Capítulo 10: Tacto, Parte 2

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Cuando Wei WuXian abrió los ojos se sintió renovado. La pequeña conversación de la noche anterior con Lan WangJi le había dado seguridad sobre una cosa: no estaba solo. No tenía idea sobre los errores que había cometido en su vida pasada, a cuanta gente había herido, cómo lo había hecho y si es que se había arrepentido alguna vez, no lo sabía, y aunque sentía que eran hechos que en parte no estaban conectado con su tranquila vida en la montaña, los afectos que había enlazado en su vida anterior no le eran ajenos. A pesar de que algunos rostros fueran solo caras borrosas en sus sueños, había mucha gente en ellos a la que le tenía sano aprecio y sin conocerlos los extrañaba... pero aquel día despertó curiosamente optimista, como si la confusión tan persistente en su mente se hubiera quedado en silencio por un día.

Corrió fuera de su habitación a las ocho de la mañana, era más temprano de lo que solía despertar pero su emoción era visible en su energía. Desayunó, se bañó y se vistió con el uniforme que su maestra le había indicado solo utilizar en fechas o eventos especiales, y fue hasta la habitación de BaoShan para confirmar su permiso y dar aviso de su salida de la montaña, aunque sabía que si Mei Fen lo había sugerido es porque ya estaba autorizado. Dudó cuando estaba por golpear la puerta, pero finalmente lo hizo mientras se frotaba las manos de manera nerviosa. La puerta se abrió con un sonriente Shaymin detrás de ella.

- Que madrugador – le dijo mientras le indicaba con un gesto con su pequeña mano que podía pasar.

- ¿Tú que haces aquí? – lo miró extrañado. Shaymin era él más cercano a la maestra BaoShan pero nunca pensó que podía estar en su habitación tan cómodamente como lo hacía en las demás.

- Yo siempre desayuno aquí, pero despiertas demasiado tarde para saber que sucede en el día con los demás.

Wei WuXian asintió dándole la razón.

Al entrar a la habitación el aroma del lirio lo golpeó con cierta dulzura. BaoShan siempre recibía arreglos florales como obsequios de sus discípulos más pequeños, se podría decir que todos en la montaña le habían hecho alguna vez algún arreglo floral con gran esfuerzo para obsequiarle a la maestra, y usualmente eran sus flores favoritas, los lirios amarillos. Aunque Wei WuXian intuía que la verdadera razón de su favoritismo no era por la belleza y pureza de sus pétalos, sino por su significado en la alquimia, nadie podía decir que conocía muchos aspectos personales sobre BaoShan SanRen, pero era indudable para todos quienes compartían con ella que su inteligencia y perspicacia en cuanto a conocimientos inexplorados y difíciles a la lógica estaban muy por sobre la media.

Los colgantes en la habitación eran de distintos tipos de diamantes, la mayoría de estos eran trabajados por el propio Shaymin para conjuros de retención de energías poderosas. Existía el rumor entre los discípulos que si alguien rompía alguno de aquellos colgantes podría liberar alguna de las tantas bestias legendarias que había asesinado BaoShan en su vida como cultivadora, pero era probable que estos no hubieran sido utilizados, y que solo fueran objetos que la maestra guardaba como obsequios de su discípulo favorito sin más significado que uno meramente afectivo. La habitación estaba separada en un salón de estudio y uno de descanso más un cuarto extra de baño cubierto por una fina cortina color blanco. Wei WuXian se sentó junto a Shaymin en la mesita del estudio, el desayuno estaba servido pero la maestra no estaba.

- ¿Ya fuiste con Lan WangJi? – preguntó el niño mientras servía el té.

- No... No sé si ya estará despierto– respondió en voz buscando con la mirada a su maestra.

- Lo está, en GusuLan despiertan a las cinco.

- ¿¡A las cinco!? ¡Que crimen! – en cuanto terminó de hablar escuchó el ruido del agua caer - ¿La maestra se está bañando? – el niño asintió mientras le daba un sorbo a su té.

Intrínseco 「WangXian」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora