Capítulo 32

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Los años volaron sin que yo lo notara realmente, cada vez me acercaba más al fin de mi carrera y seguía sin comprender a totalidad mis emociones, pero ya sabía controlarlas, ya no era una chica que apenas salía de su colegio y le atemorizaba el mundo en el que iba a entrar, ya no era la persona que dependía emocionalmente de los demás, el tiempo se había encargado de darme altos y bajos suficientes para que yo aprendiera y creciera.

Quería creer que había cambiado y evidenciarlo cuando leía mis diarios de anteriores años, quería pensar que el tiempo había hecho su magia sobre mí cuando salía por la calle a pasear con mis amigas.

Todo cambió en un parpadeo y me parecía tan nostálgico el simplemente pensar en el pasado, me sentía tranquila una hermosa paz emocional había alumbrado mis días y aunque la vida seguía sin ser perfecta, ya sabía no dejarme caer por pequeñeces.

Hace tanto había dejado de buscar comprobar al mundo que estaba bien y solo me centré en probármelo a mí, el amor, la vida, los días buenos y malos, finalmente dejaban de ser pensamientos que ocuparan mi mente la mayor parte del día, en especial cuando me preocupaba mucho más por otras cosas.

- un año y podremos tener nuestro centro odontológico –canturreó Tae entregándome mi café y yo asentí cansada

- estos cuatro años parecen haber volado –dije y el asintió sonriendo

Tae Hyung, mi mejor amigo, realmente me alegra haber tenido un amigo así durante ese tiempo, tenía muchas anécdotas que contar, muchos momentos en los que discutimos y otros en los que simplemente disfrutamos de lo que la vida nos traía, no tenía duda de que me había encariñado bastante y es que ya no podía imaginar un pasado o un futuro en el que su infantilidad y su sabiduría no estuvieran, fuimos como uña y mugre, colegas que estaban para el otro de manera incondicional.

Me había acostumbrado tanto a él y a su presencia que ya lo conocía como la palma de mi mano e incluso parecía que ya me había aprendido cada lunar de su rostro.

- diría que tuvimos las mejores veladas nocturnas estudiando tanto, pero nos faltan muchas todavía –se quejó- y el internado –chilló y yo reí a carcajadas- sino fuera por el grupo de estudio estaría perdido, lo sé

Negué con la cabeza y bebí mi café- sino fuera por tus apuntes bonitos yo estaría perdida –bromeé y él asintió

- es cierto, no serías nada sin mí –sonrió victorioso, apoyé mi cabeza en su hombro y empecé a revisar mi celular- mira es mi primo –dijo y yo arqueé una ceja- hola –saludó y yo levanté la mirada curiosa

Kim Nam Joon se acercaba a nosotros, mis ojos parecían engañarme.

Kim Nam Joon había regresado al país, él estaba acercándose para saludarnos, me sentía algo incrédula porque realmente había perdido todo tipo de contacto y nunca me preocupé por recuperarlo ni tampoco creí que algún momento de mi vida realmente recuperaría contacto con él, ni siquiera como una casualidad de la vida.

- ¿qué tal? –saludó extendiendo su mano y regalándonos una sonrisa acompañada de sus hoyuelos

- bien –respondió Tae y yo me acomodé en mi asiento, sentía que veía a un desconocido- ¿cómo han estado tu esposa y tú?

- bien –sonrió- ella está trabajando en una empresa algo nueva

- ¿cómo está tu hijo? –pregunté y por primera vez conectamos mirada, Nam Joon se veía cansado, pero muy feliz, no era una felicidad que yo hubiera visto antes, esa se veía muy sincera

- es una niña y está muy bien –dijo y yo sonreí- tiene 3 y es todo un terremoto –rio y tomó su celular

- ¿qué lo trae a nuestra humilde universidad señor Kim? –preguntó Tae y Nam Joon me entregó su celular con fotos de su hija, tenía la misma sonrisa de su padre, una con hoyuelos que se veía sumamente tierna y sus ojos estaban llenos de curiosidad, sin dudas era una niña hermosísima

- trabajo aquí –dijo animado

- ¿en serio? –le pregunté y le enseñé las fotos a Tae, quien se emocionó incluso más que yo- que bien ¿qué pasó con su trabajo en la embajada?

- sigo trabajando ahí, pero mi cargo permite que de clases en la cátedra de filosofía –comentó y yo asentí- ustedes ¿en qué semestre van?

- octavo –dijo Tae regresándole su celular a Nam Joon- su hija es muy linda

- es muy tierna –añadí sonriendo y él asintió- ¿cómo se llama?

- Yon Sook

- ¿qué significa? –preguntó Tae y yo lo miré curiosa (pensaba que los padres elegían los nombres porque sí, los míos eligieron llamarme Elizabeth porque era el personaje de una novela que les encantaba)

- Yon flor de loto y Sook bondad y pureza, es una flor de loto buena y pura –sonrió algo emocionado (seguramente era la primera vez que se lo preguntaban y ya llevaba tiempo queriendo explicárselo a alguien)- Isabelle quería algo tradicional de mi país y mis papás nos dieron la idea –dijo

- suena lindo –dije y el asintió

Por un momento más, seguimos platicando y en realidad, parecía que encontraba a mi hermano mayor después de un largo tiempo.

Lo sentía cercano y cálido como un familiar y me sentía feliz de que hubiese regresado para continuar con su vida, en un momento Tae fue a comprar café para Nam así que ambos nos quedamos solos y la tensión finalmente brotó, muy leve, pero era presente.

- es genial que hayas crecido tanto –dijo y yo asentí- me alegra saber que no desviaste tu camino, aunque nunca dudé en tu éxito –hice una pequeña mueca de alegría

- siempre con tus sabias palabras Nam Joon –bromeé y él rio bajo- me alegra saber que Isabelle y tú estén de regreso y me emociona saber que su hija está bien –dije sonriendo

- gracias –respondió, asumí que de algún modo en ese momento nos dijimos que no guardábamos rencor con el otro y que todo había quedado en el pasado como algo que no queríamos traer al presente, la tensión se fue disipando poco a poco hasta que Tae regresó y seguimos platicando durante un tiempo más

El tiempo había curado nuestra quebrada amistad, pero aun así había vacíos que tardarían años en volver a su estado natural, no nos teníamos la misma confianza, pero era perfecto porque yo no quería meterme más de lo necesario en su vida privada y estoy segura de que el se sentía igual.

A fin de cuentas, la tormenta había pasado y ahora todo estaba lleno de una paz que no quería volver a perturbar.

No es para Eliza® || KNJ | KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora