Capítulo 30

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Finalmente decidí regresar a casa, el frío nos había congelado y a pesar de intentar mantener calor había sido imposible, mi cara estaba congelada al igual que la de Tae.

Él me llevó en su auto y yo me sentí muy nerviosa por lo que mis padres tendrían que decirme en cuanto entrara, sabía que me regañarían y por más que dijera que era algo de poca importancia la realidad es que era algo grave, nunca escapaba de casa y mucho menos regresaba tan tarde sin avisarles nada.

Tomé el valor para cruzar la puerta y escuché los sollozos de mi mamá, me quebró el corazón y pensé que había sido demasiado brusca con la opción que había elegido, pero sin duda alguna, había sido mejor que quedarme a pelear con papá.

- llegué –dije entrando en la sala y papá me miró aliviado, ambos se levantaron y me abrazaron, no estaban molestos, estaban preocupados y demasiado

- ¿dónde estabas? –preguntó mamá mirándome con su ceño fruncido

- fui a la cafetería y luego di un paseo –suspiré- estaba muy molesta, no debí irme así, lo siento demasiado –me disculpé y papá suspiró pesadamente, acarició mi cabello y negó con la cabeza

- hablaremos de esto mañana –dijo y yo negué

- debemos hablarlo ahora –comenté y ambos me miraron- en serio lamento haberme escapado y sé que merezco un castigo, mi única excusa es haber estado enojada y eso no es suficiente, soy consciente de eso –aclaré y los miré- pero todavía sigo molesta por como hablaste de Tae y por haberle contado a Nam Joon que iba a terapia

Mamá codeó a papá y él me miró cansado- lo siento mucho, creí que si le decía abría algún modo de ayudarte más, fui indiscreto, pero no sabía cómo actuar, no supe cómo actuar –comentó y me miró severo- respecto a lo de tu amigo, es verdad, no debería opinar ni hablar de él cuando no ha demostrado ser malo realmente, pero aun así estás castigada por escaparte de la casa –asentí con la cabeza y miré a mamá

- ya veremos mañana, por ahora vamos a dormir –dijo y juntos subimos al segundo piso

Me sentía cansada y solo quería tomar un baño para refrescar mi mente y luego dormir, pero justo antes de entrar a mi habitación mi padre me detuvo

- llegaste en un auto ¿de quién era? –preguntó curioso

- un Uber –mentí y él asintió no convencido

- no soy tan bobo Liz -me regañó con ternura y besó mi frente- descansa

Nos despedimos y cada quien entro a su habitación, sabía que él había notado a mi amigo en el auto, pero todavía me sentía extraña por todo.

En la ducha, mis pensamientos solo querían regresarme a la terraza del edificio de Tae, donde ambos admirábamos la ciudad y el cielo nocturno, donde juntos escuchábamos su canción entre otras que a él tanto le gustaban y se la pasaba cantándome todo el tiempo, mi mente solo quería recordarme que ese momento había sido hermoso y que necesitaba guardarlo como algo de valor en mis memorias y en mi corazón.

[...]

Días buenos

Días malos

La vida era un completo sube y baja de emociones

La vida era un libro en el que algunos narrábamos y otros eran tristes peones

El pasado, dicen que es algo de lo que aprendemos, algo que nos hace crecer y cambiar

En mi mente, el pasado siempre fue un anciano muy sabio que me recordaba buenos momentos y los malos también

Días buenos

Días malos

La vida tenía una razón por la que seguía su ruta

La vida era una serie de coincidencias que nos llevaban al destino escrito para nosotros

El futuro, nunca es cierto, nunca es seguro, simplemente es un momento lleno de tinieblas del que no sabemos nada y esperamos demasiado

Días buenos

Días malos

¿por qué la vida tenía que ser tan extraña?

Días felices

Días tristes

El presente, lo único de lo que tenemos conocimiento es de lo que hacemos, de lo que vivimos

Decidir escribir palabras sin contexto en mi cuaderno ayudaba a despejar mi mente, aunque todavía seguía llena de palabras, de frases que no podía sacar y me llenaban de nostalgia sin razón alguna

El hogar

El amor

La familia

Todos son regalos para ti y tu vida

Tal vez únicamente divagaba, pero después del año nuevo, mi entrada a la universidad se había vuelto pesada, las clases, los exámenes y para rematar Tae había regresado bastante molesto así que nos peleábamos seguido, no creía que mi vida estuviera en una cuerda floja por todo eso, quise engañarme diciendo que era un reto más para ver mi fuerza para seguir adelante.

Finalmente comprendía que la vida estaba hecha de diferentes matices que era mejor gozar en lugar de intentar reemplazar y evitar, las alegrías, las penas. Todo confabulaba de manera perfecta para llevarnos por el camino correcto.

Era cierto que mis días se teñían de gris y aquella tarde se sentía tétrica e incluso ajena a mí, mis papás y yo estábamos en el aeropuerto despidiendo a Isabelle y a Nam Joon.

Y nuevamente, yo no quería estar ahí porque me daba lástima que se fueran, sentía una tensión increíble comiéndome, pensaba que también se la podía cortar, creí que la tensión era tan fuerte que por eso la despedida era incómoda y no como una despedida común, en la que la nostalgia te llena.

"Miré su rostro y noté que reflejaba calma, personalmente no entendía porque le gustaba mi país cuando la gente era sucia y carecía de buenas costumbres, pero si se sentía a gusto eso era importante y me dejaba a la reflexión sobre un tema en específico- ¿sientes que estás en casa?

Me miró y noté lo dilatadas que estaban sus pupilas consiguiendo que una corriente eléctrica se paseara por todo mi cuerpo- me siento en casa "

Miré a Nam Joon por primera vez en la noche, no se veía contento, el brillo en sus ojos era opaco a pesar de que su esposa sostuviera su mano y le diera tiernas caricias para contagiarlo de energía, él se veía completamente melancólico.

En ese momento pensé en muchas cosas y por más que me esforcé por recordar lo malo para evitar sentirme extraña, no pude, sentí culpa porque ellos tuvieran que irse a Corea, sentí culpa por no poder darle mi apoyo y despedirme como la amiga que alguna vez fui, sentía muchísima culpa por quebrar todo el orden de mi vida y la suya, pero algo muy en el fondo me decía que sin importar cuantas veces me hubiese disculpado con él y con Isabelle, todavía me quedaba una escalera para llegar a mi completa recuperación.

Los despedí con un abrazo a cada uno- espero encontrar a mi amiga cuando regrese –murmuró Nam y despeinó mi cabello

Ellos entraron al aeropuerto y nosotros fuimos al estacionamiento, para cuando me senté en el auto parecía que seguía sintiendo la culpa, una culpa que tenía muchas razones y a la vez ninguna, algo que parecía incomodarme pero que me hacía bien.

Días buenos

Días malos

Hay días malos que atacan sin una razón, días en los que me siento vacía por dentro, días que necesitaba batallar y lograr controlar, aunque las respuestas fueran lejanas.

La vida estaba llena de matices y ese día disfruté de sentir la extrañeza de una despedida quebrada.

No es para Eliza® || KNJ | KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora