Capítulo 1

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Conocer el amor 

Siempre sentí que esa era una de mis peores desgracias, por mucho tiempo incluso odié la idea de que me había sentido completamente embelesada por un hombre tan maduro como él y que sobre todo, él nunca me veía como a una mujer, solo como una chica a la que vio crecer y le da nostalgia mirar. 

Tal vez fue por eso que me sentí tan rota y sola durante mucho tiempo. 

Me enamoré de quien no debí y eso no me importó, me pareció algo tan banal cruzar ese delicado hilo que nos separaba.

Yo pensaba que lo daría todo por él y que aquello sería recíproco, pero ese fue un error al igual que mucho otros que cometí desde mucho tiempo atrás, incluso antes de conocerlo. Empezando por mi pésima concepción del amor.

Tenía alrededor de unos 5 o 6 años la primera vez que vi una película con personas y no caricaturas. Me parecía algo de lo más raro siendo que, mi pequeña mente, consideraba aquellas como películas para adultos aburridos que solo pasaban corriendo de un lado a otro en busca de amor.

Extraño fue el momento en el que me encontré a mi observando una película con un título que realmente no recuerdo, pero sí que recuerdo que la protagonista tenía una vida miserable y que todo eso cambió el momento en el que llegó un chico, rubio, alto y muy guapo.

Asumí en ese momento que el amor se basaba en una vida llena de dolor que se mejoraba en cuanto el chico indicado llegara y con ello me quedé mientras crecía. 

Me ilusioné muchas veces y por mi timidez nunca hablé, pero entendí finalmente que el amor no era como lo pintaban las películas que veía cuando niña.

El amor era como una novela de las que veía mi abuela, no siempre tenía un feliz romántico y en muchas veces la protagonista terminaba sola.

Pero aún así, a pesar de todos esos pensamientos inundando mi cabeza, nunca entendí a la perfección lo que se supone, era el amor, acaso era como me lo enseñaban en la escuela ¿dar sin esperar nada a cambio? O quizá tenía otro significado.

Realmente prefería crecer sin priorizar más ese desconocido término, a fin de cuentas sabía que cuando llegara, pondría mi mundo de cabeza pero finalmente entendería lo que significaba.

El tiempo pasó y y había olvidado completamente mi duda respecto al tema, hasta el día en que mis amigas empezaron a platicar de sus tipos ideales y de cómo habían sido sus relaciones románticas. Pero yo no tenía experiencias románticas, cuando me gustaba un chico me ponía nerviosa al hablarle y resulta que muchos tenían pareja o estaban en planes de iniciar una relación.

- ¿Cómo fue su primer beso? -preguntó un de mis amigas

- el mío fue fatal, ya saben -levantó los hombros restándole importancia al tema- los primeros besos son por lástima

- ni que lo digas, las primeras veces son lo peor, más si el chico no sabe besar -comentó otra amiga mía haciendo un mueca de asco a la que todas asintieron imitando su expresión 

- ¿Cómo sabes eso? -pregunté por mi natural curiosidad frente a todo

- es como si te lamiera la cara en vez de solo apoyar sus labios con los tuyos -explicó otra amiga

- si, que horrible -se quejó mi amiga que empezó con la pregunta- por eso las primeras veces son las más raras

Por alguna razón las palabras de mis amigas siempre quedaban grabadas en mi mente como si de tatuajes se tratasen, ellas respondían todo lo que mi curiosidad me obligaba a preguntarles. Y sé muy bien que ellas esperaban ansiosas y emocionadas que en algún momento les pudiera compartir mis experiencias románticas también. 

No es para Eliza® || KNJ | KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora