ROTO

468 41 39
                                    

Buenas mi querido nueva Orleans, queridísimos escuchas y lectores, el día de hoy les traigo una nueva parte y conclusión de mi relato.

Todo empezó como los demás días, hasta la ida a mi trabajo todo parecía normal, mi tiempo pasaba rápido y realmente lo disfrutaba, llegó la hora de la partida a casa, tenía planeado sorprender a Charlie ya que teníamos casi un mes de estar juntos, pensé sería buena idea, irónico ya que no sabía lo que ella tenía preparado para mí.

Llegué al lugar que compartía con ella, abrí la puerta, para toparme con sus maletas, algo me decía que se iría de viaje, pero sin mí.

Cuando me vio en la puerta sonrío, me abrazó, se sentía normal pero no lo era, en mi corazón algo me lo advertía no era como se veía, se separó de mi me dijo que había preparado el café, me senté la observé, se veía hermosa, pero sabía que no se arregló así para mí.

-Al, debo decirte algo-

Tenía miedo, mi corazón latía con fuerza, como cuando te van a dar una mala noticia que comienza a desesperarte la intriga.

-Dime ¿Qué sería Charlie? -

Le dije aun saboreaba su nombre entre mis labios, sentía como si algo malo fuese a pasar, no sabía qué hacer.

-volveré con Vaggie y me mudaré con ella sin importar lo demás-

Suspiré, esta vez no lloraría, no era mi estilo además de que ya me lo esperaba, pero, aunque lo haya mentalizado con mucha antelación, aun así, escocía la herida, dolía.

-ya veo, pues que tengan suerte, y que sean felices-

Sonreí de manera hipócrita, no demostraría que realmente me desmoronaba por dentro.

-Lamento todo, sé que debí hacer esto desde un principio y no justo ahora-

Quedé en silencio no deseaba hablar sentía que un nudo se atoraba en mi garganta aparte de sentir esas ganas horribles de liberar lo que piensas, pero no lo haría, si perdí ante Vaggie almenos conservaría mi orgullo y mi poca dignidad, aunque moría por hacerlo no le rogaría que se quedara, ella nunca fue mía, ella no sentía lo mismo que tal vez yo sentía por ella.

-No tienes por qué lamentarlo, ya sabes te irás y mi vida volverá a ser la de antes, nada que lamentar-

Le decía con la tranquilidad que siempre me caracterizó.

-Bien supongo que ahora no tendré de que arrepentirme, lo siento, no debí pedirte esto-

La miré fijamente.

-Ambos somos adultos por lo cual no debes de responsabilizarte de las decisiones que yo tome-

La sentía acercarse a mí, sus labios muy cerca de los míos antes que ella finiquitara aquel contacto lo evite posando mis dedos suavemente sobre sus labios.

-No, Charlotte esto tú lo dijiste, se acabó-

Se apartó de mí, los toquidos sobre la puerta anunciaban su partida, pero no me convertiría en la persona que rogaba la compañía de otra, ella hizo su elección y lamento no haber sido yo el ganador.

-Cuando nazca nuestro hijo, te avisaré dentro de algunos meses veremos lo del divorcio y luego programaremos las visitas, ¿te parece? -

Su mirada aún me dejaba sin habla, la amaba ahora sí que estaba seguro que era uno más de tantos idiotas en el mundo.

-Perfecto Charlotte, cuídate-

Yo sabía que tal vez luego de esto, se volvería tal vez una batalla campal para que ya no viese al niño, lo sabía Vaggie buscaría evitar el contacto entre Charlie y yo.

-Adiós Alastor-

Y así sin más cruzó la puerta, dejándome allí con miles de dudas y cientos de sentimientos que no podía expresar, espere un tiempo prudencial, cerré la puerta, me deje caer al suelo, de espaldas a la puerta, estaba sentado, viendo hacia la nada, no tenía absolutamente una manera correcta para reaccionar, solo sabía que estaba allí sin pensar en ¿Qué hacía ahora?, tome mi arma de caza y fui a hacer lo que siempre hacía en mis ratos para liberar estrés, cazar, me perdí si acaso como 5 o 6 horas, recuerdo haber llegado bastante tarde a casa y además de cubierto de sangre de ciervo, ya que lo traía cargándolo sobre mi hombro izquierdo, antes de entrar me topé con Husk y con Angel.

-em cariño, ¿podríamos hablar sobre lo que acaba de pasar? -

Los miré sin entender completamente a que se referían.

-Mira vete a dar un baño, te vistes y vamos al bar, quiero hablar contigo-

Ahora era Husk el que me hablaba, ¿pero que se creía mi madre?

-Sí, claro. Almenos deberías esperar a saber mi respuesta de si quiero o no ir-

Le dije si me sentía molesto y además de violentado, no me gustaba que tomaran una decisión por mi persona.

-Bueno srta ¿quiere ir o no? –

Me hizo enfadar levemente, pero sabía cómo responder.

-Claro anciano, con gusto voy a ir con ustedes-

Entré a mi departamento y les cerré la puerta en la cara, tomé mi baño, me cambié de ropa y salí para no toparme con ellos en las afueras de mi casa.

-Vuelves devuelta al ruedo-

Me dijo Husk, me causo algo de gracia el comentario puesto que realmente nunca había estado disponible para nadie, ese día pensé que beber sería lo mejor para intentar reemplazar aquel dolor por un dolor de cabeza a la mañana siguiente, ahora que estaba en el bar en el que ella trabaja, llegaban a mi muchos recuerdos, ahora quedaría como al que lo abandono su esposa por una chica, para mí no era importante, pero para la sociedad era como todo un escándalo, pero como reitero me valía 20 hectáreas de rábanos.

-bien, ¿cómo te sientes? -

Me preguntó Angel, con esa mirada de borrego a medio morir.

-Me siento normal, Angel. Espero sepan que no voy a decirlo, no soy de tener sentimientos y mucho menos ese sentimiento tan estúpido-

Le dije con completa tranquilidad, con mi tono de siempre y acostumbrado.

-Es oficial volvió a ser de piedra-

Dijo Husk como si fuese algo muy malo, yo solo me encogí de hombros, no tenía que decir y no quería decirlo, que sí estaba enamorado de ella y lo peor que me dolía que me dejase solo, que eligiese a Vaggie después de todo lo que había hecho y dicho por ella, pero bueno, hay personas que no ven las acciones y esperan solo palabras, sin contar que habemos personas que no todo o por lo menos lo más importante no lo expresamos a través de las palabras.

-Si, tal vez eso sea bueno, quiere decir que todo volverá a mi normalidad, además de retomar el control de mi rutina –

Luego de ello tomamos, ya no sabía ni cuantos vasos de Whisky me había perdido en el transcurso de la noche lo que sabía era que luchaba por borrar aquel recuerdo que quedaba en mí, el recuerdo de su voz, de su fragancia, del sabor de sus labios, de la suavidad y calidez de sus besos, del sonido de armoniosa voz o de las noches que le entregué.

Aunque intentara mil veces ese recuerdo no se iría tan fácilmente de mi cabeza y tampoco de mi corazón, deseaba no volver a sentir, ¿por qué demonios no lo vi venir?, deseaba devolver el tiempo y haber dicho que no, tal vez ella se habría ido desde un principio con esa, pero no, la deje no solo entrar en mi casa, si no en mis pensamientos, en mi corazón y en mi alma, en todas partes rondaba su nombre, como si lo hubiese escrito en las paredes, lo más visible posible para que yo me enterase que perdí al bajar mi guardia.

Salí de aquel lugar, con mis pensamientos en blanco, por segunda vez consecutiva, no sé cómo le había hecho para llegar a mi casa, pero en vez de ser recibido por ella o un balde de agua helada, fui recibido por mi soledad y el recuerdo de que ella se había ido, sin nada más por hacer, me acosté y a pesar de que luche por no hacerlo, supongo que mi estado etílico me ayudo a ponerme blando, allí sin ser escuchado, lloré en silencio hasta que no supe más.

Bien este es el fin del relato por ahora

Sigan sintonizados

//Este podría ser el fin del hombre araña, depende como me sienta le hago conti o lo dejo así//

Para que me quierasWhere stories live. Discover now