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Narra Áxel

El coche se aleja. Todos nos quedamos en silencio, mirando como aquel que habia venido como un héroe, se va como un Dios.

Si, un Dios.

Dar tu vida a cambio de otra es el mayor acto de valentía que puedes hacer en toda tu existencia.

-Áxel tenemos que ir al hospital- escucho que dice Tyler e inmediatamente va a abrazar a Rebeca, dejando a la mujer que dice ser mi madre recostada en el suelo.

Entre todos la levantamos y la llevamos al coche. La tumbamos en los asientos de atrás con la cabeza recostada en las piernas de Rebeca y comienzo a conducir con Tyler a mi lado.

Voy lo más rápido que puedo y al llegar, unas enfermeras salen con una camilla al ver a la mujer inconsciente en nuestros brazos.
Nos piden un resumen de lo ocurrido y tras contárselo la meten en urgencias.

Me siento en la primera silla vacía que veo.
Rebeca comienza a llorar sin emitir sonido.
Dicen que esos llantos son los peores.

Tyler se acerca y se sienta entre Rebeca y yo.

-¿Es verdad? - le pregunto a Tyler con la mirada perdida. No distingo lo real de lo ficticio.
Noto cómo me mira.

-Si- contesta tras un rato de silencio
Suspiro

-¿Cómo puede ser?

No me cuadran las cosas. Es que no puedo.

-Soy informático Áxel, sé encontrar a las personas por muy escondidas que estén - pone su mano en mi hombro.

-Pero es imposible, yo la vi morir junto a mi padre- susurro mirándolo y se me escapa una lágrima. La limpio enseguida.

-No me corresponde a mi contestarte a eso- responde y se levanta.
Entiendo qué quiere decir.

Quiero creer que es ella, tiene sus mismos rasgos, pero hay algo que lo impide.

Mis recuerdos

Flashback

- ¿Y tu hermano? - pregunta mi madre preocupada tras entrar bruscamente a mi habitación.

Sigo mirando mi teléfono. La gente de hoy en día no tiene nada más interesante que hacer que colgar su vida en internet sin saber que a los demas no les importa.
Al menos a mi.

-Ya sabes donde está - contesto y dejo el movil en la cama.

-¿Otra vez? - pregunta y noto cansancio en su expresión.
Asiento

-He intentado convencerlo, pero sabes que es indomable- me levanto de la cama y voy hasta ella.

-¿Hace cuánto se ha ido? - pregunta mi padre entrando a la habitación y uniéndose a la conversación.

-Harán dos horas o tres- digo intentando calcular lo más aproximado posible.

Ambos salen de mi habitación y cierran la puerta. Después de unos minutos escucho su conversación, la cual ha subido de tono más de lo normal.
Genial Sagunto, has creado otra discusión más.
Harto de escucharlos, me pongo los auriculares y cierro los ojos.

Me zanganean. Abro los ojos de golpe. Mi madre.

-Levántate, date prisa- dice y saca una maleta de arriba de mi armario. Comienza a llenarla de ropa y yo no salgo de mi asombro.

-¿Qué ocurre? - pregunto frotándome los ojos.

-Tenemos que irnos- responde exaltada.

Me pongo manos a la obra.
El día que tanto temía ha llegado.

Cierro la maleta y junto a mi madre bajamos rápidamente las escaleras. Mi padre ya está esperándonos con otras dos maletas.

Una, dos, tres... ¿Y la de Sagunto?

-Sagunto no vendrá - me dice mi padre al advertir mi cara de sorpresa.

¿Qué ha hecho esta vez?

Vamos al garage y colovamos todo lo que podemos en el maletero.
¿De verdad que no vamos a volver?

No te hagas el sorprendido, sabías que ocurriría

Nos subimos al coche dispuestos a irnos.

-Me he olvidado su foto- dice mi madre antes de salir disparada del asiento del copiloto a casa otra vez.

-¡Susan! - grita mi padre y sale tras ella.

¿Y yo que hago?

Salgo del coche también rápidamente y entro a casa.

Escucho un estruendo en el garage en ese entonces. Bloqueo la puerta que da a la entrada de la casa con lo primero que encuentro. Una silla y un sofá.
Mierda.

-Ya están aquí - susurra mi padre.

Mi madre se detiene en seco. Me mira.

-Ven- me llama y me coge del brazo brúscamente. Nos dirigimos hacia la parte trasera de la casa.
Salimos y me lleva hacia unos matorrales.
Entonces entiendo que pretende hacer.

-No- grito mientras me suelto.

-Por favor- susurra ella con lágrimas en los ojos -Hemos perdido a Sagunto, no vamos a perderte a ti también - añade.

¿Qué? ¿Ha muerto?

Me escondo al fin detrás de esos matorrales mientras ella vuelve a entrar adentro.
Yo, inmóvil detrás de esta maleza y mis padres arriesgando su vida.
No, me niego.

Salgo rápidamente de los matorrales y voy hacia la casa.

No vayas

Me detengo. Miro hacia todos lados en busca de un lugar donde se pueda ver el interior de la casa.

¿Sin nada?

Mierda. El revólver.

Voy hacia la parte clave de toda esta porción de tierra y comienzo a escarbar. Aquí está.
La saco y corro por detrás de los matorrales hasta el jardín delantero y allí me quedo observando.

Mi padre y mi madre tratan de hablar con cuatro hombres armados y encapuchados hasta las trancas.
Por el uniforme me doy cuenta de que son de la banda de mi hermano.
Joder Sagunto.

Dos de los hombres los apuntan con la pistola.
Mi corazon se acelera y late con fuerza.
No, por favor. Cierro los ojos. Apunto.

Escucho un disparo y me sorprendo al ver que viene de mi revólver.
Un hombre se desploma en el suelo. Los otros tres se alarman al igual que mis padres los cuales se llevan las manos a ma cabeza y se agachan.

-¡Qué ha sido eso! - grita uno agachándose con su compañero.
La sangre inunda el salón de mi casa.
Vuelvo a apuntar y le doy al hombre que se agachó.

En ese instante uno de los dos que quedan en pie disparan.

-Papá- susurro. Él cae desplomado al suelo, igual que al primero que disparé.

Joder.

Mi madre se agacha junto a él y lo abraza llorando.

Inmediatamente disparo a los otros dos hombres pero justo cuando le doy al ultimo, este dispara a mi madre, quien cae al suelo junto a mi padre.

Mierda.

𝓟𝓻𝓸𝓶𝓮𝓽𝓸 𝓪𝓶𝓪𝓻𝓽𝓮 𝓼𝓲𝓮𝓶𝓹𝓻𝓮 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora