Capítulo 11

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- Error 9: afectar mi vida por celos (parte 3) -

Nuevamente una cena me había dejado mal, Isabelle volvía a ser el centro de atención a pesar de su ausencia y esta vez para mi terrible (horrible, mala, muy mala) suerte, mi ángel de la guarda no estaba ahí para rescatarme de ese momento tan pesado (Tae me había comentado que iría a visitar a su tía y que para llegar a su casa debía salir muy temprano o de otro modo no podría comer los primeros postres que salían del horno). 

Era obvio que mis celos se habían reducido un poco (o al menos yo quería engañarme mentalmente con esa idea), pero aún me resultaba difícil intentar empatizar con Isabelle, en lo especial cuando hace meses ya no pasaba por mi casa como de acostumbraba a hacerlo cuando no trabajaba en esa empresa cuyo nombre olvidé.

En ese momento me encontraba recostada en mi habitación, harta de todo y sobretodo de sentir pena por algo que, como sabiamente había repetido Tae un sin número de veces, no estaba destinado para ser mío y no podía forzarlo para que se diera a mi favor.

Mi imaginación podía ser grande y crear mil historias, pero tenía que entrar en razón, era insano seguir imaginándome un futuro no posible junto a Nam, eso tenía que parar o de lo contrario acabaría lastimándome más de lo que estaba consiguiendo hacerlo.

Por alguna razón, las canciones que Tae me regaló en aquel CD estaban aliviando bastante el dolor que sentía por aquel momento, a mi amigo le fascinaba la música y había recopilado esas canciones solo porque le hacían sentir mejor y las compartió conmigo (aunque cuando me dijo que me compartiría su lista de canciones esperaba un código en Spotify y no un CD, pero aún así me pareció un lindo gesto de su parte, al menos así no tenía que abrir Spotify ni mucho menos ver la lista de canciones que Nam y yo compartíamos). Aunque para ser sincera  me había costado reproducirlo en mi laptop así que terminé robando un artilugio de la habitación de mi papá (dijo que se llamaba discman) ahí coloqué el CD y me recosté en completo silencio para permitir que cada canción me inundara profundamente.

Una muy tenue luz iluminó mi habitación y yo sabía mejor que nadie quien era la persona apoyada en mi puerta, que entró y la cerró suavemente evitando despertarme de forma abrupta, él siempre lo hacía, incluso cuando estaba despierta.

Caminó a paso lento a mi cama y sentí como su peso se hundió junto a mí- Liz -llamó delicadamente acariciando mi mejilla y finalmente retirando uno de los audífonos para colocárselo- ¿estás bien? -sentí su mirada en mí y negué, porque no me sentía capaz de guardarme más cosas- yo tampoco -soltó provocando que me diera vuelta simplemente para mirarlo

- ¿problemas en el paraíso? -pregunté para intentar animarlo

Rio bajo y negó- siento que me he casado con la persona equivocada -soltó sin más, generando preocupación en mí 

- ¿por qué lo dices? -me senté en mi cama provocando que el audífono callera de su mano 

- Isabelle y yo -se sentó y suspiró pesadamente- nuestra relación no da indicios de mejorar, nos la pasamos peleando mucho más que cuando solo vivíamos juntos

- ¿no crees que tal vez sea la presión del trabajo? Isabelle pasa metida en su empresa todo el día, debe sentirse estresada -negó con la cabeza

- unos amigos trabajan en esa empresa -me dijo- cosas raras pasan entre ella y su jefa -lo miré atónita encendiendo la lamparita de mi habitación para que simplemente notara lo sorprendida que me sentía

- ¿esas cosas raras? -pregunté e hice una señal que daba a entender dos tijeras chocando entre sí y el asintió

- siento ahora que no me hubiera caído tan mal la noticia de que estaba saliendo con otro chico

- no ¡Nam! -chillé y negué frenéticamente- de ningún modo está bien eso, si se casó contigo es porque te ama y te respeta -suspiré frustrada- tal vez ella no esté haciendo esas cosas raras -dije intentando darle esperanzas que sabía a la perfección que no quería que tuviera, pero lo amaba y odiaba escuchar que su vida fuera en un declive tan triste (desde que me había encariñado con él había empezado a desear meterlo en una cajita de cristal para que nunca nada ni nadie le hiciera daño). 

Él lo había dado todo por ella, renunció al colegio que tanto adoraba y rechazó un puesto como profesor en mi universidad para verla más tiempo, decidió trabajar en la embajada de Corea a pesar de que siempre odio la idea de relacionarse nuevamente a su país de algún modo.

Y para rematar, no les contó nada a sus padres respecto a su boda, porque en cuanto la conocieron ellos la habían rechazado y puso en peligro sus lazos familiares solo por un amor que como siempre supe (o más bien, siempre me empeñé en creer) no fue correspondido.

- no hay esperanzas -soltó y lo miré apenada y él bajó su cabeza impidiendo que notara como lágrimas cristalinas empezaban a recorrer su rostro

Acaricié su mejilla y sentí inmensas ganas de abrazarlo fuertemente, decirle que no importaba Isabelle, que de hecho nunca iba a importar porque nos teníamos el uno al otro, porque su familia y la mía se agradaban, porque el destino había dejado todo listo para que nosotros estuviéramos juntos y la existencia de Isabelle simplemente fue un contratiempo de lo que realmente estaba escrito para nosotros.

Pero simplemente no podía, mi cariño por él era incluso más fuerte que el odio que le tenía a Isabelle y quería apoyarlo, no podía permitir que esas ideas vagaran por su cabeza

- tranquilo, no sabemos si Isabelle realmente hizo esas cosas -lo abracé y acaricié lentamente su cabello mientras sentía como escondía su cabeza en mi cuello- todo mejorará Nam, vas a ver que su amor por ti es muy grande y que nunca te irrespetó de ese modo -dije suavemente- siempre sale el sol después de la lluvia

Sentí su respiración pesada y sus brazos se aferraron a mí como si no quisiera dejarme ir nunca- no sabes lo mal que me he sentido -suspiró- me cansé de tragarme todo, ni siquiera he podido prestar atención en mi trabajo, me siento muy confundido y perdido y quitar todo el asqueroso veneno que he tenido que sentir en mi estos días... -suspiró frustrado- pero tiene razón, no puedo ser tan desconfiado de mi esposa, tengo que hablar con ella 

Entendí que había sido egoísta con Nam Joon desde que se casó con Isabelle, había hecho lo posible por ignorarle y ponía mala cara siempre que venían juntos a mi casa, incluso había hecho planes con Tae cada que sabía que ambos vendrían, solo para así no tener que verlos ser una dulce pareja enamorada, que para ese momento dudaba si realmente lo eran.

Me sentí terrible como amiga y aún pero como ser humano porque cuando él necesitaba una mano yo no sé le quise extender la mía, tal parece que estaba demasiado ocupada en el mundo en el que Kim Nam Joon no es para Eliza, estaba ocupada sintiéndome miserable y haciendo a un lado a los demás. 

Olvidé que que Nam era una persona común, que en cualquier momento podría quebrarse y hundirse en su propio barco y necesitaba ayudaba (al igual que yo) para seguir navegando en el océano de la vida, pero sentía que yo si podía ayudarlo a reparar su barco y ayudarlo a navegar tranquilamente, porque sabía que lo amaba y lamentablemente el verdadero amor llevaba algo de  dolor que en algún punto se pagaría con más amor que no siempre sería de quien deseabas.

Aunque no consideré algo mamá siempre me comentaba y que Tae siempre usaba como regaño cuando veía que lo hacía.

No podía ayudar a alguien más cuando ni siquiera había conseguido ayudarme a mí

De todos modos no me importó ignorar mis problemas con tal de que su sonrisa iluminara mis días nuevamente, no me importaba hundir mi barco si con eso conseguía que él siguiera a flote.

Realmente no estaba interesada en una vida en la que él no fuera feliz, yo estaba dispuesto a dar todo por ello, incluso si el precio de su felicidad era que yo cayera en un hueco profundo de demencia, lo haría con tal de que su alegría y paz nunca se fueran de su lado. 

No es para Eliza® || KNJ | KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora