Capítulo 27

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Los tres entraron a casa y yo ahogué mis nervios en el abrazo que Isabelle me regaló apenas entró, no sentía su molestia, solo su vientre que era bastante notorio y por otro lado, él no me miraba con indiferencia y aquellas mariposas que alguna vez revolotearon en mi vientre finalmente no estaban.

Nos adentramos a la casa y yo le regalé un codazo a Tae para llamar su atención- creí que no te quedarías –dije y él rio

- fui a casa, me cambié de ropa y regresé –me miró animado- tus papás me habían invitado ¿sabes? se supone que era una sorpresa –reí bajo y él rodeó con su brazo mis hombros- no siempre tienes a la familia reunida por tu cumpleaños –dijo y yo sonreí en señal de afirmación

Todas las ideas que había tenido de que tal vez surgieran problemas durante la cena, simplemente quedaron como eso, ideas, que nunca sucedieron afortunadamente.

Tuve la oportunidad de pasar un increíble cumpleaños y sobre todo pude ver a Nam Joon sin sentirme extremadamente celosa y dolida por no tenerlo junto a mí, aunque algo si sentía y era un peculiar tipo de nostalgia.

Quizá por el hecho de que todavía no pasaba mucho tiempo de nuestra discusión o también porque guardaba con cariño las mejores partes de la amistad que teníamos.

De todas las cosas en mi lista, sabía que necesitaba atreverme a hablar con él y no para tirarle leña al fuego y desgastar nuestra amistad (que para ese punto ya no estaba tan segura de poder llamar amistad como tal), tenía que pedirle disculpas y ese parecía el instante en el que me había llenado de coraje para hablar sin arrepentirme después, así que me acerqué y lo llamé para que me acompañara a la cocina.

- ¿qué querías decirme? –preguntó mirándome como si fuera a regañar a un niño

- lo siento –suspiré mirando mis manos- quería pedirte disculpas por lo que dije el otro día y por todo lo que hice –lo miré con mis manos temblando porque no recordaba con exactitud lo que quería decirle- comprendo tu molestia e incluso si te sientes incómodo cerca de mí por todo lo que te dije –cerré mis ojos- admito que todo fue un error más mío que de nadie, pero estaba ciega a la realidad y por más clara que fuera, yo no quería mirarla

Él asintió con la cabeza y dejó su copa de vino sobre la mesa- gracias por disculparte –dijo y me miró confundido- sabes que esto no arreglará nuestra amistad ¿cierto? –me preguntó directamente y yo lo miré anonadada- no siento que sea capaz de confiar en ti todavía y mucho menos siento que estés lista para volver a tenerme cerca sin mirarme de esa forma

Negué con mi cabeza y tragué en seco- estoy en terapias, yo –hice una pausa sintiéndome ciertamente avergonzada- estoy aprendiendo a no depender de las personas sentimentalmente y también a controlar mis emociones –él asintió con la cabeza

- tu papá me lo dijo, conversé con él el otro día y me explicó porque no quería que viniera por un tiempo y entiendo que necesitas más

Un silencio sepulcral nos rodeó, de repente la calidez de mi familia en esa casa parecía haber desvanecido y sentía el ambiento frío como un hielo.

No tenía palabras respecto a nada, realmente me sentí vulnerable en ese momento, mi padre le había dicho a Nam Joon que estaba asistiendo a terapias y eso me hacía sentir muy débil y frágil frente a él.

Sentí como si mi vida hubiera sido un simple libro abierto que cualquiera podía leer porque por más amigo que fuese, él no era mi familia y que papá se lo contara, me provocó una desconfianza que nunca creí sería capaz de generar hacia alguien.

Ni mis propios padres podían callar los tropiezos que me daba en el camino de la vida.

Y en ese momento parecían querer penetrar en las ruinas que con mucho trabajo, estaban volviendo a convertirse en un barco.

- si –dije y lo miré sin expresión alguna- al menos me pude disculpar, en serio me arrepentía de corazón –dije y él asintió

- no te enojes con tus padres por decirme –habló y yo hice un ligera mueca- sabes que entre ellos no se ocultan nada y él estaba muy preocupado

- te agradecería si olvidaras el tema –lo interrumpí mirándolo seriamente- no se lo he contado a nadie, solo mi mamá lo sabía y ella se lo contó a él y ya, pasó –tragué la pequeña rabia que estaba creciendo en mi interior- te lo dije ahora porque sentí que debía –mordí mi mejilla interna- pero ahora me siento como un maldito libro abierto frente a ti –nuestras miradas se cruzaron, ninguno reflejaba emociones solo seriedad y yo melancolía- no quemes tus manos en mi fuego, porque incluso a mí me cuesta extinguirlo y no eres para nada de ayuda Kim Nam Joon –me quejé y él asintió

- lamento meterme en algo tan personal –dijo tomando su copa de vino

- da igual –dije y rasqué mi nuca- nos es como si ellos nunca te hubieran dicho otras cosas de mí –gruñí y él me miró ligeramente preocupado- lamento haberte hecho perder el tiempo Nam Joon y lamento haber confundido nuestra amistad con algo más

Él despeinó mi cabello y me sonrió cansado- estamos muy sensibles y solo sacamos excusas para herirnos –dijo tomando su copa de vino- iré a Corea en unos meses ¿sabes? –mencionó mirándome y yo negué con la cabeza desinteresada- el embajador me ofreció un puesto allá durante un par de años y llevaré a Isabelle conmigo, tal vez ese sea el tiempo que necesitamos para dejar de odiarnos

Lo medité por un tiempo y hasta cierto punto creí que tenía razón, si un mar nos separaba sería mejor para que nos olvidáramos de todo en lugar de buscar dañarnos más.

Suspiré, le dediqué un sonrisa de complicidad y asentí- tal vez en ese tiempo perdone que seas un metiche

- tal vez en ese tiempo perdone que seas una colegiala enamorada –negué con la cabeza- feliz cumpleaños Elizabeth

- gracias Nam Joon –dije y él salió de la cocina

Después de que se fuera, parecía que nuevamente la habitación se empezaba a llenar de calidez y segundos después los niños entraron del patio con Laika, por lo que tuve que seguirlos para regresar a mi mascota al patio y una vez lo logré Tae estaba acosándome con una mirada llena de curiosidad porque seguramente el muy curioso había visto lo que pasó en la cocina con Nam.

- ¿y bien? –preguntó mirándome desde el marco de la puerta de la cocina

- nos odiamos mutuamente –dije y él me hizo un puchero de preocupación- pero está bien, necesitamos más tiempo lejos del otro para olvidar todo lo que pasó ¿sabes? –me acerqué a él- será sano para ambos -comenté y me apoyé en el marco de la puerta, frente a él

Tae sonrió y despeinó mi cabello- mientras estés tranquila todo estará bien –dijo y reí levemente- ahora vamos a cambiar la música que esas cumbias melancólicas de tus tías ya me cansaron –dijo tomando mi mano y obligándome a entrar junto a él a la casa

Reí a carcajadas frente a su comentario y junto a mis primos conseguimos cambiar la música a una más animada.

Bailamos muchísimo y comimos hasta reventar, Tae y yo tomamos muchísimas fotos y él nos grabó algunos videos porque decía que en algún momento querríamos burlarnos de nosotros mismos y que no había mejor método que e de vernos hacer el ridículo.

Después de un tiempo mi tío consiguió que todos saliéramos de casa para encender unos palitos de luz a los que llamaba lluvia de estrellas, me pareció un momento mágico, siempre me había encantado jugar con esos palitos (aunque algunas veces me había quemado porque los agitaba muy fuerte).

Esa noche fue hermosa para mi y muy a pesar de algunos percances todo fue especial y le guardé un lugar en muy importante en mi corazón.

No es para Eliza® || KNJ | KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora