Para que me quieras

LUNA

Buenos días mis queridos escuchas o lectores, otro día más para continuar con este relato, por favor, le indico porque esta vez mi transmisión va más tarde, se tratarán temas de adultos solamente así que por favor, si hay menores cerca no escuchen la emisión del día de hoy o no la lean tampoco si hay un menor cerca ya que sí hoy tendré que contar lo que aconteció en la luna de miel y antes de que me censuren, cuento con los permisos respectivos, por eso es a esta hora, no perjudicare la mentecilla de ningún inocente, y por lo que puedo ver más y más personas lo están escuchando justo ahora.

Bien sin más por mencionar, comenzamos.

Al día siguiente después de la noche de bodas, me encontraba con Charlotte dormida sobre mi pecho, la camisa de mi pijama completamente abierta, me levante de golpe, haciendo que se sobresaltara y terminara en el suelo, me carcajee de la caída, se vio tan tonta que me pareció gracioso, cuando se hubo levantado se abalanzo sobre mí, con la intención de pellizcarme las mejillas, pero la detuve, ahora estábamos más conscientes de lo que acontecía ella estaba sobre mí, nos quedamos mirando el uno al otro por un largo rato, poco a poco acercaba su rostro al mío y mi cuerpo es decir yo no respondía, solo me quedé estático probablemente esperando el beso sobre mis labios, suave pero dulce, lo deseaba, quería el beso, mis manos recorrieron sus piernas y sus suaves glúteos, mientras levantaba poco a poco la falda de aquel camisón negro que traía puesto, sentí la extraña textura de la ropa interior de encaje que traía debajo de aquel camisón, la aparte y quite mis manos de su atrayente trasero.

-Perdona, ejem quería preguntarte ¿Por qué la camisa de mi pijama está abierta? -

Dije, ella se sentó a mi lado y me miro algo ruborizada, ahora observaba el camisón, se veía demasiado tentadora, sé que mostraba tal vez un poco de su hermosa y cremosa piel, mis ganas de morderla y dejarle una buena marca aumentaban.

-Lo siento Al es que quería sentir tu piel, perdona-

Tenía una manera extraña de hacer las cosas.

-Al, yo sí quiero tener ese contacto contigo, pero no quiero obligarte a hacer algo que no desees-

Era obvia mi respuesta el problema es que parecía que era tan obvia que contesté todo lo contrario a lo que iba a decir.

-Lo haremos Charlotte, solo quiero que me tengas paciencia, es la primera vez que hago algo como esto y me siento raro haciéndolo también-

Me miró sorprendida y sonrió.

-Al, también es mi primera vez, bueno con un hombre y tengo curiosidad, y por lo otro solo déjate llevar, como viste si tienes el instinto-

No espere a que dijese alguna otra palabra volví a besarla, me sentía sediento por sus labios, deseaba tanto de ella en ese momento, mi asco por ser tocado se esfumó, introduje mi lengua a su boca volviendo a explorarla y saborear cada rincón de la misma, mientras mis manos deslizaban el camisón de la chica hacía arriba, mi cuerpo respondía extrañamente ante el tacto bajo la piel de mis manos, separe mis labios de los de la chica solo para terminar quitando por completo aquella prenda y que terminara en algún lugar del piso alfombrado, trague saliva al tenerla frente a mi semidesnuda, era perfecta pero sentía que era demasiado para mí.

-Al, ¿no te gusta lo que ves? –

Me acerqué a ella, enajenado con mis movimientos, la recosté, mientras ella se deshacía de la camisa de mi pijama, sentí sus manos recorriendo mi pecho y mi abdomen, eso me hizo suspirar, ¿me estaba comenzando a gustar?

-no, es claro que me gusta lo que veo, es solo que me siento tan tonto en esto a parte eres la primer chica que veo desnuda y me apena-

Tomó mi rostro entre sus manos y acarició mi mejilla.