En ningún momento los ojos de Lan XiChen dejaron los de Jiang Cheng, ni siquiera cuando parecieron vaciarse de vida mientras caía hasta aterrizar en un par de brazos cálidos... demasiado cálidos, o es que simplemente él había comenzado a sentir demasiado frío.
Las cosas sucedieron demasiado rápido para los ojos de Lan XiChen, Jiang Cheng le mantuvo la mirada y pareció decir algo... sin embargo esas palabras no llegaron a sus oídos, los sonidos parecían lejanos y los parpados le pesaron. Jiang Cheng lo miraba con tanto miedo que Lan XiChen quiso tranquilizarlo, sin embargo no encontró su propia voz. Fue en aquel momento en que todo parecía apagarse lentamente en que una mano demasiada pequeña se posicionó sobre su frente y su pecho, el tacto le era ajeno casi por completo pero la voz del pequeño niño, resonó dentro de sus pensamientos.
"Tranquilo, todo estará bien, está no es una despedida. Sentirás frío y te dormirás por un momento pero solo será un momento."
Lan XiChen ni siquiera se sorprendió por poder escuchar al niño en sus pensamientos, simplemente pensó que debió haberse dedicado más tiempo a aprender de aquel inmortal... tal vez hubiese aprendido telepatía... pero ya era demasiado tarde.
Se preguntó, ¿Quién apoyaría a su hermano si él se iba? ¿Qué pasaría con su secta? Su tío estaría tremendamente dolido, su hermano probablemente se vería en la obligación de sustituirlo y tomar las responsabilidades, tal vez tendría que elegir entre toda su gente y el mismísimo Wei WuXian... Oh no, eso no sería bueno. El no debía morir, no aún al menos. No cuando quería disfrutar más de la suavidad oculta que le ofrecía Jiang Cheng, más de aquellas miradas cariñosas escondidas bajo largas pestañas un tanto hurañas. Lan XiChen no le temía a la muerte, pero definitivamente no quería morir. Aun así, perdió la inconsciencia en medio del frío.
Jiang Cheng también sentía frío, uno que parecía subirle desde el estómago hasta la garganta, no era la misma sensación agónica que vivió cuando vio su secta caer, no, esta vez se sintió más como una pequeña semilla de dolor que se plantaba profundamente para crecer periódicamente y congelar todo en tanto crecía.
¿Por qué la vida se ensañaba con él? ¡Había perdido a tantos! ¿Por qué ahora también a Lan XiChen? ¿Estaba maldito acaso? ¿Moriría cada uno de sus cercanos? Observó como el pequeño Shaymin movía sus manos en un extraño símbolo sobre el pecho de Lan XiChen. Un momento atrás él que parecía ser un pequeño infante lo había empujado con tanta fuerza que casi lo hizo caer, luego se había dedicado a dibujar extraños símbolos sobre la piel de Lan XiChen, le tomó un poco volver a sus sentidos y entender lo que estaban conversando el niño y Wei WuXian.
- ¿Cuánto tiempo puedes atar su alma a su cuerpo de esta manera?
- Cerca de una hora, pero nada garantiza que él no decida marcharse antes, entonces el sello se romperá.
- ¿Qué? ¿No hay garantías? – preguntó Jiang Cheng, involucrándose en la conversación por primera vez. El niño le miró con el ceño fruncido.
- Ningún sello de almas puede mantenerse en contra de la voluntad de ellas, al menos no el tipo de sello que se utiliza en vivos... o casi muertos. Tenemos que salir de aquí cuanto antes. – La mirada de Shaymin se dirigió a Jin GuangYao y Jiang Cheng volteó a mirarlo por primera vez desde que la flecha había atravesado a Lan XiChen.
Jin GuangYao tenía el arco en la mano izquierda, su cuerpo temblaba por completo mientras balbuceaba en susurros. Parecía querer verificar el estado de Lan XiChen, sin embargo en tanto avanzaba un paso volvía a dar dos atrás. A Jiang Cheng le tomó un poco de tiempo entender que él había lanzado la flecha, pero una vez que lo hizo su miedo y rencor con los dioses fue reemplazado con una furia cegadora.
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Intrínseco 「WangXian」
Ciencia FicciónLas palabras de un despreocupado adolescente salvan el alma del Patriarca Yiling y la llevan a reencarnar hasta la montaña de la inmortal BaoShan SanRen. Su vida es resguardada por la seguridad de la alejada secta cuya ubicación es desconocida para...