Más que Amigos (10°SAI)

Epílogo.

Ethan.

Me era casi inevitable no observarla,  mi vista estaba perdida en ella mientras se dividía para darle de comer a nuestros hijos, uno más demandante que otro, claramente son Salvatore desde su nacimiento.

Hace seis meses habían llegado a nuestra vida nuestros mellizos, una niña y un niño, Camille y Renzo definitivamente cambiaron por completo mi vida.

Ellos dos, Noah y Elizabeth son mi total debilidad.

- Buenas noches - digo entrando a la cocina.

- Amor - murmura Beth al verme.

Los niños comienzan a balbucear algo al verme y estirar sus brazos para que los tome entre mis brazos, dejando mis cosas de lado y después de lavarme las manos, los tomo a cada uno y Camí es la primera en apoyarse sobre mi hombro mimosa mientras que Ren apoya su boca en mi mejilla babeandome.

- Ya que estás en casa voy a darme una ducha y después cenamos - dice rápidamente tirándome un beso.

Ella había dejado momentáneamente de trabajar para cuidar a nuestros hijos, me dijo que quería estar el primer año de ellos enfocada en cada una de sus etapas y luego volvería a ejercer su amaba profesión.

- ¿Qué tal se han portado? - les digo a mis hijos.

Solo recibo balbuceos de su parte, solo tienen seis meses y como le dice mi padre son unos traviesos demonios.

Camille es la más revoltosa, tiene un carácter bastante peculiar y me debo mentalizar que está niña me dará muchos dolores de cabeza dentro de unos largos años.
Renzo es más tranquilo pero un poco más demandante, súper pegado a su madre y no voy a negar también tiene un carácter complicado.

Nadie podía negar que eran mis hijos, no solo se parecían a mí sino que habían heredado el hermoso genio de los Salvatore.

Nunca pensé que ser padre me cambiaría la vida, con Noah fue diferente porque habiamos pasado muchas cosas malas cuando era bebé hasta que un día después de un larguísimo tratamiento y la ayuda de Dante habíamos vencido el cáncer.
Ahora con los mellis estoy aprendiendo otras cosas, ellos son especiales para todos.

Vinieron al mundo a traernos más alegría y felicidad.

Decido ir a ver a Noah con sus hermanos, al entrar a la habitación mi hijo de ahora doce años  que se encontraba muy concentrado haciendo sus tareas. Debo reconocer que crecen muy rápidos y que hay de disfrutarlos por completo en cada una de sus etapas.

- Buenas noches - digo llamando su atención.

- Hola papá - me saluda cerrando su libro, Renzo le tira sus brazos y no duda en tomarlo.

Él es un maravilloso gran hermano mayor.

- ¿Mucha tarea? - le pregunto con curiosidad.

- Demasiada, se acerca el final de las clases y son más exigentes - responde encogiendo sus hombros.

- ¿Y esto? - consulto divertido al ver un dibujo.

- La niña está Katherine Meitzner me dió esto a la salida del colegio - dice rodando sus ojos.

- ¿Esa niña no tiene la mitad de tu edad? -

- Tiene seis y dice que será mi novia - gruñe. - ¡Niña loca! - agrega molesto.

Suelto una risa a la cual mis hijos más pequeños me imitan, si Lorenzo supiera lo que hace su niña se volverá loco pero no pienso decir nada además debo proteger a mi hijo de esos locos mafiosos alemanes, quien sabe que pasará en el futuro.

- ¡La cena está lista! - se escucha la voz de Beth.

¿Cómo lo hace esta mujer?

Yo apenas puedo con los niños y ella ya estaba bañada, cambiada y con la cena lista para todos, siempre debe valorarse el trabajo de una madre en una casa, esa son palabras muy sabías que una vez me había dicho mi padre, tenía toda la razón del mundo y  mi esposa tiene mi total admiración.

Acomodo a los niños en sus respectivas sillas y me siento enfrente de mi amada esposa que sonreía mientras nos servía nuestra cena a cada uno.

Tengo mucha suerte de tenerla en mi vida.

No podía quitar mis ojos de ella, tan hermosa como siempre.

¿Quién lo diría?

Nuestra amistad siempre fue mucho más y ahora lo confirmaba observando a Elizabeth rodeada de nuestros hijos, de nuestra hermosa y maravillosa familia que formamos juntos.

Definitivamente amaba mi vida.