Capítulo 18

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- Error 13: tragarme mis penas -

El insistente sonar de mi celular empezó a ser una molestia, en especial cuando mis padres ya habían llamado durante el almuerzo y estaban mucho más tranquilos al saber que todo iba bien en casa y ya no me estaba saltando mis comidas, después de todo me había sentido como la peor hija al tener que darles algo más de lo que preocuparse.

Pero ahora, quien parecía haber estado preocupado por mí, era Tae y eso se debía a que no había contestado ni uno de sus mensajes desde mi problema y es que le había dado un escaso uso a mi celular durante todo ese tiempo.

Leí cada uno de sus mensajes, hasta que me cansé y mejor decidí llamarlo para decirle que me encontraba bien y que no tenía de que preocuparse, pero él nunca tomó la llamada a lo que imaginé estaría ocupando preparándose una ensalada o alimentando a Yeontan.

Aunque curiosamente, después de mi fallida llamada a Tae, la puerta de la casa sonó por lo que imaginé que podía tratarse de mi amigo, bajé corriendo las escaleras por curiosidad, pero en lugar de encontrar Tae, vi a Isabelle desinfectando una caja que iba a meter a la casa y ninguna señal de Tae (aunque pensándolo bien, no había una buena razón para que él fuera a verme, su casa estaba un poco... demasiado lejos de la mía).

- ¿Qué es eso? –pregunté por curiosidad y ella me sonrió apenada

- es que la olla de tu mamá se dañó –dijo y Nam se quejó desde la cocina por lo que lo miré con más curiosidad

- fue culpa mía, quería ver si se estaba cociendo bien la carne y la he dañado por accidente –dijo rascando su nuca evidentemente apenado

- la vamos a reemplazar, por favor no digas nada –dijo Isabelle abriendo la caja y yo asentí riendo bajito al imaginarme a Nam dañando la "indestructible" olla de mamá (que precisamente la había comprado por lo descuidado que podía llegar a ser mi papá y a veces también yo)

Los ayudé un poco en la cocina y luego nuevamente la puerta sonó, era obvio que mi amigo seguía llegando a mi mente porque creía fielmente en la idea de que él se preocupara tanto que me fuera a visitar, de ahí la razón por la que consideraba a Tae como el posible dueño de ese llamado en mi casa, pero nuevamente había fallado

- ¿Qué quemaste ahora Nam? –le preguntó Isa y yo los observé divertida desde el mesón de la cocina

Ambos disfrutaban de la compañía del otro, muchísimo y nunca me había tomado el tiempo de realmente verlos como una pareja, pero en ese momento me daba cuenta de que ambos se transformaban en personas diferentes a lo que yo acostumbraba a verlos, era como si se conocieran tan perfectamente que se sentían cómodos con las virtudes y errores del otro, me parecieron la pareja más cómica que había visto en mi vida y recordaba una parte del discurso de bodas de Nam "somos lo que más detestaba, pero no haría nada por cambiar este hermoso desastre" no podía haber escogido las mejores palabras.

Por los pensamientos que divagaban en mi mente empecé a pensar que como Isabelle me había dicho, era mejor dejarlos tranquilos en lugar de seguir deseando que las mil plagas de Egipto atacaran su relación, los quería demasiado y para mí ya era tiempo de crecer, decirle adiós a la niña que soñó con que algo así de intenso e interesante le ocurriera.

Debía cambiar realmente mi perspectiva del amor y más que todo debía empezar a valorarme como persona en lugar de dejarme en ridículo cada que podía.

- mira Liz, tu madre nos mandó esta comida –sonrió Isabelle entrando con paquetes de alimentos a la cocina- dijo que había descubierto que el supermercado podía hacer esas entregas

No es para Eliza® || KNJ | KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora