sean los muertos o los enemigos que he ganado.

Algunos los llaman muertos, otros pálidos y muchos más zombis, pero yo cree mi propio termino. Molomó.

La puerta tiene ese sonido de necesidad sobre mi. No paran de obstinarse en que abra mientras yo aparto la libreta para esconder mi cabeza debajo de la almohada. Pero hay tanta insistencia, que es necesario que abra esa puerta.

Me sorprende ver una persona del otro lado, es el músico. Ahora me mira a los ojos hinchados y rojos en lo que yo desisto de la misión de soportar gente y trato de cerrar para no volver a ver la barba que apenas empieza a crecer en su mentón. Entre mi curiosidad y la suya, el atraviesa su mano para que yo evite cerrar completamente. He pasado tanto tiempo afuera, que ese acto que para muchos podría ser de preocupación o amabilidad, para mí es una amenaza. La desesperación me invade y ahora estoy tratando de cerrar con fuerza usando ambas manos.

No noté que llevaba cargando en una de mis manos la libreta en la que apenas empiezo a escribir, así que esta cae al suelo. El músico la toma de inmediato y ahora está leyendo.

–eres buena escribiendo, ¿fuiste escritora?– me mira fijo suspirando y sintiendo lo áspero de las hojas, lo noto por la forma en la que mueve su pulgar sobre las partes blancas –. ¿Alyssa?

Estiro mi mano y arrebato lo que me pertenece de sus manos.

–Soy una persona, no un animal– se reserva a verme como una lunática, yo sé que si lo estoy –.Me interesa tu historia Alyssa, pero también me interesa que en un lugar futuro de tu historia esté yo, porque en un mundo como este, todos queremos un legado.

No le contestó, porque está historia no será del futuro, será del pasado. Y por más equivocaciones que recordaré, lo que está en lápiz plasmado en hojas blancas de una libreta común, apenas comienza.

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